Para viajar con ella Beba Prinos: su viaje a Israel
En esta edición presentamos ofrecemos entrega de las vivencias de la Sra. Beba Prinos, en su viaje a Israel, donde fue acompañada por su hija Patricia quien sabía del deseo de su madre por conocer estos lugares cargados de emotividad religiosa. Fue un sueño cumplido que Beba Comparte generosamente con nosotros.
Ya en Haifa, visitamos los Jardines de Bahai, también llamados Jardines Persas por su origen y fue uno de los lugares que más me asombró; ¡son un cuadro! El cesped parece pintado por el maravilloso color que tiene. El templo con su cúpula dorada y esos jardines es una de las cosas más hermosas que visto. Tienen una disposición que forma una especial con las plantas de los más bellos colores.En cuanto a el Kibutz está tendiendo a desaparecer. Se habían hecho barrios y los voluntarios trabajaban solamente por la comida. En otro tiempo, los judíos que viven en diferentes países enviaban a sus hijos a trabajar gratis un año. Pero como ahora el país está mejor, en ese lugar han hecho Asilos de Ancianos, tanto para varones, como para mujeres, y también jardines de infantes.Otra cosa que me sorprendió es la cantidad de hijos que tienen los judíos ortodoxos. En una oportunidad el micro en el que íbamos frenó en un semáforo. Patricia, mi hija, me hace prestar atención al matrimonio que cruzaba la calle: 8 chicos le contamos y ella embarazada; la más grande tendría unos 8 años. El guía no dijo que es común que los ortodoxos tengan familias muy numerosas.En cuanto al kipá que usan tiene diversos colores que dependen de la jerarquía o grado de estudio alcanzado o que estén cursando. Lo mismo ocurre con la barba y sus formas; si es redonda, más larga, enrulada; todo tiene un significado diferente.Nos tocó un sábado de shabat y entre otras cosas de sus costumbres religiosas observé que no usan los ascensores, pero cuando termina la jornada y culminan las oraciones, hacen una fiesta muy linda. A todo eso lo practican los ortodoxos.Otras cosa que me dejó impactada es cómo se viste y qué moderna que es la mujer judía, muy bonitas todas, con muchas alhajas.Más adelante visitamos lugares muy significativos para los cristianos, pero arriba de un patrimonio han hecho enormes iglesias. El pesebre está, pero lo vemos detrás de un vidrio. A mí me emocionó mucho la fuente donde María iba a buscar el agua, y me la imaginé llevando el agua en un cántaro. También arriba del Santo Sepulcro han hecho un altar y se puede visitar en momentos en que no hay celebraciones.Otra emoción muy grande fue visitar el camino de la Cruz y el Calvario. Camina tanta gente por esos lugares que las piedras están brillosas.Según las Escrituras, Jesús cae tres veces; la primera vez se apoya con una mano sobre una pared, y milagrosamente quedó la mano de Jesucristo marcada. Cuando el guía explicó eso, me dije: "yo apoyo mi mano en este lugar y rezo, y así lo hice.Cuando llegamos al hotel, mi hija me dice- "Mamá. ¿vos crees que es la mano de Jesús la que está marcada en ese lugar?"- Yo creo, hija, le dije, porque la Fe te hace creer.Me impactó la cantidad de gente que visita el lugar, y a pesar de eso predomina el silencio, el respeto en todos.El Muro de los Lamentos emociona mucho, es un lugar de mucho significado. La gente va y deja papelitos escritos, incluso yo llevé lo que me dieron mis vecinas; recé por mi país, por todos los argentinos, que nos unamos, nos toleremos, nos alejemos de las miserias, seamos más cordiales, más amables.El Santo Sepulcro presenta otro milagro. Antes de ponerlo en el sepulcro, María y María Magdalena lo apoyaron a Jesús sobre la piedra y hasta el día de hoy mana agua constantemente de allí; siempre está mojada. La toqué, me pasé la mano por mi cara para sentirme bendecida.En la Vía Tiberiades, está el paraje sobre el Río Jordán donde se bautizó Jesús y mucha gente lo hace cuando llega ahí. Visitamos el lugar donde vivió María y hay un ángel marcado en la piedra; también pasamos por donde que fue la carpintería de José.Ya de noche vimos una vista panorámica de Jerusalén.Algo que nos emocionó mucho, nos llegó muy profundo, fue la visita al Museo del Holocausto. Lo que más me impresionó fue el museo de los chiquitos. El lugar tiene una luz muy tenue y se ve un cielo con estrellas; cada una tiene su nombre, el de cada uno de los niños. Nuestros ojos se llenaron de lágrimas.No es porque haya ido a conocer estos lugares, pero siempre tuve mi corazón hacia los judíos por su vida errante, por las constantes persecuciones.Y uno de los lugares que quería visitar era Belén y logramos ir. Es un pueblo con muchas subidas, curvas, muy humilde y me llamó la atención que el pesebre está en una iglesia ortodoxa. Llegamos a la hora del Ángelus y tuvimos que esperar que terminara la ceremonia para poder visitar.De los dos días libres, y el primero fuimos a Tel Aviv, y el segundo día por la ciudad nueva con edificios muy modernos y unas playas maravillosas. En la ciudad nueva hay una ley que dice que los edificios tienen que tener por lo menos un metro y medio edificado con las rocas que sacan de las montañas y que las cortan con máquinas y le dan a todas las mismas forma.Este viaje a Israel fue siempre un sueño para mí, y mi hija Patricia lo organizó y fue conmigo para que se cumpliera mi deseo.
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