Riquelme se juntó con Angelici: ¿ahora son amigos?
A pesar de las eternas idas y vueltas en la relación, el ídolo y el presidente de Boca se reunieron para empezar a organizar el partido despedida del 10. ¿Se arreglaron?
Hay una escena que sintetiza con una precisión geométrica la relación entre Juan Román Riquelme y Daniel Angelici. Ocurrió en las últimas elecciones presidenciales, en diciembre del 2015. Román, socio, fue a votar. Automáticamente, cuando llegó a Brandsen 805, una parva de hinchas se reunieron alrededor del jugador más importante de la historia xeneize. Y cantaron una canción, un grito de guerra que aturdió al Tano: "Angelici botón, Angelici botón, sos un hijo de puta la puta madre que te parió".La histórica mala relación entre ambos —la mirada del dirigente al enganche después de perder la final de la Copa Libertadores 2012, mientras anunciaba su alejamiento de Boca; la bajada de pulgar de Angelici a la renovación del contrato de Riquelme por tres años en 2010— parece ser un capítulo de un libro arrojado a la basura, a la hoguera. Ayer se juntaron a merendar en la quinta de Angelici, en Pilar. Román, cuenta el diario Clarín, llevó facturas. Tomaron mate. Hablaron de fútbol: Riquelme elogió a Guillermo Barros Schelotto, a pesar de la derrota ante River en el Superclásico de verano. Y empezaron a definir cómo será el partido despedida del 10, a realizarse en diciembre en La Bombonera, el campito donde Román dejó una estela que todavía se puede ver en el césped."En las elecciones para presidente en Boca va a ganar el que está, con todo lo mal que hizo, porque tiene todo comprado", lo acusó Román en octubre del 2015, en una entrevista con ESPN, antes de las elecciones que, finalmente, le renovaron el mandato al Tano. "El presidente nos prometió que íbamos a volver a Japón, pero el que va a Japón es River", cargó en agosto del mismo año hablando en Fox Sports. "Algunos no quieren que vaya a La Bombonera", había dicho en 2012. Cada entrevista era una ocasión para balear la armadura impenetrable del Tano. Román se había erigido como el único capaz de herirlo.Todo empezó a encarrilarse en marzo del año pasado. Riquelme anunció que después de hablar con el presidente, "me dio el OK para hacer el partido despedida en la cancha de Boca". Para Román, parece, el encuentro homenaje es trascendental. "Me parece que me la merezco", llegó a decir Riquelme. Cada vez que puede habla de su deseo de juntar figuras en La Boca para jugar un último partido, para que lo agasajen. Se lo dijo a Mauricio Macri, cuando se reunieron en mayo del 2016. Angelici, al principio, no había hablado de la posibilidad de ceder el estadio. Hasta ese momento. Algo había cambiado."Estamos a disposición. Román va a poner la fecha", sentenció Angelici, como el dueño de un salón que necesita fiestas, a principios de semana. El primer cónclave entre los dos viejos enemigos ocurrió el último lunes de enero. Angelici, inteligente en el juego político, sabe que Román es el último bastión por conquistar, la única figura capaz de hacerle sombra a su presidencia que, desde donde se la mire, parece imposible de estocar. O tal vez sea el enganche, un hábil jugador afuera de la cancha, quien busque algo más que un domingo en La Bombonera. Quizá sueñe con volver a trabajar en el club que ama.
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