Dr. Bernardo “Cacho” Gandini
“Es puro jarabe de pico…” Cuán responsable es comer rápido del sobrepeso y obesidad 3ª Entrega
Crecí en la mesa familiar, escuchando ¡Cachito no devores! ¡Come despacio! En ese discurso se turnaban mamá y tías. Vaya mi recuerdo a sus objetivos educativos; conmigo no pudieron nunca en eso, seguramente porque no llegué entender el mensaje.
En la universidad encontré el motivo de la falta real de tiempo, que me vino muy bien como justificativo. Quienes me conocen, saben lo que me pasó: “Fui el gordo Gandini, hasta que me fui en 1966, en todo el secundario y en la carrera universitaria”; recién me cayó la ficha, como se dice hoy, en 1975 y desde allí el plan de lucha por mantener el peso en límites saludables. Dentro de las recomendaciones siempre estuvo masticar bien, cada bocado más de 20 veces, pero sin las argumentaciones y evidencias que hoy existen, y comparto con Uds. Desde el principio debo reconocer que comer rápido no engorda, específicamente, pero si contribuyen a este fenómeno sus consecuencias, por lo que ralentizar el acto de comer es uno de los objetivos de la reeducación. Es por esto que debemos dedicarle toda nuestra atención a este aspecto, para evitar que se transforme en uno de los motivos del fracaso. En el comer rápido se dan varios hechos: “el tiempo es tirano…pasamos muchas horas sin ingerir alimentos…llegamos a la mesa con hambre, difícil de control…compartimos este acto con el televisor o el celular o la conversación más conflictiva del día sobre lo que no hicimos o sobre lo que nos tenemos que ocupar”. El mecanismo por el que genera aumento de peso es claro: Al no respetar el tiempo en el que ocurre la saciedad, 20 minutos o algo más, comemos más de lo necesario; el centro de la saciedad está muy cerca del de la masticación, por lo que probablemente interactúen. Los hábitos a desarrollar para comer más lento, apuntan a desconstruir el andamiaje que hemos explicado.
- No comer frente a las pantallas. Frente al televisor, computadora, teléfono u otro dispositivo, nos distrae.
- Dejar el tenedor entre cada bocado.
- No tener demasiado hambre, distribuyendo las ingestas.
- Beber agua durante las comidas ayudará sentirnos llenos y reducir la velocidad.
- Masticar nuestra comida con más frecuencia antes de tragarla puede ayudar. Puede ser útil contar cuántas veces masticamos cada bocado.
- Comer alimentos ricos en fibras, como frutas y verduras, llenan mucho y requieren tiempo para masticar.
- Tomar bocados pequeños, ayuda a disminuir nuestro ritmo de alimentación.
- Comer conscientemente, es una herramienta poderosa. Algunos de los ejercicios que se practican, antes de sentarse a la mesa, logran prestar atención a la alimentación.
Ojalá Delfi, Oli y Bianca, mis nietas, me escuchen mejor que lo que yo escuchaba esos mensajes.
“Lo que la escultura es a un bloque de mármol, la educación es para el alma”
Joseph Addison