Dardo Tórtul, padre de 4 hijos"Importa la caricia, pero también importa el límite""En realidad la pérdida de mi primera esposa fue un golpe terrible, que me marcó para toda la vida. Tuve una etapa que podría llamar de incertidumbre porque no sabía cómo iba a ser el futuro. Siempre me gustó ocuparme de mi familia, soy bastante casero y compartía y comparto la crianza de mis hijos. Laura tenía un papel protagónico importante en la vida de la familia, como lo tiene ahora Paola, pero cuando Laura murió, los chicos eran muy chicos y esa etapa de incertidumbre no me dejaba ver bien el futuro. Tenía más certidumbre laboral, que personal. Y de pronto tenía que vivir dos situaciones muy diferentes, como por ejemplo resolver una causa penal en tribunales y enseguida ir a casa a preparar una fiesta de cumpleaños, cubrir todos los flancos. Por suerte rehíce mi vida y me volví a casar, y tengo dos hermosos hijos de este matrimonio, una nena y un varón. La llegada de los dos chiquitos sirvió para "cerrar filas", empezar a caminar como familia; ya somos 6.Los padres en la actualidad comparten más las tareas del hogar y eso a mí me gusta, lo vivo bien. El hogar necesita el aporte económico de los dos y eso hace que los varones nos comprometamos con la casa, con los chicos. En mi experiencia matrimonial, en sus diferentes etapas, eso ha estado muy presente, y no puedo llamarlo trabajo, porque para mí es un placer.De la experiencia familiar lo que me resulta más difícil es cuando uno tiene que afrontar situaciones que vienen del exterior de la familia, llámase una enfermedad, una agresión, y en esos casos siempre nos hemos mantenido unidos, en ese lugar donde hay una contención y un apoyo incondicional. Ya no somos 3, somos 6 y me parece muy lindo.Además hay otra cosa que nos pasa a los padres que no somos nacidos en esta ciudad, como es el caso de Paola y mío, pero que nos sentimos de esta ciudad, somos unos agradecidos de Gualeguay, que es el tema de la ausencia de abuelos. El abuelo hoy juega un rol importante. Los padres somos los que ponemos los límites, pero los abuelos ponen otro ingrediente importante a la relación familiar, en la emocional. Pero nos ha tocado vivir lejos de nuestros padres, en consonancia con este fenómeno de que los hijos parten hacia otros destinos, y si bien estamos más comunicados tecnológicamente, estamos más lejos físicamente. Una cosa importante de rehacer mi vida es que mi actual esposa ha tomado a mis dos hijos de mi anterior matrimonio como propios. Ella siempre dice que "el cariño es una construcción", y no es una construcción que se terminó, todos los días hay que seguir construyendo ese cariño. Importa la caricia, pero también importa el límite, y eso significa "vos me importás, y como me importás te corrijo, te pongo este límite". El límite es afecto. El sí no tiene sentido si no está el no. Y a eso a la larga lo valoran los hijos."Guillermo Olivera, padre de 6 hijos"Que nuestros seis hijos tengan valores trascendentes, es lo mejor que podemos aportar""Nosotros somos 11 hermanos, 7 mujeres y 4 varones cercanos en edad ya que prácticamente no llevamos 2 años. Mi papá vive, tiene 87 años. La relación con él fue un poco más distante de lo que es ahora en una familia, era otra época, éramos muchos y tenía que dedicarse a todos. Igualmente lo sentí muy cercano, me facilitó mucho la vida, pude estudiar una carrera universitaria sin tener necesidad de trabajar; se ocupó mucho de mí y de mis hermanos. Nuestra familia siempre fue muy unida, nos sentimos contenidos, muy buena relación entre hermanos, y considero en eso mis padres tuvieron mucho que ver.Mi papá era y es mi papá. Como algo especial, de afecto, recuerdo que en mi casa había 2 autos y dentro de los once hermanos, yo era uno de los pocos que manejaba el auto. Me decía: "Tenés que salir, tomá las llaves", y eso que no era el mayor, soy el 5° de los hermanos, estoy en el "pelotón" del medio, sin embargo tuve ese privilegio de que el auto estaba en mis manos y no en las de otro hermano. Yo estudié Ingeniería como él, y creo que para él fue importante, y aparte llevo su nombre, se llama Guillermo Olivera igual que yo. Mi hermano mayor lleva el nombre de mi abuelo.Después elegí ser padre. Con Bibiana tuvimos un noviazgo que quizá hoy los chicos denominarían "a la antigua". Toda mi familia tiene una formación muy tradicional, de la cual estoy muy contento y traté de transmitirlo a mis hijos porque considero que es la forma de vivir bien. En esa formación tradicional, con Bibiana primero fuimos amigos, después nos pusimos de novio, y nos casamos; ella tenía 22 años y yo 26. Llegamos al matrimonio con la firme convicción de formar una familia y los hijos vinieron porque así lo queríamos. Sin duda tampoco planificamos tener 6 hijos, pero vinieron como fruto de una relación estable, querida, comprometida. Tenemos 3 mujeres y 3 varones: Fernando, Guillermina, Federico, Esteban, Margarita, y, 15 años después, Catalina.Nos contó mucho, pero por suerte todo lo hacemos en común; los dos tenemos esa formación, tal vez sea por eso que estamos juntos. La educación de los chicos fue de los dos, y siempre nos resultó difícil porque nosotros elegimos el camino y no es el que está siguiendo hoy, en general, la cultura en el mundo. Evidentemente es difícil ir a contramano en muchas cosas; creo que a nosotros nos costó, pero considero que más les costó a los chicos porque muchas veces no podían hacer cosas que "todo el mundo las hace". Cuando son chiquitos los persuadís cerrando la puerta, pero cuando son más grandes, es cuestión de que ellos elijan y eso requiere mucho diálogo.Hoy estoy muy contento porque creo que los chicos entendieron el proyecto que nos trazamos y empiezan a compartir. No todos son iguales, cada uno tiene su personalidad, pero en general comparten esta idea básica.La llegada de Catalina, después de 15 años, fue dificilísima. Ya habíamos empezado a quedarnos solos; los más grandes se habían ido a estudiar, Margarita ya tenía 15 años. Habíamos empezado a hacer cosas más independientes y Catalina nos hizo volver todo para atrás. Me acuerdo que cuando me confirmaron el embarazo no podía creer la noticia que me estaban dando; después reaccionamos. Hoy Catalina ya tiene 6 años y es una personita espectacular. Cuando ella nació yo tenía 50 años y pasear por el living con Catalina en brazos para que se durmiera era difícil.Los otros chicos fueron todos muy seguimos; llegamos a tener 3 a la vez con pañales, éramos jóvenes, y lo vivíamos con total naturalidad; los chicos empezaban a cuidarse entre ellos. La llegada de Catalina fue totalmente distinta; todos los hermanos la aceptaron muy bien y oficiaron de papás junto con nosotros. Fue distinto y muy lindo, a la vez, pero para Catalina es una vida un poco sola, con papás mayores y sin hermanos pares.Después la vida nos quiso dar un nieto que tiene 4 años de diferencia con Catalina; ella lo quiere mucho y entiende que es la tía. Igual, pese a que los chicos mayores no viven en Gualeguay, catalina mantiene con sus hermanos una relación espectacular porque no sólo es natural, sino que los chicos se han propuesto una relación así. Cuando sus hermanos están en casa, juegan, se pelean; una relación de hermanos muy linda.Nosotros tenemos una concepción de vida cristina que marca nuestros pasos y con Bibiana siempre nos propusimos que nuestros hijos sean personas de bien; lo más importante que puede hacer un papá es que sus hijos colaboren en este mundo para disfrutar, ser felices, pero preparándose para la otra vida, que considero que es la vida de verdad. Puedo ser un profesional exitoso, puedo tener un cargo importante, pero lo que se hace en la casa con sus hijos es lo más importante en la vida. Si nosotros conseguimos con Bibiana que nuestros seis hijos tengan valores trascendentes, es lo mejor que podemos aportar y es para mí lo que más me moviliza como padre."