ESCUELA AGROTECNICA N° 9 “JUAN B. AMBROSETTI”
Agricultura y Alimentación (2° Parte)
La agricultura es la clave La comunidad del desarrollo comparte actualmente la misma fórmula, en términos generales, para reducir la pobreza. La fórmula implica favorecer el crecimiento económico en pro de los sectores con carencias y el acceso a todos los servicios, así como propiciar otros factores que apoyan la erradicación de la pobreza y definen un nivel de vida aceptable: mercados, crédito y activos rentables, educación básica, servicios sanitarios e higiénicos, agua potable, infraestructura de transporte y comunicaciones, etc. Proporcionar acceso a estos derechos humanos básicos se considera un fin en sí mismo, pero también refuerza el crecimiento económico.
El crecimiento del sector agropecuario desempeña un papel crucial en la reducción de la pobreza y de la desigualdad. El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) estima que siete de cada diez pobres del mundo siguen viviendo en zonas rurales. Entre ellos se incluyen pequeños propietarios, campesinos sin tierras, pastores tradicionales, pescadores artesanos y grupos marginales como refugiados, poblaciones indígenas y hogares encabezados por una mujer.El crecimiento de los ingresos es esencial para reducir la desnutrición, pero son también cruciales mejores servicios públicos (mejora de la educación de las mujeres y de la educación en materia de nutrición, agua potable y mejora de los servicios sanitarios e higiénicos).Gran parte de la población rural pobre trabaja directamente en la agricultura, como pequeños propietarios o trabajadores agrícolas. Sus ingresos se pueden reforzar mediante medidas en pro de los pobres, tales como asegurar un acceso equitativo a la tierra, agua y otros activos e insumos, así como a los servicios, incluidos los educativos y sanitarios.El crecimiento agrícola distribuye ampliamente sus beneficios. El crecimiento de los ingresos de los agricultores y los trabajadores agrícolas genera un aumento de la demanda, de productos y servicios básicos no procedentes de la agricultura en las zonas rurales. Se incluyen aquí herramientas, herrería, carpintería, ropas, alimentos elaborados comprados en quioscos junto a la carretera, etc. Estos bienes y servicios son, con frecuencia, difíciles de comercializar a largas distancias. Tienden a producirse y proporcionarse localmente, normalmente con métodos de uso intensivo de mano de obra, por lo que tienen un gran potencial para crear empleo y reducir la pobreza. Estudios realizados en cuatro países africanos han mostrado que entre una y dos terceras partes de los incrementos de ingreso en zonas rurales se gastan en este tipo de bienes y servicios locales.Para los pobres, el sector rural no agrícola ofrece una vía de escape de la pobreza relativamente fácil. Las empresas rurales no agrícolas requieren con frecuencia poco capital o formación para establecerse y por eso ofrecen muchas de las oportunidades que tiene la población rural para encontrar trabajo y aumentar sus ingresos. Las actividades no agrícolas proporcionan el 44 por ciento de los empleos rurales en Asia y el 25 por ciento en América Latina. En la India rural proporcionan el 60 por ciento de los ingresos de la quinta parte más pobre de la población rural.Pero el sector rural no agrícola no puede crecer de manera independiente: primero tiene que crecer la agricultura para generar una mayor demanda de productos no agrícolas. Sólo puede haber un incremento generalizado de los salarios locales cuando el crecimiento de las actividades agrícolas y no agrícolas haya absorbido la mayor parte de la bolsa de subempleo rural..El crecimiento de la agricultura y del empleo rural no agrícola asociado puede tener gran repercusión en la reducción de la pobreza en las zonas rurales, en las que viven siete de cada diez pobres del mundo.Además, el crecimiento agrícola por sí sólo no siempre se traduce en una disminución de la pobreza rural. Si la tenencia de tierras no es igualitaria, los aumentos de los ingresos procedentes de la agricultura pueden acumularse casi por completo en agricultores a gran escala o propietarios ausentes, que pueden bien destinarlas al ahorro o bien invertirlas fuera de las zonas rurales, en bienes urbanos o importados. En tales casos, los efectos del crecimiento agrícola sobre la pobreza pueden ser limitados y se necesitarán en su lugar políticas para reducir la desigualdad en el acceso a los activos como tierra, agua e insumos.¿Qué políticas económicas fomentan el crecimiento agrícola en los países en desarrollo a nivel nacional? Después de la Segunda Guerra Mundial, se creía que sólo el crecimiento industrial podía traer consigo un desarrollo económico. Como consecuencia de esto, se protegió la industria y se aplicaron fuertes impuestos a la agricultura o se le concedió una baja prioridad. A finales de los años setenta, se acentuó el interés en la reforma estructural de las economías. Se esperaba que la privatización, la liberalización del comercio interno y externo y la reducción de los impuestos y de la intervención gubernamental tendría por resultado un mayor crecimiento económico y una reducción de los prejuicios contra la agricultura.Estas medidas han sido adoptadas de forma generalizada. Sin embargo, hay pocas pruebas que indiquen que han tenido gran influencia en el aumento del crecimiento, ni del producto interno bruto (PIB) en su conjunto ni del PIB agrícola. Esto sugiere que, aunque se necesitaban urgentemente, estas medidas no son suficientes por sí mismas y tienen que complementarse con otras políticas.Comercio internacional y globalizaciónUn comercio más libre puede tener gran valor como un camino hacia la paz y la prosperidad. En los países en desarrollo, especialmente en las economías menos desarrolladas, un comercio agropecuario más libre puede elevar los ingresos considerablemente, ser una fuente importante de divisas y actuar como un catalizador para el desarrollo global. Para la mayoría de los países, las importaciones de alimentos son ya una fuente importante de suministros y seguirán contribuyendo a la seguridad alimentaria.Déficits comerciales agropecuarios en aumento en los países en desarrolloLas estructuras de los intercambios comerciales de los países en desarrollo han cambiado rápidamente a lo largo de los últimos cuarenta años:• El crecimiento de las exportaciones de productos agropecuarios fue modesto comparado con el de los bienes manufacturados, con el resultado de una disminución espectacular de la proporción de exportaciones de productos agropecuarios en el total de las mercancías comercializadas, pasando del 50 por ciento aproximadamente a principios de los años sesenta a cerca del 6 por ciento a finales de los noventa.• El superávit comercial agropecuario total de estos países ha desaparecido prácticamente y las perspectivas para 2030 sugieren que se convertirán, como grupo, en importadores netos de productos agropecuarios, especialmente de productos procedentes de las zonas templadas.• Los países menos desarrollados (MD), también como grupo, se convirtieron en importadores netos de productos agropecuarios a mediados de los años ochenta. Su déficit comercial agropecuario ha aumentado rápidamente y podría cuadruplicarse para 2030.Estos cambios están potenciados por factores tanto políticos como de mercado. Por lo que respecta a las políticas, los obstáculos al comercio y el apoyo a la producción nacional en los países desarrollados (principalmente los de la OCDE) han impedido el crecimiento de las exportaciones de productos agropecuarios procedentes de países en desarrollo. Estas distorsiones comerciales imponen costos elevados y crean ineficiencias generalizadas. En los países que las aplican, obligan a pagar precios e impuestos más altos a los consumidores y a los contribuyentes. En otros países, limitan el acceso a los mercados de exportación e introducen una competencia no equitativa en los mercados nacionales. Mantienen a bajo nivel los precios mundiales de los productos y, por tanto, impiden el desarrollo de la agricultura, especialmente en los países en desarrollo, en los que se dispone de menor apoyo gubernamental.En lo que respecta al mercado, el crecimiento de las exportaciones de productos agropecuarios procedentes de países en desarrollo se ha visto impedido por una demanda débil y en gran parte saturada de los mercados desarrollados, especialmente para productos tropicales como café, cacao y té.
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