Miguel Ángel Gandolfo - Aciverjus
“La cabeza es mía, pero el hospital es de todos”: por qué cuesta educar en seguridad vial

Días pasados, Gualeguay fue escenario de un nuevo acto de memoria y concientización vial con la colocación de una Estrella Amarilla en homenaje a Camila “Mumy” Denaday, la joven fallecida hace tres años en un siniestro de tránsito. El emotivo evento contó con la presencia de referentes de la organización Aciverjus, entre ellos su presidente, Miguel Ángel Gandolfo, junto a Irene Larrosa, Carmela Díaz y Elsa Romero.
Gandolfo, quien perdió a su hijo “Pipo” en un accidente en moto en 2007 en Gualeguaychú, transformó el dolor en acción al fundar, junto a otras familias, la ONG Aciverjus, integrante de la Red Nacional de Familiares Víctimas de Tránsito y referente oficial de la Campaña Nacional Estrella Amarilla en Entre Ríos.

“Aciverjus tiene 16 años. Nació del dolor, pero también de la necesidad de hacer algo por los demás. Llevamos pintadas 152 estrellas, incluida la de Gualeguay, como símbolo de memoria y llamado a la conciencia vial”, explicó Gandolfo en diálogo con El Debate – Pregón.
El dirigente destacó que cada estrella amarilla no es solo un gesto simbólico, sino un recordatorio público con profundo significado. “Cada punta representa memoria, ley, educación, prevención y justicia. Esos son nuestros pilares”, detalló.
Durante su visita, Gandolfo manifestó el apoyo de la organización a la conformación de un nuevo grupo de familiares de víctimas en Gualeguay, una iniciativa impulsada por Sol Farías. “Nos parece fundamental que en cada ciudad haya un grupo activo. Suspendimos una actividad en Concepción del Uruguay para poder estar acá, porque acompañar a las familias es prioridad para nosotros”.
Un cambio de paradigma en la justicia y la educación vial
Desde su fundación, Aciverjus ha impulsado políticas públicas orientadas a la prevención y la educación, logrando incluso un convenio nacional para la reeducación vial de personas condenadas por delitos de tránsito leves.
“Cuando no hay agravantes como alcohol, velocidad o fuga, la reeducación es una herramienta válida. Pero también trabajamos para que haya justicia firme cuando sí hay agravantes. Hoy el tratamiento legal de los siniestros viales es muy distinto a cuando empezamos. El vehículo puede convertirse en un arma”, sostuvo Gandolfo.
Estadísticas que duelen, pero muestran avances
Según datos brindados por el presidente de Aciverjus, si bien en 2010 Argentina registraba cerca de 7.800 muertes anuales por siniestros viales, la cifra bajó en los últimos años a aproximadamente 4.300, con un promedio de 11 fallecidos por día.
“Hay una baja, pero no alcanza. Cada víctima deja una familia rota, una comunidad afectada. El costo humano y económico es inmenso. Por eso pedimos inversión en prevención, no solo control y sanción”, subrayó.

La educación vial como desafío cultural
Gandolfo también reflexionó sobre la resistencia cultural a adoptar conductas responsables en el tránsito, especialmente entre los jóvenes: “Creemos que somos inmortales. Pero el casco, por ejemplo, es clave. Muchos dicen ‘la cabeza es mía’, pero el hospital lo pagamos todos. El daño se multiplica”.
Una comunidad comprometida
“Hoy estuvimos en Gualeguay porque creemos en el poder del amor y de la memoria. La familia de Mumy transformó su dolor en un mensaje para toda la sociedad. Y eso es valioso. Nadie quiere estar de ninguno de los dos lados de una tragedia vial. Por eso, todos debemos involucrarnos”, afirmó.
Alerta por el retroceso institucional
Finalmente, Gandolfo se mostró preocupado por el desfinanciamiento de organismos clave como la Agencia Nacional de Seguridad Vial, la CNRT y Vialidad Nacional. “Sería un retroceso imperdonable. Si hay irregularidades, que se investigue. Pero disolver estas instituciones sería un gran error”, advirtió.
Aciverjus sigue caminando el país junto a cada estrella pintada, con la firme convicción de que detrás de cada víctima hay una historia, una familia, y una lección para todos. Porque la vida en el tránsito no puede depender del azar ni del descuido, sino del respeto y la conciencia compartida.