Nacido en Gualeguay
Un corazón para Max: un niño lujanense en emergencia nacional
Tiene 6 años y vive en la localidad de Olivera. Necesita un trasplante de corazón ya que sufre miocardiopatía restrictiva, que no tiene cura.
Máximo Benjamín Ferreyra Zárate tiene 6 años, vive en la localidad de Olivera y se encuentra en emergencia nacional a la espera de un trasplante de corazón que le permita seguir viviendo, ya que padece miocardiopatía restrictiva, que no tiene cura.
El diagnóstico se produjo cuando el niño tenía 5 años y 9 meses. “Hasta ese momento, era un nene totalmente normal”, contó su mamá Dana a EL CIVISMO Digital. Sin embargo, en un control pediátrico por mocos, el médico ordenó una placa “para saber si tenía mocos en los pulmones. Resulta que tenía un poco de mocos pero también los doctores vieron una anomalía en su corazón este era más grande de lo normal”.
“Ya con ese diagnóstico, nos derivaron a hacer un ecocardiograma. Ya con este resultado fuimos al Hospital de Pediatría Garrahan y a la segunda consulta lo diagnosticaron con miocardiopatía restrictiva, una enfermedad en su corazón muy avanzada y muy progresiva”, detalló la mamá. En tal sentido, contó que “se nos cayó el mundo cuando nos dieron la noticia de que Max, para seguir viviendo, necesita ser trasplantado. Nuestra vida ha cambiado por completo”.
Hace cinco semanas, el niño nacido en Gualeguay que hace tres años vive en nuestra ciudad, entró en emergencia nacional. “No bajamos los brazos y seguimos pidiendo todos por favor por Max, para que llegue ese donante con su corazoncito”, agregó.
Además, Dana remarcó que es necesario que “hablemos de donación pediátrica de órganos. Hagamos entre todos un mundo donante y más empático porque donar órganos es dar vida, salva vidas. Los órganos no van al cielo”.
En la Argentina, la donación de órganos tuvo un punto de inflexión en 2018 cuando se sancionó la Ley Justina, que convirtió a todas las personas mayores de edad en donantes, salvo que expresen su voluntad contraria. Sin embargo, ese cambio no alcanzó a las donaciones pediátricas, que siguen requiriendo de la autorización de un adulto para concretarse. El año pasado, había más de 200 menores esperando un trasplante, según datos de la Sociedad Argentina de Trasplantes. Además, las autoridades alertaron que el número de donantes pediátricos -en parte gracias al avance de los tratamientos para combatir cuadros graves- está disminuyendo.