Para compartir sus experiencias
Betty y Chela Diez: “La Antártida, ¡qué experiencia!”
Betty y Chela Diez en el mes de enero del presente año hicieron un hermoso crucero que partió desde Valparaíso, Chile, y culminó en el puerto de Buenos Aires. Uno de los puntos que más despertaban sus expectativas era la visita a la Antártida y la verdad que no las defraudó, aunque en todo en el itinerario surgían más y más paisajes distintos, bellísimos, irrepetibles que comparten con nosotros en dos entregas.
Primero nos vamos a referir a cómo llegamos a la Antártida. Partimos de Valparaíso (Chile), en el Veendam, crucero de la compañía "Hollands América Line". Ya embarcado, salimos hacia la región de los lagos cuya capital es Puerto Montt. Allí no pudimos desembarcar por el fuerte viento que hacía peligrar las balsas o tener que llevar a los pasajeros hasta el muelle.Seguimos navegando por el canal; el paisaje es maravilloso pues a la izquierda está la Cordillera de los Ándes con sus picos más altos y nevados.Legamos a la isla Chiloé y allí desembarcamos en su puerto castro y realizamos un recorrido en taxi.Ya embarcados nuevamente, seguimos siempre dentro del conjunto de islas y por sus canales. Allí también bajamos y recorrimos la ciudad, chica, pero con hermosos paisajes. Ahí el sol se pone a las 21,40 hs.Salimos hacia el océano y pasamos por el golfo "Penas", (quien sabe por qué se llamará así). Luego entramos en los canales, entre ellos el Sarmiento y empezamos a recorrer los fiordos chilenos. Son de una atracción muy particular configuración, maravilloso paisaje, muy pintoresca región.De allí pasamos a ver los inmensos glaciares de los dos lados del barco. Esto está localizado del otro lado de Villa la Angostura, en Argentina.Seguimos navegando hasta Punta Arena, allí bajamos y recorrimos la ciudad. Desde un cerro se ve la parte chilena de Tierra del Fuego.Cruzamos el Estrecho de Magallanes y llegamos al Beagle, luego a Ushuaia. Continuamos navegando hasta pasar el cabo de Hornos donde se siente la unión de los dos océanos y el barco se mueve muchísimo.Desde allí, hacia la península Antártida navegamos con una niebla cerrada; no se veía nada. Así pasaron 2 días hasta llegar a destino. Allí se abrió la niebla y pudimos empezar a ver el paisaje antártico de indescriptible belleza. Ver esas paredes inmensas de los glaciares desde el mar es realmente una experiencia diferente.El barco está equipado con una tecnología de avanzada; navega con radar y rastreo automático.En el televisor del camarote hay un canal que va dando permanentemente la información sobre la ubicación,, la ruta, profundidad del agua, velocidad, temperatura, velocidad de viento, salida y puesta del sol, kilómetros recorridos. Y en canales estrechos identifica faros, balizas y áreas seguras. Asimismo el barco se mueve rápido ante algún obstáculo, sobre todo los témpanos que a veces superaban la altura de barco.También la Hollands Américan Line respeta el medio ambiente y tiene como prioridad proteger el entorno dada la pureza y sensibilidad de esta región. Por esta razón nos recordaban que no se tiraba nada por la borda, no escuchar música fuerte y no hacer mucho ruido en la cubierta al aire libre, no alimentar a los animales, mantener corridas las cortinas de los camarotes externos, no prender las luces de los balcones. Estas últimas recomendaciones porque las aves se distraen con la luz y se pueden estrellar contra el barco.También nos recomendaron no derrochar agua pues el barco no da descarga en esta área protegida. Tampoco permitían fumar en los balcones, ni en las cubiertas al aire libre.(continuará)
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