Corso 2024
Nelson Leonori: de los pagos del Corso
Seguimos descubriendo las distintas facetas del Carnaval de nuestra ciudad, y a las personas que habitualmente no aparecen en los medios. En esta oportunidad, dialogamos con Nelson Leonori para conocer su historia. por Santiago Joaquín García
Cuando Nelson era muy chico, y su mamá y su papá se iban a trabajar, él quedaba al cuidado de la tía Cristina. No importa que sea una vecina, porque él la quiere así. Lo cierto es que los hijos de Cristina, Nazareno y Daniel, le pegaron el gusto por la música que lo acompañará toda su vida: “Ellos estaban enloquecidos por la cuestión del rock, del metal y del heavy y de todo lo que tenía que ver con la música pesada. Muy fanáticos de Guns N' Roses, del rock nacional, de Hermética, Alma Fuerte, de Pantera, de Sepultura, Iron Maiden. Jugaba, hinchaba, hacía pogo, y ese fue el primer arrime con la música”, recuerda. Tal vez, fue el estilo el que lo vinculó a un instrumento: “Recuerdo haber visto el video en la tele de Poison tocando en el programa de Tinelli y yo flashear con la batería. Según cuenta mi vieja, estaba todo el día buscando a qué pegarle, tarreando. Mi viejo me hizo una batería de juguete en su taller con la que yo estaba todo el día rompiendo, al punto de que me la tuvieron que esconder”, cuenta entre risas.
Antecedentes
Si bien su historia como músico en el Corso no es extensa, su vínculo viene de larga data. “Como todo gualeyo y gualeya, desde gurí era espectador y jugaba y me deslumbraba por toda la cuestión que tiene que ver con el carnaval. Mi viejo fue una persona que fue muy activa en lo que fue la comparsa humorística Macumbeta. Tengo cuentos de él, de cosas que hacían, de las mascaritas, intervenciones en el carnaval antiguo. Se recreaban situaciones arriba de la carroza y todo el mundo se reía. Después, como recuerdo propio, todas las cuestiones relacionadas al tambor a mí me maravillaban mucho. Ver las tumbadoras tocadas con palillos, eso que se hace hasta el día de hoy. Verlos dentro de una batucada en un carro que venía con dos tambores y una persona los tocaba. Y también Moscardini, que era un percusionista y batero de acá de Gualeguay muy conocido. Tengo recuerdos de verlo en el carnaval como con un set de percusión tocando, te diría que una timbaleta, o timbal con accesorios y él estar tocando dentro de la batucada. Fue como lo primero que a mí me hizo pensar que quería aprender a tocar el tambor. Tuve intentos de poder tomar clases con él y todo de muy niño que al final no sucedieron, pero sí lo pude conocer. Fue como una inspiración que hasta el día de hoy lo tengo muy presente”, evoca. Y como no podía ser de otra manera, también la experiencia de los corsos infantiles, gran semillero: “Teníamos una comparsa en el barrio, organizada por los mismos gurises y nos juntábamos; hacíamos los tambores; los padres nos ayudaban a hacernos los trajes y el desfile era en el barrio. Hacíamos cartas de invitación, los vecinos salían a la vereda y nos hacían la fiesta. Dábamos la vuelta manzana con la comparsita barrial que era más que nada copiar al carnaval y jugar a que hacíamos el corso en nuestro barrio”, comenta.
Todo un acercamiento
Antes de sumarse como músico al Corso, Nelson hizo todo un recorrido: “Fue una transición muy larga. La primera relación tiene que ver con el tambor y con la figura de Tomás Saldaña y su proyecto de Samba Reggae. Ahí pudimos hacer un bloco, y eso fue llevando a participaciones en carnavales, como por ejemplo en Carbó, Mansilla, y aprendimos la mayoría a tocar así el tambor de una manera más conjunta y seria. Después, formamos una banda que se llamaba Filhos de Saldanha con la que hacíamos un repertorio de música de Bahía. Y el cantante de Filhos, Alessio Behigo, quien también tocaba el cavaquinho, venía ya participando del carnaval en la banda de SI-SI. Así fue que en la edición 2020 estaban buscando músicos, y nos propuso a mí en la guitarra y a Diego Peccín en el bajo, que éramos sus compañeros. Esa fue como la puerta para poder entrar al carnaval y participar de una banda y participar activamente. Estuvimos armando lo que fue la canción de ese año de la comparsa, que si bien fue compuesta por músicos de Marí Marí, de Gualeguaychú, nosotros hicimos la adaptación instrumental y musical general, a lo que era la banda esta. Trabajamos la armonía, la melodía, las canciones. Estuvo muy linda esa banda”, reconoce. Y esa participación le dejó un recuerdo muy dulce: “Algo bastante particular es que toqué la armónica, una introducción para la reina de un tema de Los Piojos, y estoy casi seguro que fue la única armónica que sonó en la historia del carnaval de Gualeguay”, se enorgullece.
“Estar tocando en movimiento”
Le preguntamos después de su experiencia como percusionista, armoniquista, guitarrista y bajista, entre otros instrumentos, qué diferencia encuentra en el Corso con otros proyectos: “Me parece muy importante que la música del carnaval tiene que ver con lo popular. Después está la cuestión de que la banda va avanzando, de que uno va pasando por una pasarela, y es un escenario móvil. La mayor parte de la ciudad está ahí esperándote y uno va pasando, y va generando la fiesta y la gente te va respondiendo. Llega un momento en el que se cae todo así del descontrol y del agite y de la diversión que se genera. El estar tocando en movimiento también es bastante vertiginoso porque es como que estás arriba de un samba, el de los parques de diversiones. Estás ahí en movimiento y poder estar prestando atención o tratando de generar una cuestión pulidita musical, es todo un tema, pero es lo lindo, y lo más copado que tiene. Sos una fiesta en marcha”, enfatiza. Sin embargo, después de esa primera experiencia con las cuerdas, Nelson quería darse otro gusto: “En estos últimos tres años vengo tocando en batería, en lo que sería el grupo percusivo que viene atrás de la comparsa, que cierra la comparsa. Y la verdad que ese es otro mundo totalmente diferente. Recién ahora, a mis treinta y pico de años, pude conectar con ese deseo primero que era tocar el tambor, tocar percusión, expresarme desde ahí, y recién hoy puedo encontrar el camino dentro del carnaval. Las tres baterías que hay en el carnaval y todo lo que tiene que ver con el tambor en Gualeguay para mí es superior en todos los sentidos. En el sentido musical, en el sentido estético musical, en el sentido de pertenencia, es como la representación para mí de la pasión argentina, del fanatismo argentino. En la parte final terminé tocando llorando, por el nivel de compañerismo, la energía que se siente, lo que se trabaja y la concentración y la entrega. Conectar desde ese lado con el carnaval no lo cambio por nada. Voy a tratar de estar siempre en este espacio porque para mí, como te digo, lo que genera está más allá de todo”, se emociona.
Proyectos musicales
Nelson está trabajando en diversos proyectos. Le pedimos que nos cuente un poco de su actividad actual: “Estoy dando un taller de percusión en CoopArtE, referida a lo que es el samba y la música brasilera con tambor. Estoy dando un taller en el Barrio Dunat, en un merendero que se llama Rayito de Sol, un taller gratuito de percusión para los gurises porque la idea es armar una comparsita el año que viene. Estoy muy abocado a lo que es laburo en educación musical. La experiencia ha hecho que pueda ejercer y la verdad que encontré en la música ese costado muy lindo que tiene que ver con la docencia y con el trabajo con gurises, gurisas, con gente que quiere aprender a tocar. Estábamos con Bantú, estamos ensayando ahí, ahora estamos un poco parados porque el carnaval, son todas personas que participan dentro del carnaval y están destacadas dentro del carnaval. Hay directores, hay músicos, cantantes de bandas, la banda por suerte está compuesta con integrantes muy grosos, por lo menos de mi admiración y desde mi punto de vista. Como estamos todos remetidos en el Corso ahora se ha dificultado un poco el asunto. Es un proyecto que tenemos ganas de desarrollar un poco más, un proyecto de samba pagode, musicalmente es de samba pagode, pero por ahí las canciones no son propias de género, sino que hacemos temas en castellano, letras que nos gustan o canciones que nos gustan, pero llevadas a lo que sería el samba pagode. Ahí estoy tocando la guitarra. Estamos en actividades que tienen que ver con la batería y con el grupo de baile Gauchin Brux, la batería Sese y el grupo de baile Gauchinbrux y por ahí estamos queriendo desarrollar algunas cositas relacionadas con el toque de percusión y el baile, como elemento de espectáculo. Una propuesta artística que tenga que ver con eso, con el tambor y con el baile como elemento fundamental. Estudiando, aprendiendo, tratando de poder profundizar cada vez más la percusión, desarrollando ahí talleres que tienen que ver con eso. También soy parte del grupo docente de la Escuela de Música de Gualeguay, la que pertenece al Consejo General de Educación”, resumió.
“Estar a la altura”
Desde que siendo un niño escuchó Mundo Guanaco de Almafuerte y La Era de la Boludez de Divididos, Nelson entiende al arte como un compromiso con la sociedad. Por eso expresa su opinión sobre diversas cuestiones: “El carnaval es el elemento cultural más fundamental de la ciudad, que tiene la mayor cantidad de protagonistas y de gente que se vuelca a la expresión artística. Si no fuera por toda esa gente y por las comparsas y lo que generan no habría tal fiesta y no habría el nivel que hay. Y siento que por ahí desde los espacios oficiales, con la coordinación de la ciudad, me parece que tendrían que estar más a la altura de la situación. Acompañar más profundamente eso, brindar espacios de aprendizaje y espacios de desarrollo para las personas que trabajan en el carnaval y que puedan todo el año estar desarrollando y fortaleciendo y profundizando el trabajo que hacen. Si no es por el amor y la locura que tiene esa gente en la cabeza, sería muy difícil que el carnaval sea lo que es, y creo que tener una dirección de cultura que solamente se enfoque en coordinar al jurado de reina, porque ahora la entrega de premios va a ser solo para reinas, un espacio tan importante en la capital de la cultura solamente abocado a la coordinación de eso y nada más, me parece que se queda muy corto. Venimos en un divorcio de la cultura oficial con lo que realmente las expresiones culturales se merecen. Ahora que estamos pasando una situación muy complicada, una situación en la que hay recortes por todo lado y que peligran las expresiones culturales, están tomando a nivel local medidas que están muy acordes a lo que es la política nacional, y están vaciando básicamente la cultura”, enfatizó y cerró: “Estamos en la Capital de la Cultura de Entre Ríos y no podemos estar teniendo medidas que son el detrimento de la cultura. No quiero que sea o que se tome la idea de cultura como que es el elitismo cultural. Todos somos trabajadores y trabajadoras y creo que en todos los ámbitos se tiene que fortalecer. Hablando de la expresión artística y del carnaval y de la expresión popular y de la cultura popular, hay un vacío oficial y una sensación de que no llegan a estar a la altura de lo que tiene Gualeguay para ofrecer. Sin embargo, a duras penas, los mismos artistas o las mismas personas que hacen a la cultura popular sostienen como pueden y el carnaval es un fiel reflejo de eso. Si un día los integrantes del carnaval se paran o se plantan, el carnaval se cae a pedazos, pero no lo hacen porque son respetuosos de la gente, porque quieren que no se caiga y porque están locos por el carnaval. Lo sostiene la gente que hace el carnaval. Lo sostiene el integrante y la integrante y ojalá que en algún momento se puedan generar políticas para que crezcamos en todo sentido”, cerró.