Sebastián Benedetti: Breve visita a Dubai -(2ª Parte)
En esta edición, Sebastián Benedetti continúa relatando su viaje a Dubai que realizó junto a Guillermo Olivera con motivo de una esposición del recientemente desaparecido artista plástico Matt Lamb. Cabe destacar que Sebastián ha realizado varios viajes y largas estadías en el exterior de la mano de la Fundación Matt Lamb la que posee uno de sus museos en Espacios de Gualeguay. En esta entrega Sebastián nos ofrece su visión de Dubai, sus alrededores y costumbres.
Independientemente de la parte antigua, Dubai está creciendo de manera asombrosa en toda su extensión y especialmente en altura, con los edificios más increíbles que he visto hasta ahora, no solamente por su cantidad, dimensiones y altura, sino especialmente por sus diseños francamente impresionantes. Recuerdo haber pensado que esta ciudad debe ser el paraíso en la tierra para arquitectos e ingenieros. De todos los edificios destacan dos entre la multitud, el Burch Jalifa considerada la estructura más alta construida por el hombre (828 metros) y el todavía más reconocido único hotel de 7 estrellas del mundo el Burj Al Arab (más conocido como "La vela"), construido sobre el mar. Cercana este último se encuentra el complejo de islas artificiales Jumeirah Beach ("la palmera"), donde se encuentran muchos hoteles y comedores. La ciudad está en constante crecimiento, hay regiones pobladas de edificios rodeadas de baldíos sin ningún tipo de vegetación. En las calles se aprecian autos nuevos, aunque no especialmente lujosos por lo general. Culturalmente, los árabes tienen costumbres muy diferentes a las nuestras, pero Dubai es una ciudad que ha sido pensada para recibir al turismo internacional y ese choque cultural no se aprecia en las zonas más turísticas de la ciudad, pero si al alejarse de ella. Por la autopista aparecen pequeñas ciudades en las cuales invariablemente existen varias mezquitas donde los musulmanes van a rezar varias veces por día; de hecho existen pequeñas mezquitas en cada estación de servicio al costado de las carreteras. La vestimenta que nosotros consideraríamos típica de la región, larga túnica blanca y panuelo en la cabeza para los hombres y túnica negra y pañuelo negro para las mujeres casadas, si bien están presentes en todas partes, nunca en gran número.El turista debe respetar algunas reglas básicas para evitar enojar a los nacionales, como por ejemplo no beber alcohol en las calles o caminar alcoholizado, no tomar fotos de mujeres con el vestuario negro, entre otras. Otros detalles son por ejemplo la separación entre hombres y mujeres en los medios públicos de transporte y la gran cantidad de murales de los mas variados tamaños de los tres principales líderes del país, (que no logramos identificar si se trataba de un real aprecio o si era por el contrario una muestra de obsecuencia), entre otros que a nosotros nos resultaron curiosas.En nuestro último día en Dubai y luego de varios minutos de viaje, llegamos finalmente al desierto. Grandes dunas de arena oscura y muy ligera cubren todo el paisaje, sin existir casi vegetación, exceptuando algunos arbustos achaparrados y diseminados. El desierto también se ha adaptado al turismo; decenas de camionetas doble tracción llevan a contingentes de turistas a recorrer las dunas en un paseo muy divertido y bastante movido que culmina en un parador en medio del desierto donde al aire libre y sentados en alfombras sobre la arena cenamos las más variadas comidas típicas y disfrutamos diferentes shows en los cuales las danzas árabes fueron el corolario. El turista puede también allí dar una vuelta o tomarse unas fotos en camellos, ver halcones entrenados y dromedarios encerrados en los alrededores, entre las atracciones que cabe esperarse en el desierto, y entre lo moderno, (siempre presente), cuatriciclos y vehículos especiales saltando por las dunas a nuestro alrededor todo el tiempo.Como conclusión, Dubai es una ciudad que trata de convertirse en centro turístico, manteniendo su estructura antigua, pero apostando a lo magnífico para atraer turistas de diferentes partes del mundo, ofreciendo lujo, descanso y diversión, sorprendiendo en cada rincón con un edificio único. Por otro lado, todavía la ciudad está en pleno proceso de ampliación y construcción, por lo cual todo lo que hoy es actual y grandioso, seguramente será potenciado con los años, en una apuesta que trata de ganarle al tiempo, para que cuando su petroleo se termine no los encuentre desprevenidos y en el turismo encontrar su salvación.
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