diseñadora
Eliana Denegri, exclusiva diseñadora textil
“Cada prenda es como una obra de arte, no pasa de moda, es atemporal”
La diseñadora Eliana Denegri presentó modelos exclusivos en un desfile en la ciudad de Mar Del Plata. Si bien sabemos de su showroom en la intersección de las calles Sarmiento e Islas Malvinas, todavía seguíamos con la idea de su trabajo en papel. Conversamos con ella, una charla con mucho entusiasmo y alegría, en la cual nos comentó detalles de su trabajo en textil.
E. D.: -Comencé con el diseño gráfico en Gualeguay con “Señor Diseño”, en 2007. Un poco antes de la pandemia, empecé a pasar del soporte de papel a la tela, interviniendo prendas. Ya en pandemia, tomé la decisión de pasarme al textil, que era una pasión que yo tenía desde muy chiquita; mi abuela hacía alta costura, con ella yo aprendí a coser: Le robaba la máquina eléctrica que en ese momento era una novedad, además de peligrosa porque “me podía coser el dedo”, aunque nunca me pasó. A los catorce años, hice cursos de corte y confección. A la hora de ir a la facultad, me incliné por el diseño gráfico porque lo demás se veía muy alocado; los trabajos y vestimentas que en ese momento se hacían no eran lo que yo quería. Entonces me quedé con diseño gráfico que me gustó mucho y hoy en día lo uso como una herramienta súper valiosa. Después de la pandemia, sí me volqué al textil por completo. Primero porque el tema de diseño gráfico para sociales, al que me dedicaba, se iba acotando; laboralmente, no tenía ahí las puertas abiertas. A ese momento lo tomé como el fin de una etapa, ya no me estaba gustando. Necesitaba algo manual, trabajar con las manos, con materiales más tangibles. En definitiva, lo que me gustó siempre: las telas, poder tocarlas, ir a comprarlas, pasármelas por la cara. Los vendedores de telas, aunque no me conozcan, me ven y ya me atienden de otra manera porque ven que al textil me gusta vivirlo.
Más adelante nos contó acerca del material que usa: -Compro mucho en Gualeguay porque me conocen y ya saben cuáles de las cosas que entran me pueden gustar. Me llaman, me dejan pasar y revolver durante horas. Hasta ellos mismos disfrutan de verme a mí. Me gusta arrancar desde retazos o finales de pieza que por ahí ya tienen fallas para crear; es como una reutilización de los retazos o saldos. No me gusta comprar de rollos, veo uno y no me atrae. En cambio veo un canasto, empiezo a revolver y ya me imagino qué voy a hacer con ese pedazo, con qué de lo que tengo en mi taller lo voy a juntar. Aunque no lo haga en el momento, tengo en mi memoria lo que poseo para armar algo después.
Luego agrega: -Empecé a trabajar así y sin darme cuenta, me estaba metiendo en una movida que hoy está siendo tendencia: la de trabajar con la moda sustentable. Me gusta mucho ir a hacer seminarios de arte textil o ir a museos. Con las redes sociales van apareciendo cosas que son de mi interés; publicidades de bioferias, de cosas que se trabajan con lo sustentable. Conocí gente y terminé formando parte de una asociación de moda sustentable que está en Buenos Aires, cuya directora tiene mucho, mucho empuje y quiere que los diseñadores emergentes tengamos nuestro lugar, porque sabe lo difícil que es para un emprendedor ser visibilizado, valorado, que pueda encontrar un lugar para desarrollar sus potenciales. Ella convocó a un desfile que se llama “Pasarela Federal”, porque hay un interés de que la gente del interior del país, que, generalmente, está más relegada, pueda mostrar y tener su espacio. La verdad es que se armó una red hermosa. Nos conocimos con personas que trabajan con elementos que se retiran de la industria, que se dejan de utilizar como telas y cosas así. Todo esto me ayudó a aclararme; utilizar este tipo de telas es lo que lo hace único al diseño en el sentido de que se venda un producto y no será algo repetido, porque es algo que se arma de a pedazos. A veces, armo un vestido o una camisa con diferentes telas, trato sí de que las texturas sean las mismas; después hasta le pongo una estampa, recortes de broderie, puntillas. Voy ensamblando, fusionando todo eso, que todo sea una sola cosa, como parte de ese estampado. Es un trabajo muy largo, pero quedo muy conforme.
“Lo sustentable tiene que ver
con usar una moldería con la
que el desperdicio sea cero”
Al comentarnos, Eliana se entusiasma más y entra en detalles muy significativos: -Lo que estaba mencionando terminó en un desfile. Se hizo una curaduría con el trabajo de cada uno y se eligieron para esta vez unos tapados que hago con unas telas de algodón con un poco de lana; algunas son todas lanas. Hay una particularidad, tengo una moldería específica para ese tipo de sacones y no tengo desperdicios. Sé que para una pieza necesito, por ejemplo, unos dos metros y medio y me quedan unos triangulitos que los vuelvo a usar para el packaging o en la tarjetería; son hilachas, casi. Lo sustentable de esto tiene que ver con usar una moldería con la que el desperdicio sea cero. Esta customización de prendas permite ponerlas en valor en el sentido que consiente que se prolongue la vida útil de las prendas. Es como una obra de arte: no pasa de moda, es atemporal. También trato de que sean prendas de media temporada, para todo el año. Son básicas, atemporales. Cuestan en valor y eso hace que uno la cuide porque no la va a estar lavando todo el tiempo; no son prendas de uso cotidiano. Son piezas únicas. Mi lado consciente de la moda viene en esos granitos de arena: que vos atesores esa prenda, en el uso de moldería específica, en la utilización de recortes que, si no se venden, se van como trapos o se apolillan. Lo que hay es una vuelta al mercado como piezas únicas de diseño.
Más adelante nos habla de su local de exposición y venta: -Tengo el showroom en el centro de la ciudad, frente al Banco de Entre Ríos. A la gente que entra siempre le digo que pase y vea, que se quede todo el tiempo necesario, que mire tranquila porque cada prenda tiene un recorrido visual para ver y encontrarle detalles. A veces me pasa que tomo una prenda y tengo que decirme a mí misma: “Basta; seguí con otra, arrancá con otra…”. Siempre me parece que puede hacer un poquito más, alguna perla más… Para mí es como hacer una obra de arte, sólo dejo cuando creo que ya está; si no, sigo. Yo la vendo y digo que es un arte usable, no es algo que uno tenga inerte en una pared.
Le preguntamos del desfile en el que participó con una colección: -Hubo un desfile en Mar del Plata; va por la edición sesenta y dos. La marca es Argentina Fashion Week. En agosto se hace en Buenos Aires, dura siete días; pero para que el resto del país tenga acceso se hace en distintos puntos: se hizo en Córdoba, en Mar del Plata; creo que la próxima vez podría ser Neuquén. Hay diseñadores de todo tipo, de ropa, de joyas, de accesorios. Ahora se le da lugar a la moda sostenible, que está entrando en tendencia como respuesta a bajar un poco todo lo que es contaminante y la fast fashion (literalmente “moda rápida”), una inclinación de las marcas reconocidas de hacer temporadas y lo que no se vende, se liquida; lo que no se liquida, se tira, en el desierto de Atacama, por ejemplo. Como la industria de la moda es una de las que más contaminan, se está haciendo mucha movida con este tema. Las modelos eran todas de Mar del Plata. Todo estaba organizadísimo; no falló nada. El señor Héctor Rivas es quien organiza; es un productor de toda la vida, amigo íntimo de Mirtha Legrand, súper prolijo. Yo fui con mis prendas, tranquila; llevé todo según las pautas que me dieron. Había que llevar las fichas técnicas para cada modelo; no puede fallar nada, tiene que estar todo en hora, en talle para cada una, los zapatos; todo perfectamente detallado, con fotos. La verdad es que lo disfruté mucho; era la primera vez que iba a un desfile de esa magnitud. Nos permitían pasar cinco prendas por diseñador. Armé una colección nueva porque no tenía una gran colección. No tenía mucho tiempo entre la convocatoria y el evento así tuve que armar una rápido, rápido. Gustó, gusto eso para ahora porque era lo que daba más con la temporada. Recibí muchos halagos, por suerte. Había gente de una universidad de Mar del Plata cuyos alumnos presentaban trabajos y las profesoras venían a preguntarme sobre las telas, el concepto. Fue un lindo y rico intercambio; incluso con el resto de las diseñadoras. Cada una tenía su impronta y su material específico. El clima de los que estábamos detrás de escena era súper relajado y súper servicial. Entre todas nos ayudábamos por si a alguna le faltaba algo, cero competencia. Cada diseñadora tenía que cerrar la pasada. Pasaba cada modelo y después teníamos que pasar juntas toda la colección. Ahí casi me muero de la emoción; nunca había tenido una exposición tan intensa de mis productos. Se hicieron ventas, pero la exposición era más para que la gente pudiera tocar, probarse, ver las telas. Voy a ir a otro evento que es específicamente para vender. Muy linda experiencia.
“Mis prendas son un arte usable,
no es algo que uno tenga inerte en una pared”
Volviendo a sus creaciones, Eliana agrega: -También lo mío en particular, tiene algo muy importante que es lo artesanal, destacarlo, como algunos oficios que se han dejado de lado que, alguna vez, fueron de nuestras abuelas; por ejemplo, el bordado. Vos decís “yo bordo” y se imaginan una señora canosa con rodete, mirando la tele; y hoy en día el bordado ha explotado, incluso los hombres hacen bordados. He hecho seminarios donde tengo muchos compañeros varones que hacen bordados, han dado cursos de bordado por Zoom. También desde el gobierno de la ciudad al que me he unido desde la semana del diseño, se han sumado muchos chicos varones y han obtenido resultados espectaculares por su habilidad con la aguja y el hilo. Para mí, es una forma de expresión, de terapia; es como una forma de meditación en movimiento. Te puedo hablar mil horas de cada cosa de lo que es mí día a día de estar con las prendas. Como emprendedora tengo que comprar productos, sacar las fotos; modelo también porque hay que mostrar las prendas puestas, subir las imágenes a las redes sociales. Armar tiendas nube, si uno quiere vender. Este tipo de indumentaria tiene un nicho muy acotado; tiene su precio por la cantidad de horas y días que lleva de trabajo. Se vende como un producto de diseño; no se vende como una prenda hecha en serie. También “tenés que animarte a usarla”; por eso estoy también en esta búsqueda de mercado, de caminos que me lleven a ubicar mi producto.
Ya hacia el final de esta lindísima conversación, nos dice: A las diez, voy al local; abro hasta las doce y media. También es el horario que aprovecho para comprar material y entonces voy sí o sí para el centro. Después toda la tarde trabajo acá, en mi casa, que es donde tengo mi taller. Estar acá a la tarde me permite estar con mis hijos y trabajar. Abro a la tarde si hay una cita previa. Después de la pandemia, quedó muy instalado el tema de las ventas por WhatsApp, por redes. Sobre todo, acá en Gualeguay, que nos conocemos y eso es una ventaja. A la mañana, lo que es el showroom o local tiene una parte muy social; la gente entra a mirar y por ahí me cuenta su vida, es súper enriquecedor eso. El contacto con el público siempre es bueno; pero para la parte de creación, prefiero estar sola, que nadie me interrumpa. En general, no trabajo a pedido porque limita mi creatividad, no me va a salir lo que yo quiero hacer, prefiero vender lo que yo hago. Por ejemplo, si viene una clienta a la que le conozco sus gustos y me pide que le haga una campera para ir a un cumpleaños, entonces, en esa apertura de permiso, soy libre para crear, finalizó Eli Denegri, tal el nombre de su marca.
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