Una muy apropiada escenografía, muy bien utilizada por la puesta, de Luisa Roig Vibart, Alejo Sulleiro, Marina Vibart; un Diseño Audiovisual, absolutamente complementario del texto dramático en la pantalla que contribuía a las emociones del público, de Matías Hlace, Luisa Roig Vibart; una buena Música original de Tiago Mousseaud, y Asistencia técnica, muy eficaz, de Ignacio Henríquez, Stefy Sleiman. 

En síntesis un muy buen espectáculo, que el público aplaudió efusivamente; y del cual, seguramente salió movilizado, por un texto dramático que refleja situaciones, no siempre tenidas en cuenta, como es el efecto de los mitos populares de una cultura irreflexiva, sobre la personalidad de niños y adolescentes, con las consecuencias post-traumáticas en los desarrollos personales; pocas etapas son tan sensibles, en la vida de las personas, como las incertidumbres del despertar sexual de niños y niñas, que se traducen en posteriores conflictos en las elecciones de conductas sexuales; siendo determinantes de la afectación de la calidad de vida y de la salud, en especial en  la forma de vivir las sexualidades, independiente de las elecciones. 

Un tema para el debate en las familias, sobre la percepción del rol educativo de los escenarios no convencionales, como la realidad de la calle y en el caso que nos ocupa de las tribunas de las canchas, donde además de desarrollar el fanatismo por el futbol, se expresan otros aspectos de la realidad social. 

Felicitaciones al Grupo independiente y a Liebre Espacio de cultura, por permitirnos, a través del Teatro y su poder de transformación, reflexionar sobre historias profundamente humanas.

 Esta expresión adjudicada a Eduardo Galeano dice:  “Gente pequeña, en lugares pequeños, con cosas pequeñas, puede cambiar al mundo”… Cacho Gandini