Mirta De Zan, desde México DF
Y un día... ¡nos tuvimos que quedar en casa!!!
¡Hola a todos! Me gustaría estar escribiéndoles sobre algún nuevo pueblo que descubrimos, alguna playa de esas que “no salen en las revistas” y nos encantan pero... ¡no!!! Hoy les voy a contar de cómo hace 5 semanas vivimos puertas adentro. A principios de año, cuando oíamos noticias del COVID-19 lo veíamos lejos, pero con recelo.
A pesar de todas las advertencias y experiencias de los países europeos, aquí las autoridades lo tomaron a la ligera, ¡hasta que la bomba les explotó y el flagelo del Covid-19 fue una realidad en México!!! El presidente decía en sus conferencias de prensa de cada mañana que había que abrazarse, ¡que no pasaba nada! En otra oportunidad sacaba sus estampitas y decía que al pueblo mexicano lo protegían los ¡amuletos! Y también invitaba al pueblo a visitar los restaurantes, ¡que no pasaba nadaaaa! ¡Dios!!! El resultado de eso es hoy 970 muertes, aumentando de a 100 cada día; los casos confirmados son 10.600 hasta ayer, cifra qué hay que multiplicar por 8 y nos da casi 85.000 contagiados.¿Cómo lo vivimos nosotros? Como lo vive el pueblo. Todo ha sido iniciativa privada y de las empresas. El gobierno ha priorizado la parte económica pues el 35% de los mexicanos "viven al día"; es una encrucijada en la que casi todos los países latinos se han encontrado y han tomado decisiones diferentes. Aquí se decidió seguir en una pseudo normalidad; la gente debe comer a pesar del virus. De todas maneras las empresas y el sector educación tomaron medidas drásticas. En nuestro caso los niños no van a la escuela desde el 13/03; la Secretaría de Educación suspendió actividades escolares hasta el 30 de abril y luego se verá. Los chicos tomaron tres semanas clases en línea y luego vinieron las dos semanas de vacaciones de Semana Santa; retomarán actividades en línea este lunes 20/04. Las clases fueron en horario normal y diariamente, para lo cual fue muy sorprendente lo rápido que se organizaron. Todo un desafío y una realidad que creemos seguirán por un tiempo.En cuanto al trabajo de mi esposo, desde hace un mes también es desde casa. En su equipo de trabajo hubo un contagio que nos tuvo muy alertas y pendientes y que gracias a Dios se recuperó. Hemos tratados de mantener la rutina lo más posible y todo en la familia se ha adaptado.No creemos en los números oficiales y quizás nos cuidamos demasiado, cosa que no hace todo el mundo, aún viendo las realidades de España e Italia. Aquí aún queda gente que se cree inmortal y sigue con su vida normal como si nada pasara y no es precisamente la gente que debe salir a trabajar para poder comer.De las cosas positivas... Al bajar considerablemente el tránsito, el aire de la Ciudad de México se nota más limpio y respirable. Al verlo desde nuestra casa hemos descubierto cientos de edificios detrás de lo que antes era una gran mancha negra. Aun estamos en la llamada Fase dos con números en aumento. ¿Qué pasará? No sabemos, nadie sabe, sólo que en la vida de todos ¡habrá un antes y un después del COVID-19!!! Quizás esto fue necesario para volver a vivir la vida más simple, sin prisas, sin arrebatos, mirándonos a los ojos y tendiendo una mano al que lo necesite, revalorizando la tarea de los profesionales de la salud y relativizando la de los ídolos deportivos, musicales o políticos. Quizás ya es hora de parar, barajar y dar de nuevo. Ojalá la próxima vez que les escriba sea para contarles que todo está bien, celebrar juntos y mostrarles que hemos vuelto a caminar descalzos en la playa.¡Un abrazo más virtual que nunca!
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