Nicolás Fiorotto: Nuestra visita a Albania 2ª Parte
Luego de visitar Tirana, los aventuramos a recorrer la tan publicitada Riviera Albanesa: una extensión de 200 kilómetros a lo largo de los mares Adriático y Jónico, entre montañas, acantilados y pequeñas playas.
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Pero nos encontramos con la misma sensación que en Tirana: un país con ganas de crecer, pero con mucho caos en el proceso: El turista se siente desconcertado por la poca organización vial, de infraestructura y calidez de sus habitantes. De hecho, todas las playas son privadas: desde 1991 con la caída del comunismo, cada habitante avanzó sin legislación alguna con la construcción de viviendas privadas, y al día de hoy todas las bajadas a las playas son privadas: hoteles, aparts o directamente viviendas de familia, hacen difícil el estacionamiento y la llegada a un lugar que en cualquier parte del mundo sería de acceso público. Es una pena, porque el marco natural es magnífico, las playas de agua turquesa y las montañas verdes con vegetación frondosa, pero la explotación comercial desmedida hacen que el disfrute se vea empañado.
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Hay dos ciudades importantes en la Riviera: Vlorë y, la que más nos gustó, Sarandë. Esta última tiene una mejor organización turística y da paso a disfrutar mejor que el resto de los lugares visitados.
Hacia el sur, y ya en la frontera con Grecia, nos sorprendió gratamente encontrar una ciudadela romana en perfecto estado de conservación. Es un Parque nacional declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Allí era la sede de los Balcanes del Imperio Romano, y tuvieron sus palacios personalidades de la historia como el Emperador Augusto
Albania es un país muy montañoso, forma parte de los países de los Montes Balcanes, y es vecino de Montenegro, Grecia y Kosovo.
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Tiene mucho potencial para insertarse al mundo moderno, pero nos volvimos con la sensación de un “país en construcción”, intentando mostrarse fuerte, pero a la vez con muchas disputas sociales hacia el interior.
Fue una experiencia interesante y enriquecedora, de una tierra que lleva en sus espaldas mucho peso histórico, y que quiere progresar de cara a occidente con las generaciones venideras.
Finalmente volvimos a Argentina, sabiendo que aquí (y aunque las comparaciones suelen ser odiosas) ¡tenemos un país maravilloso!
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