Mundial 2014: Cómo fue el camino de la Argentina hacia la final
El equipo argentino superó las adversidades que se le presentaron en el torneo y, con inteligencia, se clasificó a una final de un Mundial por quinta vez en su historia.
Se escuchan bocinazos, gente gritando, gritos. Alegría. Desahogo al fin. En todos los puntos del país. La Selección Argentina se clasificó a una final de un Mundial tras vencer por penales a un complicado combinado holandés. Y festeja. Vaya si festeja.Sergio Romero, en la lluviosa tarde de San Pablo desempolvó el traje de héroe que supo ponerse en aquel Mundial de Italia 90 Sergio Goycochea y, con dos penales atajados, permitió el pase del equipo dirigido por Alejandro Sabella.El camino de Argentina a la final fue complicado, con varios contratiempos y más difícil de lo esperado por aquellos argentinos que soñaban un torneo-trámite para Los Cuatro Fantásticos, el letal ataque compuesto por Messi-Di María, Agüero e Higuaín, que tan buen rendimiento exhibió en la Eliminatoria Sudamericana.En el primer partido ante Bosnia, Sabella decidió modificar a último momento el esquema y sorprendió al alinear una defensa de cinco hombres. Cuarenta y cinco minutos duró el experimento y la Argentina volvió a empezar a parecerse un poco a ese combinado que consiguió la clasificación a Brasil 2014.Contra Irán, Los Cuatro Fantásticos salieron desde el arranque pero el equipo jugó mal y por algunos descuidos defensivos, casi se va a las duchas abajo en el marcador pierde. Ya en el complemento cuando parecía que la mezquindad le otorgaría un premio demasiado excesivo al combinado asiático, Messi apareció sobre el final y con un bombazo, apago el incendio.Ya en el tercer encuentro contra Nigeria, Argentina volvió a poner en cancha el 4-3-3 de arranque. Pero apareció el primer problema. Agüero se lesionó y el entrenador debió modificar sobre la marcha. Y apareció Ezequiel Lavezzi para sacrificarse y desdoblarse en ataque-defensa. Ahí, el equipo empezó a ganar equilibrio, la virtud añorada por Sabella.También se sufrió en el partido por los octavos de final, cuando un error envía a un plantel a hacer las valijas. Suiza fue el rival. Tras un primer tiempo parejo, Argentina mejoró en el complemento pero no pudo quebrar la resistencia del buen arquero Diego Benaglio. El alargue mostró nuevamente al equipo argentino más ambicioso que su rival y apenas dos minutos antes de los penales, Di María desató el festejo.En cuartos de final, Bélgica aparecía como el escollo más difícil de los que habían tocado hasta el momento. Para evitar algunos problemas de contención y defensa, Sabella metió mano en el equipo. Además del ingreso de Basanta por el suspendido Rojo, ingresaron Demichelis y Biglia, en lugar de Federico Fernández y Gago. Un bombazo de Higuaín desde el borde del área, le permitió a la Argentina ponerse arriba en el marcador.Pero todo no podía ser perfecto. El segundo gran inconveniente surgió con el desgarro de Di María, quizá quien mejor se entiende dentro de la cancha con Messi. Sabella no dudó y dispuso el ingreso de Enzo Pérez, a quien conocía tan bien por su paso por Estudiantes. Y Argentina terminó de conseguir ese equilibrio que deseaba el DT en la mitad de cancha.El camino a la final marcaba que Holanda sería el rival a vencer en las semifinales. Un día antes, Alemania había destrozado el sueño brasileño y el de muchos argentinos que deseaban una final ante el rival de toda la vida en el Maracaná.Frente al combinado naranja, Sabella ya tenía casi todo confirmado. Solo regresaría a la titularidad Rojo en lugar de Basanta para seguir de cerca al peligroso Robben. El resto del equipo, los mismos que empezaron ante la difícil Bélgica. Tras un encuentro de trámite intenso, el alargue mostró a una Argentina con un par de chances más antes de llegar a los penales.El próximo domingo, la Selección Argentina, integrada hoy por ese Club de Amigos que priorizó ante todo la buena convivencia antes del arranque de la competencia, jugará por quinta vez en su historia una final de un Mundial. Sabella, con sus cambios tácticos 'forzados' -si se quiere- a raíz de las lesiones de Agüero y Di María, consiguió darle al equipo el equilibrio por él anhelado. Y no es poco. En mantener esa virtud ante la poderosa Alemania recaen buena parte de las chances argentinas de volver a levantar la copa el próximo domingo, por tercera vez en su historia, en el estadio Maracaná. Y que las bocinas, vuelvan a sonar.
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