Gualeyos por el Mundo
Manuela Rodríguez Garófalo desde Cerdeña 2ª Parte
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Continuamos disfrutando de Cerdeña de la mano de Manuela Rodríguez Garófalo quien después de recorrer muchos países y ciudades, pero fundamentalmente de Italia y España, eligió quedarse en Italia donde se siente como en su casa. Desde mayo de este año reside Olbia donde trabaja y se recrea con los maravillosos paisajes.
Rutina y tiempo libre
Mi amigo y yo nos turnamos los horarios semana a semana. Ambos somos mozos, pero también hacemos tareas de bartender y barlady. En agosto, por ser el mes más fuerte de la temporada, trabajamos los siete días de la semana, sin día libre. A partir de la próxima semana volveremos a tener tiempo libre, y espero retomar los viajes que pausé este mes.
En mayo, junio y julio pude recorrer bastante. Ya conocí todo el norte de la isla y parte del este, donde estoy ahora. Cerdeña es grande, no sé si podré recorrerla toda, pero tengo muchas ganas de seguir explorando.
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Lugares paradisíacos
Los paisajes son increíbles. El agua del mar es tan cristalina que se ven los pies y los pececitos nadando alrededor. Los domingos tenemos la mañana y parte de la tarde libre, así que aprovecho para ir a la playa Pitulongu, que está cerca. También quiero visitar Porto Rotondo y Porto Cervo, lugares exclusivos y caros, pero muy lindos para conocer. Incluso Leonardo Di Caprio estuvo hace poco en Olbia.
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La isla tiene muchos pueblos y ciudades. Olbia es una de las más importantes, junto con Sassari, Cagliari Alghero. Todas las ciudades costeras tienen un mar espectacular.
Aunque Olbia no es tan grande como Milán, tiene puerto y aeropuerto, y se siente acogedora, como un pueblo con alma de ciudad.
Estoy feliz de vivir acá. No sé si existe “el lugar en el mundo”, pero cada sitio que visito lo hago mío. En España no sentí ganas de quedarme, pero en Italia, cada lugar que conozco me da ganas de quedarme. Es como si cada rincón me abrazara.
Actualmente soy moza y jefa de sala en un restaurante ubicado en pleno centro histórico de Olbia. Me encargo de tomar los pedidos, coordinar los tiempos con la cocina y asegurarme de que todo funcione bien en la atención a las mesas.
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La mayoría de los clientes son extranjeros: ingleses, franceses, alemanes, polacos, suizos, rusos, chinos, japoneses, españoles y latinoamericanos. Cuando escuchan que hablo español, muchos se alegran y se sienten más cómodos. Las mesas italianas son menos frecuentes.
Mi compañero Simone se encarga de la barra: prepara bebidas, cócteles, cafés y postres. Si estoy muy ocupada, me ayuda en la sala. Mis jefes también colaboran cuando hay mucha gente, lo que demuestra confianza y buen ambiente laboral.
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Llevo casi cinco años en Italia y hablo italiano con fluidez. A veces, incluso me resulta más natural pensar en italiano que en español. Ya me considero bilingüe.
El inglés lo estudié desde chica en Gualeguay, rendí exámenes importantes y lo tengo bastante incorporado. Viví dos meses en Irlanda, donde lo hablaba con soltura. Aunque no resido en un país angloparlante, en el restaurante atiendo muchas mesas en inglés, así que lo practico constantemente. También estoy aprendiendo algunas frases en francés, ya que muchos clientes franceses no hablan inglés. Me encanta esta parte del trabajo: conocer gente de todo el mundo y comunicarme en distintos idiomas.