Bienestar y Salud
Adicciones y la familia -Por Psic. Natalia Matorra
Un trastorno del consumo de sustancias TUS es una enfermedad del cerebro, con alta heredabilidad, que se inicia a edades cada vez más tempranas y no hace distingo de clase social. Hoy por hoy los adolescentes están atravesados por la naturalización que se hace del consumo de sustancias. ¡MUY GRAVE!
Sabemos que las adicciones producen cambios neurobiológicos por consecuencia psicológico y conductual caracterizado por la pérdida de control sobre una conducta o el consumo de una sustancia, a pesar de las consecuencias negativas. Implica una búsqueda compulsiva de alivio o gratificación inmediata, muchas veces ligada a emociones no gestionadas.
Los cuadros mas sencillos son aquellos que sólo tienen un diagnóstico de TUS (Trastorno del Uso de Sustancias), pero en otros casos tenemos pacientes que de base presentan un cuadro psiquiátrico o comorbilidad con alguna otra patología. Estos últimos cuadros son un poco más complejos, los tratamientos se realizan con otras disciplinas, teniendo un pronóstico mucho más claro cuando sólo hay un diagnóstico de TUS.
La familia cumple un rol fundamental en la vida de un adolescente afectado, puede ser tanto un factor de riesgo, como un pilar clave de apoyo para la recuperación. (hoy voy a hablar sólo de adolescentes ya que es preocupante el consumo de sustancias, redes sociales, conductas adictivas entre otras)
Factor de riesgo porque muchas veces caen en el acompañamiento coadicto, los padres tienden inconscientemente a favorecer el consumo ya que bajo miedo, negación o falta de formación terminan teniendo un rol disfucional para la persona que consume. También hay familias con estructuras adictivas, de dependencia patológica y ya estaríamos hablando de una de las formas de adicción conductual. También dentro del entorno hay algún tipo de consumo encubierto, pero adictivo o problemático al fin.
Pilar clave muchas veces son los familiares quienes detectan los primeros signos de consumo problemático. Su intervención temprana puede ser decisiva para que la persona reconozca su situación y decida recibir la ayuda. Una familia informada y comprometida puede ayudar a identificar factores de riesgo y situaciones que puedan derivar en una recaída. También puede promover hábitos saludables y rutinas estables.
En SEPACC (Dirección de Prevención de Adicciones, donde me desempeño como directora) tenemos talleres y terapias donde las familias pueden participar sin prejuicios y comprender que la adicción es una enfermedad, no una elección moral.

Esto favorece una mirada más empática y menos culpabilizante. Los vínculos con el tiempo se desgastan, la adicción es una patología sumamente agobiante para el entorno familiar, pero cuanto más información haya y acompañamiento de profesionales, el vínculo se fortalece y la persona con consumo se siente más identificado y con mayor apoyo en su proceso de rehabilitación mejorando la adherencia al tratamiento.
A veces, en la familia hay conflictos no resueltos, violencia, negligencia o codependencia que agravan o mantienen la adicción. Por eso, es clave que toda la familia participe en el tratamiento y no sólo la persona afectada.
La recuperación es posible, es un proceso interdisciplinario importante y con apoyo de la familia, más aún. En el camino nos encontraremos con esfuerzo y recaídas, con apoyo profesional, muchas personas logran dejar atrás el consumo y recuperar su proyecto de vida. En la adolescencia el proyecto de vida se viene construyendo por eso es muy importante que el joven tenga buena información de lo que consume, de lo que ello produce en su organismo para que pueda hacer una elección consciente del consumo y sus RIESGOS.
Quiero agregar, que la naturalización del consumo de marihuana en los adolescentes es preocupante, a todas las personas no le produce lo mismo orgánicamente Hay personas que pueden poner en riesgo su vida solo con una “pálida”, y otros desencadenar un cuadro psicótico y en otros, una pérdida importante de las funciones ejecutivas como memoria y atención. El adolescente que consume y no sabe qué produce la marihuana en nuestro cerebro es aquel joven que se está propiciando un riesgo sin ser consciente del mismo. En esta etapa donde el cerebro está en pleno desarrollo, la marihuana produce daños irreversibles en la neurobiología del mismo. Un tema importante para una próxima nota, la cual amerita detalles específicos de las desventajas de fumar marihuana.
Natalia Matorra
Psicóloga
MP1356