Pbro. Jorge H. Leiva
Desgarro de las entrañas de un noble pueblo
Escribía angustiado Sarmiento en el siglo XIX: “¡Sombra terrible de Facundo, voy a evocarte, para que sacudiendo el ensangrentado polvo que cubre tus cenizas, te levantes a explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo! Tú posees el secreto: revélanoslo”.
Aunque ya antes –hace 2500 años- con esperanza el viejo profeta Ezequiel proclamaba: “Yo voy a abrir las tumbas de ustedes, los haré salir de ellas, y los haré volver, pueblo mío, a la tierra de Israel. Y cuando abra sus tumbas y los haga salir de ellas, ustedes, mi pueblo, sabrán que Yo soy el Señor” (Cap. 37) El foro de san Pablo, conjunción de partidos “progresistas” creada en 1990, que impulsó el aborto en América Latina, fue financiado con dinero de los principales organismos promovedores del aborto, bajo el disfraz de la lucha por los derechos de las mujeres. Y todo esto como expresión del capitalismo liberal, que dice apoyar el progreso de los pueblos. Los hechos muestran, según lo afirma la doctora Brandolino, especialista en el tema, que hay una dirección desde el hemisferio norte a este movimiento aparentemente revolucionario, signo de destrucción de la civilización cristiana, para que, de acuerdo con varios documentos que se han difundido, puedan adueñarse de la riquezas minerales, hídricas, petroleras y de otros recursos naturales que hay en abundancia en nuestros países. Es sabido -dicen las investigaciones- que a los gobernantes, cuando asumen la Presidencia en sus países, se les obliga a recibir instrucciones como parte de esta campaña. Esto comenzó en 1974 cuando Henry Kissinger, quien era el otro secretario del presidente Nixon de los Estados Unidos, emitió el famoso Informe, confidencial en un principio, el cual hablaba de las implicaciones del crecimiento poblacional de los países del tercer mundo para la seguridad de los Estados Unidos y sus intereses de ultramar. Este informe señalaba que los países en vías de desarrollo, con el crecimiento poblacional importante que estaban teniendo, se desarrollarían industrialmente, por lo tanto, convenía, para las finanzas internacionales, que en nuestras provincias no hubiera grandes fábricas. De este modo, sin producción local, seguiríamos comprando productos en los países ya industrializados. Para eso había que hacer desaparecer generaciones. Y parece que “el futuro ya llegó”. En efecto, dijo la agencia informativa TELAM en noviembre del año pasado como quien anuncia un logro: “Nacen un 34% menos de chicos de los que nacían hace cinco años. Es histórico, es totalmente revolucionario, no pasó nunca en la historia” (…) antes nacían unos 750.000 niños por año y ahora nacen 500.000”. Y aquí mismo, en Gualeguay, empiezan a sobrar pupitres, no por exceso de oferta educativa, sino por falta de niños.
El día 25 de marzo, jornada del niño por nacer, es momento de angustia en el que evocamos -con don Domingo Faustino -la sombra de Facundo y le pedimos que se levante “a explicarnos la vida secreta y las convulsiones internas que desgarran las entrañas de un noble pueblo. Y le decimos poéticamente: “Tú posees el secreto: revélanoslo”. Pero también es tiempo de esperanza, porque a las puertas de la Pascua creemos que las tumbas pueden abrirse, como soñaba el profeta.