Néstor y Olguita en Washington
En esta segunda entrega, Néstor Larreteguy, quien viajó junto a su esposa Olguita All a Estados Unidos, se refiere a la breve, pero intensa estadía en Washington. Con mucha exactitud y comentarios oportunos nos describe la capital de Estados Unidos con sus lugares emblemáticos que nos hablan de historia y presente, muchos acontecimientos ocurridos en las últimas décadas y que a miles de kilómetros la vivimos paso a paso. ¡Allá vamos Washington, de la mano de Olguita y de Néstor!!!!!!!!!!
Nuestro viaje a USA: WashingtonWashington, la capital política de USA, se encuentra a unos 400 km de Nueva York. Hacia allá fuimos, temprano una mañana, en un ómnibus de lo más "sui generis" que se parecía a aquellos que, en las películas, transportan convictos a las penitenciarías. Con un guía de habla hispana para un pasaje compuesto, en su mayoría, por latinoamericanos (incluidos algunos brasileños), y también españoles.Por una carretera con un tránsito tranquilo, entre bosques, atravesamos Nueva Jersey, Delaware, Maryland, Filadelfia, Baltimore y pasamos por la bahía de Chesapeak, allí donde el fallecido senador Edward Kennedy tuvo un accidente automovilístico que le costó la vida a su secretaria y a él su carrera a la presidencia de los EEUU.Luego de cruzar el río Potomac llegamos a Washington DC, cerca del mediodía, para visitar, en principio, el "Museo del Aire y el Espacio", lugar que aloja réplicas de aviones y naves espaciales de toda la historia aeroespacial estadounidense. Particularmente interesante es ver el avión de los hermanos Wright, pioneros de la aviación; el de Amelia Earhart, que intentó cruzar sola el océano Pacífico, pero desapareció en el viaje; objetos simbólicos relacionados con el Apollo XI y su capitán, Neil Armstrong, el primero en pisar la Luna. En esta ciudad hay veintiún museos, todos gratuitos, que son mantenidos por la Fundación Smithsoniana: fondos de un benefactor muy rico, que murió sin dejar herederos y que, por lo tanto, pasaron a manos del Estado.La capital de EEUU es una ciudad de edificios bajos, parecidos entre sí, lo que le confiere cierto aspecto monótono. Es de una vida casi exclusivamente gubernamental y la mayoría de quienes trabajan allí viven, en realidad, en Virginia, Estado con que limita.Luego del almuerzo nos dirigimos al Monumento a los Caídos en la Guerra de Vietnam, donde se puede leer, a modo de reflexión (?), que "la libertad no es gratis" (Freedomisnot free). Tratándose de los norteamericanos, tan acostumbrados a interferir en la soberanía de otros países, uno no sabe a qué se refiere el mensaje. Pasamos junto a un obelisco parecido al nuestro, más alto, que es un monumento erigido en honor de George Washington y seguimos hasta el monumento a Abraham Lincoln, frente al cual hay una fuente gigantesca que hemos visto en varias películas, particularmente en Forrest Gump. De allí, durante una siesta muy calurosa, continuamos hasta el cementerio de Arlington, lugar de sepultura de veteranos de guerra y donde descansan los restos del Presidente John F. Kennedy (asesinado en 1963, mientras cumplía su mandato), de su esposa Jackie y de sus hermanos Robert y Edward. El próximo destino fue la Casa Blanca, la casa de gobierno estadounidense, en cuya vereda de enfrente hay instalada una carpa donde una española reclama, desde hace más de treinta años, por la devolución de su hija, que le fuera arrebatada, según ella, por la justicia yanqui, (obvio que la hija está más que grande ya). Más adelante visitamos el Capitolio, que viene a ser como nuestro Congreso, donde diputados y senadores hacen su trabajo legislativo. Finalmente le llegó el turno al Pentágono, edificio de esa forma geométrica, sede del Departamento de Defensa norteamericano y que, por cierto, está en el Estado de Virginia. El Pentágono fue objeto de uno de los múltiples atentados del 11 de septiembre de 2001 donde murieron más de ciento ochenta personas. De hecho se distingue, claramente, el lugar donde impactó el avión secuestrado.Antes de las cinco de la tarde el guía apuraba con el regreso a NYC insistiendo que, si necesitábamos (por el día tan caluroso), compráramos agua cuanto antes pues, a esa hora en esa ciudad, casi no iba a haber nada abierto. Yo no podía creer semejante cosa; ¡a pleno día!!! Pues era cierto, y la explicación dada consistía en que como Washington es una ciudad de muy alta criminalidad; a las diecisiete "todo el mundo" cierra. Lo comprobamos inmediatamente, durante el recorrido de salida (con enfático cuidado, tratando de eludir los barrios periféricos) TODOS los comercios estaban cerrados y tras muy gruesas rejas. Caramba, pensé, ¡no todo lo que brilla es oro!!!Llegamos a Nueva York pasadas las veintidós, "fusilados" después de dieciséis horas de circular sin descanso, pero fascinados por haber conocido tantos lugares que habían estado presentes en nosotros desde mucho tiempo atrás.Nos quedaba todavía, al otro día, el festejo de mis sesenta años. Llovió todo el día. Ni siquiera a un buen restaurante pudimos ir. Fue el cumpleaños más anónimo que pasé. Conclusión, los próximos "onomásticos", que espero sean muchos, serán acá nomás, en Gualeguay, seguramente ¡más cálidos y divertidos!!!
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