Retratos íntimos
Retratos íntimos: Fabiana Heinrich. Bioquímica. Referente epidemiológica de la ciudad.
Durante toda mi vida me he dedicado a lo que más me gusta que es trabajar para la salud pública.
Yo nací en Gualeguaychú pero vinimos con mi familia a Gualeguay cuando yo tenía 12 o 13 años, asi que a esta altura de mi vida ya puedo decir que soy gualeya. He pasado casi toda mi vida en esta ciudad debido a que si bien hice la primaria en Gualeguaychú, cuando arranqué el secundario nos mudamos acá a Gualeguay.
Cuando iba al secundario y empecé a estudiar materias ligadas a la biología o la química, ahí me comenzó a despertar el interés por la bioquímica, aplicada a la salud. Siempre me gustó el tema de la salud pública, asi que cuando terminé el secundario ya estaba totalmente decidida y me fui a estudiar esta profesión. Si bien arranqué con mi formación en La Plata, la carrera en aquella universidad estaba más ligada a la investigación. Dado que a mi me interesaba más la salud pública, el trabajo en los hospitales y el contacto con los pacientes, es que decidí, junto a otros compañeros de aquel momento interesados en lo mismo que yo, a continuar con mis estudios en la Universidad de Buenos Aires.
Cuando volví para Gualeguay luego de terminar mis estudios y realizar concurrencias en un hospital de Buenos Aires, lo primero que quise hacer fue trabajar en el Hospital San Antonio.
Cuando retorné a Gualeguay en 1990 el hospital, como todos los hospitales públicos, estaba mal. Siempre uno espera que estén mejor, que haya más inversión. Pero bueno, uno desde su lugar hace lo que puede con lo que tiene. Mi forma de ser no es ponerme en una postura de que si no tengo lo que hay que tener no trabajo. Uno labura con lo que posee a mano y se adapta a la situación del lugar en el cual le toca estar. La realidad es que estando adentro es cuando podés empezar a sugerir, a pedir, a provocar algún tipo de cambio. Siempre tengo la intención de que todo mejore aunque no dependa únicamente de mí. Todo el tiempo se puede hacer mucho en el hospital público. Siempre hay mucha gente que necesita de estos hospitales dado que son la única opción que tienen. Para eso estamos los profesionales que trabajamos allí.
La pasión es una motivación diaria para hacer lo que hago. Yo tengo la camiseta puesta del hospital público. Siempre me gustó trabajar ahí. Hago todo lo que puedo y más. Trato siempre de resolver los problemas de la gente en tanto se pueda. Todo el tiempo con la intención de mejorar las cosas para la gente que trabaja en el hospital como para aquella que lo utiliza, que es cada vez más.
Yo nunca participé en política. Si bien uno forma parte de una política de salud, nunca estuve ligada a política partidaria. Uno, estando en un lugar que es estatal como el hospital, intenta a través de los directores o de quien corresponda ponerse en contacto con la parte política para solicitar cosas que necesita el hospital o para mejorar algo. A mi no me complica para nada si tal o cual gobierno está en el poder dado que yo no tengo identificación partidaria con ninguno para poder pedir algo o no, para nada. Siempre he trabajado de la misma manera y he intentando conseguir lo que se ha podido más allá de los gobiernos de turno. De hecho no me interesaría estar en ninguna posición política más allá de la salud. A mi me gusta el trabajo de trinchera, que es lo que yo sé y nada más.
Yo estudié epidemiología que es una rama de la salud que siempre me gustó mucho y a raíz de este trabajo comencé a formarme y a trabajar de eso. Es desde el Ministerio de la provincia que a mi me dan el cargo de referente de epidemiología del departamento. Así que todo lo que tenga que ver con campañas, campañas de vacunación, con enfermedades raras o con patologías que tenés que salir a buscar contactos o lo que fuera, ahí ando yo en esa actividades.
Lo que ocurrió con la pandemia fue tremendo. En Gualeguay tuvimos el primer caso de Covid de la provincia. Desde el Ministerio de Salud de la Nación me avisan que había un paciente de Gualeguay que había dado positivo del virus. Hasta ese momento, los casos positivos los veíamos por los medios en Estados Unidos, México o Brasil, entre otros. Al principio no parecía grave, parecía que ya iba a pasar. Pero después cada vez lo teníamos más cerca, vino la avalancha de gente infectada y bueno, había que estar y había que ponerle el cuerpo. A mi me tocó toda la parte de los hisopados y de los diagnósticos. Fue todo muy angustiante. Lo tremendo, fundamentalmente, fue cuando comenzamos a tener casos graves. Los médicos estaban desorientados dado que era una patología nueva y aparecían continuamente noticias nuevas de lo que había que hacer. A su vez, este personal de salud se empezaba a contagiar. La verdad que hay que sacarse el sombrero con todos los profesionales de la salud que trabajaron durante ese momento tan duro. Más aún en un pueblo chico, donde nos conocemos todos y seguramente a cada internado que aparecía, muy posiblemente lo conocías. Pese al difícil momento había que seguir porque la gente seguía llegando. Además, quitando la parte de salud, uno veía en la ciudad que la gente no podía trabajar, los negocios cerrados, en realidad lo que pasó en todo el país pero cuando uno lo vive en su pueblo, en carne propia, pega más duro.
Durante el momento más difícil de la pandemia no lloré porque no soy de llorar y suelo guardarme las cosas, pero una vez que pasó, me comenzó a suceder de todo: dolores de acá, dolores de allá, contracturas. Miles de problemas relacionados al afloje luego de haber pasado tanto tiempo bajo tensión. Aparte yo tuve el Covid en mi casa, se contagió mi marido y lo tuve 18 días internado en Buenos Aires y no podía ir a verlo. La realidad es que eso me mató, fue tremendo. Pero bueno, se recuperó y acá estamos por suerte.
La pandemia demostró todas las carencias que tiene el sistema de salud nacional. Algo que yo siempre digo, sin importar el gobierno de turno, es que no tuvimos tantos problemas en cuanto a reactivos, equipos de protección y demás, sino que siempre el punto débil es el personal. Nunca hay plata para agregar más personal. Éste es fundamental, la gente que trabaja es fundamental en una institución de salud. Así que en ese aspecto es lo que yo noto que siempre está faltando. O si no falta gente, hay trabajadores que no les pagan. El Estado piensa que uno puede hacer el trabajo gratis porque solamente te corresponde y mucha gente por el entusiasmo o la necesidad lo termina realizando pero no debe ser así. En ese aspecto sigo viendo que el punto crítico es la falta de personal bien remunerado, para la pandemia o para lo que sea.
Estoy feliz en el lugar que se encuentra mi vida actualmente. Me siento realizada tanto en lo personal como en lo laboral. Creo que he hecho las cosas para estar bien, para estar conforme con la vida que me ha tocado o, mejor dicho, con la vida que elegí porque la vida no te toca sino que la elegís.