Francisco Sepúlveda:
“El cuerpo tiene una capacidad de autosanación que hemos olvidado”
El científico y piloto aviador Francisco Sepúlveda, de origen chileno y radicado en Gualeguay, brindó días atrás una charla taller sobre autosanación y salud integral en el Centro Unión Empleados de Comercio.
Antes de su disertación, conversó con nuestro medio sobre los principios que guían su enfoque alternativo de la salud y el poder del cuerpo humano para regenerarse.
–¿Cómo es esto de que las personas pueden autosanarse?
–La realidad es que nuestro cuerpo tiene muchas propiedades que desconocemos y que, muchas veces, se han ocultado por conveniencia. Hoy vivimos en una sociedad netamente capitalista, más allá de la ideología que cada uno tenga. Esta estructura, que consiste en brindar un servicio y obtener un beneficio económico a cambio, ha hecho que se engrandezca todo lo que es la medicina, la industria farmacéutica, los tratamientos, e incluso los mismos sanadores. Todos viven de la salud. Pero en esa lógica olvidamos que nuestro cuerpo posee la capacidad natural de autosanarse.
–¿Cuáles son esas propiedades que permiten la autosanación?
–Las propiedades químicas. El cuerpo es una estructura química que, por naturaleza, tiende a mantener su equilibrio. La célula no va a optar por morirse si puede evitarlo; va a agotar todas las instancias por seguir funcionando. Así como lo hace una célula, lo hace un órgano y lo hace todo el cuerpo en conjunto, en interacción con el cerebro. Pero ¿qué sucede? Nos han adormecido con relatos y estructuras que vienen desde hace siglos, incluso desde la Inquisición, que quemaba gente en la hoguera. Todo ese condicionamiento nos ha limitado la libertad de usar nuestras propias capacidades, incluyendo la relación entre alma, mente y cuerpo.
–¿Cuánta influencia tienen en esto el pensamiento y la emoción?
–Total. Somos seres emocionales y pensantes, pero todo eso está al servicio del alma. Y es el alma la que da vida al cuerpo. Esa estructura hay que tenerla presente siempre. Lo que vale, en definitiva, es la esencia de nuestra existencia.
–¿Cada cuánto tiempo se renuevan nuestras células?
–El cuerpo se está renovando de manera constante, incluso en la vejez y hasta durante el proceso de la muerte. Por eso existe la catalepsia. Aún después del fallecimiento, hay células que siguen reestructurándose. El riesgo de despertar en el cajón no es un mito; es que el cuerpo continúa sus procesos.
–Si alguien se pregunta cómo empezar a autosanarse, ¿por dónde debe comenzar?
–Lo primero es tomar conciencia. Así como respiramos, comemos y dormimos todos los días, también debemos aprender a relajarnos a diario. Aunque uno esté bombardeado de problemas, es fundamental descargar la tensión nerviosa, tomar una actitud más tranquila y ordenada en la vida cotidiana.
–La mayoría de las personas acumulan situaciones traumáticas o angustiosas. ¿Cómo incide eso?
–Claro. Nos enseñaron que la responsabilidad es ponernos la camiseta de todos los problemas y tomarnos todo a pecho. Y está bien, pero también podemos decir: “Bueno, llegó la noche, terminó el día, ya no voy a solucionar nada más”. Llegar a casa y no traer problemas del trabajo, de la escuela, de los amigos, ni de los noviazgos. Entregarse al descanso. Porque es durante la noche cuando se limpia el cuerpo. Y qué bueno que ese proceso ocurra con tranquilidad y respiración profunda. A veces no se puede hacer que la mente se calle, entonces uno puede imaginar que los problemas quedan anotados en una pizarra mientras el cuerpo se relaja. Justamente ahí es donde entran los sanadores: aprovechan ese momento de desconexión para cobrar por lo que el cuerpo ya hace por naturaleza.
–¿En qué situaciones es posible autosanarse? ¿De una simple úlcera hasta un cáncer?
–Prácticamente todos los problemas que se generan en el cuerpo pueden resolverse, salvo accidentes graves que requieran cirugía. Desde lesiones leves, como un esguince o una recalcadura, hasta una diabetes, una artrosis (que se pueden curar en un día), problemas de visión, cálculos hepáticos o grasa en las arterias coronarias. El cuerpo tiene mecanismos para todo eso.
–Hoy se habla mucho del cáncer y los tumores. Usted ha comentado que pueden aparecer y desaparecer de forma natural…
–Sí. El cuerpo está constantemente formando tumoraciones o quistes. A veces son acumulaciones de grasa o infecciones que el organismo detecta como una amenaza y encapsula. Después, las empieza a tratar linfáticamente. Eso ocurre de manera continua.
–¿Qué propone usted como alternativa a los tratamientos convencionales del cáncer?
–Nosotros ofrecemos un asesoramiento telefónico para quienes deseen iniciar un tratamiento que actúe en la parte que le corresponde al cerebro. Por ejemplo, inducir al sistema nervioso central con un método de inducción electromagnética, que algunos llaman energía escalar, aunque nosotros no lo definimos así. La idea es que el sistema nervioso se active y se inicie el proceso natural que a veces queda bloqueado por el estrés y la sobrecarga emocional.
–¿Puede dar un ejemplo concreto de cómo las emociones afectan al cuerpo?
–Sí. Pensemos en los riñones. Cuando estamos nerviosos, se contraen. Si alguien tiene que hacer un trámite largo y estresante, los riñones se aprietan. Y en Gualeguay, con el agua de red que tiene mucho sarro, es muy común que ese sarro se acumule más rápido por tener los riñones tensos todo el día. El agua es la que hay, pero podemos evitar mantenerlos contraídos. Relajar la cintura y soltar la tensión. Si la persona no logra hacerlo sola, nosotros ofrecemos una ayuda alternativa para iniciar ese proceso. Todo parte de la cabeza.
–Por último, si tuviera que resumir su mensaje en una frase, ¿cuál sería?
–La salud está dentro nuestro. Solo hay que aprender a reconocerla, respetarla y acompañarla con conciencia.