Razón crítica
Política y tecnología
La cuestión de la tecnología ha estado siempre presente en la reflexión sobre los modos de organización política. Sin embargo, cobra en la actualidad una centralidad inédita.
Por un lado, la velocidad y radicalidad de la innovación tecnológica produce la impresión de posibilitar soluciones a los problemas que aquejan hoy a gran parte de la humanidad: salud, pobreza, desigualdad. Por otro lado, estos últimos parecen agudizarse cada vez más o, al menos, no disminuir al ritmo esperado a partir del aumento de nuestra capacidad técnica. Esto relativiza la ilusión de una resolución técnica de los problemas políticos y sociales (Fuente: www.teseopress.com https://www.teseopress.com/parlamentofuturo/part/politica-y-tecnologia/).
Muchos son los tópicos que han estado y están en la agenda pública a la hora de hablar de tecnología y política: reconocimiento facial, voto electrónico, ChatGPT, entre otros). De todas formas, son menos las resoluciones y respuestas que éstas brindan a las contingencias sociales que las inquietudes que despiertan. En este sentido, cabe un interrogante fundamental: ¿Cómo es la relación entre política y tecnología? ¿Qué función cumple esta última en la administración del Estado? ¿La tecnología es el elemento clave para resolver los problemas de la ciudadanía?.
Muchas veces se pierde de vista que los avances y descubrimientos en la técnica no son neutrales. Es decir, no son novedades que surgen de un repollo. Cada vez que la tecnología se desarrolla hay intereses económicos y corporativos como, también, circunstancias y contextos que posibilitan ese mencionado avance. En esta línea debe quedar en claro una cuestión sumamente importante: a la tecnología la configura el hombre, con todo lo que ello implica. Se pueden estructurar un número infinito de algoritmos y fórmulas en el entorno digital. Sin embargo, al final de cuentas, a la técnica la genera y la aplica el ser humano. A partir de esto último, surge una arista que puede servir para tejer y comprender la relación entre política y tecnología: la primera es una práctica, la segunda, como hemos expresado, se refiere a la técnica. Así, ambas son una práctica y una técnica hecha por el hombre para ser empleada también por éste.
Del último párrafo se desprende que el ser humano está por encima de todas estas cuestiones. La tecnología es un conjunto de herramientas que puede solucionar muchos asuntos que la política necesita resolver, de todas formas no es la llave maestra para todo. Siempre la punta de lanza es la política como praxis para transformar la realidad de las personas, si ésta falla en su desarrollo, en su gestión y en su ética, no hay instrumento que la pueda ayudar, ni siquiera la tecnología.
Cada vez que aparezca un administrador del Estado o funcionario público con alguna novedosa técnica como la solución a todos los problemas, es fundamental que como ciudadanía políticamente comprometida, dudemos al respecto. Importa menos la técnica que las maneras en cómo se legislará, se gestionará y se implementará. La tecnología por sí sola no resuelve nada.
En fin, la relación entre política y tecnología es simbiótica pero no equivalente. Es decir, que no hay equilibrio entre ambas. La política como práctica social es siempre más importante al momento de implementar las nuevas técnicas que pudiesen aparecer.
Julián Lazo Stegeman