ESPECTACULOS
Murió a los 80 años Yaco Monti, figura de la canción melódica y leyenda de San Luis
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Nació en Villa Mercedes, ancló en Palermo y alcanzó el éxito en la edad de oro de los festivales del género. Su voz y sus melodías acompañaron a innumerables historias de amor
En las últimas horas del jueves, la música argentina quedó enlutada por la muerte de Yaco Monti, el recordado cantante y actor nacido en Villa Mercedes, San Luis, tras batallar con una dura enfermedad en Buenos Aires. El eco de su voz melódica, capaz de emocionar a generaciones, aún vibra entre quienes lo escucharon transformarse en mito.
El intérprete supo hacerse dueño de los escenarios desde los años 60, cuando su repertorio cruzaba límites entre la balada romántica y el folclore cuyano. Nadie olvida aquellos versos de "Siempre te recordaré", la canción que grabó a fuego su nombre en la fama nacional. Luego llegaron otros himnos, como "Volveré a San Luis" y "Un dolor de adiós", que lo consagraron en todo el mapa de la música argentina y lo llevaron al éxito internacional.
Pero la huella de este artista no se limitó a la música. Yaco brilló en el cine argentino; dejó su impronta en películas como Escala musical (1966), compartiendo pantalla con Osvaldo Miranda y Beatriz Taibo, entre otros; y Escándalo en la familia (1967), donde participaron figuras como Niní Marshall.
El legado de Monti también se expandió al componer para otros grandes: Leonardo Favio, Los Galos, Los Pulpos y la mexicana Imelda Miller fueron algunos de los que supieron de su talento, lo que terminó por crear lazos que tejieron la historia de la música romántica en toda América Latina.
Nacido el 18 de diciembre de 1944 en Mercedes, San Luis, bajo el nombre de Julio César Eugenio, su padre, custodio severo del futuro, le enseñó a tocar la guitarra, aunque sin permitirle dejar sus estudios. “Se podía ser maestro o estudiar en la Fuerza Aérea. Maestro no quería ser. Me gustaban las motos, así que fui a la escuela militar”, relataría sobre esos primeros años.
Eligió el apodo “Yaco” por Yacomo, nombre que encontró en la biblia, y “Monti” por el apellido de su madre. La combinación, años después, le daría la razón.
Se graduó de electricista en aviación y partió hacia Buenos Aires. Fue entonces que su vida cambió, tal como lo contó en Radio Nacional: “Yo estaba trabajando en Palermo con un tío en Bonpland y Charcas, lo ayudaba en una fiambrería. Iba a una cantina enfrente que se llamaba La taberna de Julio, y de vez en cuando me hacían cantar. Un día un señor me escuchó y me preguntó si el tema era mío, y que me presentara en Uruguay porque habría un concurso y que podía ganarlo. La cuestión rd que me metí en un barco, llegué, gané y cuando volví estaba Pipo Mancera esperándome”.
El destino lo llevó, en 1966, hasta el Festival Internacional de la Canción Parque del Plata en Uruguay. En el escenario, Yaco cantó “Siempre te recordaré” (reconocida también como Qué tienen tus ojos) y, en la mitad de la interpretación, el público lo ovacionó con tanta fuerza que se anunció su victoria. Ese aplauso le concedió una oportunidad: ser convocado por Emi Odeon. Así grabó su primer disco, cuyas ventas cruzaron fronteras, conquistando América y Europa.
“Yo ya había perdido las esperanzas, me habían rechazado de todas las compañías. Pero el destino es así, a la que nunca había ido es a Odeon. En 24 horas cambió mi vida”, rememoró.
No faltaron colaboraciones con grandes compositores como el chileno Luis Bahamonde y el argentino Eddie Sierra. En 1969, Yaco Monti viajó a París para grabar un LP doble junto al célebre director de orquesta francés Frank Pourcell; una experiencia que amplió su universo artístico y lo vinculó con la música europea.
En el ámbito familiar, fue padre de tres hijos, dos de los cuales heredaron la pasión: Facundo, cantante y compositor, autor de “‘Cuando tú me quieras”; y Jonathan, cantante y bajista del Bahiano. La rueda de la música no se detuvo en sus manos.
El jueves, la noticia se deslizó en sus redes oficiales: una foto en blanco y negro y un texto sencillo, desgarrador. “Con una pena inmensa tengo que anunciar la partida de mi padre. ¡Se va el más grande! Padre, hermano y amigo, hasta siempre, viejo querido”. Así lo despidieron. Así lo llora la tierra puntana que lo vio nacer.