Daniel González Rebolledo/Encuentro Coral 2015
El maravilloso milagro del arte
Con Daniel González Rebolledo, esta Nota Clara intenta reflejar esos sentimientos producidos en el reciente Gualeguay Coral, en el que el propio artista y coreuta, intervino y fue parte. Su mirada particular, desde las letras y la conjunción especial con la música. Es cierto y concreto, el Gualeguay Coral desbordó de emociones; hizo vibrar a todos con su encanto único. Integrante del “Juanse”, González Rebolledo nos deja su impronta desde esas emociones.
¿Qué reflexiones salen a días de aquel Encuentro Coral y semejante masa de coreutas?-En momentos en que ha cedido el "imperio de la emoción" como diría Horacio Quiroga, escribo mi experiencia como coreuta del Ensamble Juan Sebastián, dirigido por Nora Ferrando, en el Gualeguay Coral 2015, que se desarrolló en nuestra ciudad los días 31 de octubre, 1,6,7 de noviembre en distintos espacios, con repertorio popular y el gran cierre del 8 de noviembre con la masa coral integrada por todos los coreutas participantes, la soprano María Belén Rivarola y la Orquesta Académica de Buenos Aires en el Centro de Educación Física, con repertorio clásico. Al cumplirse 15 años del Primer Encuentro Coral como anfitriones, Nora tuvo el acierto de invitar a toda persona que hubiera pasado en algún momento por el Juan Sebastián, ("el Juanse" le decimos inter nos, porque lo sentimos más nuestro que la galleta), a integrarse nuevamente. En mi caso había cantado en los inicios, fines de los noventa, en esas cálidas noches navideñas, siempre al abrigo de la Parroquia San José y de la entusiasta generosidad del Padre Pancho y habíamos hecho además de repertorio navideño, repertorio popular. Con ese bagaje hicimos por entonces algunas salidas del pueblo, entre las que recuerdo un Encuentro Coral en Alta Gracia, Córdoba, que fue un hito en lo que seguiría haciendo el Juanse después, del cual ya no formé parte.¿Hubo otras incursiones en la música coral?-Siguiendo con la auto referencia un poco obligada, había participado en Paraná, en 2004/2005 de la Zarzuela Luisa Fernanda y de la Ópera Aída, como "figurante actor", en las que actuaba y en el caso de la Zarzuela, actuaba y cantaba como coreuta, por lo cual fui aprendiendo que la energía que se da en el canto colectivo, es otra muy diferente a la del canto como solista, y si a esto se suma el tremendo impacto de cantar con orquesta , uno se convierte en una brizna de polvo inserta en un marco sencillamente imponente. Con esa experiencia entonces, acepté la invitación de Nora para reintegrarme en este año al Juanse, bajo la consigna de que me probaba y si ella consideraba que aún podía hacerlo -no en vano pasan los años- estaba dispuesto a aceptar el enorme desafío que se desprendía ya en las primeras conversaciones informales sobre su proyecto para este año.¿Cómo fueron esos momentos de revivir la música desde adentro?-Comenzamos en la primera semana de marzo los ensayos, con un grupo que se fue puliendo laboriosamente para armar los seis temas del repertorio popular entre los que estaban algunos ya transitados por el Juanse como el Te Quiero de Favero-Benedetti y los cuatro temas del repertorio clásico que a todos nos parecía algo ajeno y casi inalcanzable. Al concurrir a Victoria para ensayar el repertorio clásico que habíamos aprendido basándonos en audios y en el tenaz trabajo del ajuste cuerda por cuerda por parte de Nora, para integrar allí con los coros de Nogoyá y Victoria dirigidos por Patricia Farías, una mini masa coral ya que faltaban todos los coros de Buenos Aires, comenzamos, creo, a dimensionar la importancia del desafío en el que estábamos insertos, y la experiencia maravillosa de ser pulidos. Uso esta palabra porque de eso se trató, de pulir, de pasar y repasar cada arista en el tempo, cada nota mal colocada, cada intención en los matices de acuerdo al argumento de cada tema: pulidos, corregidos paciente y laboriosamente por las dos directoras. Esa tarde en Victoria fue muy importante para lo que seguiría. Y vinieron entonces las últimas semanas previas al evento, y el equipo que se sumó encabezado por Ricardo, Vanina y muchos integrantes del coro; trabajaba a destajo para ultimar detalles, viajamos con el Juanse a Buenos Aires a ensayar con la orquesta y la otra parte de la masa coral, azarosamente los coros de Victoria y Nogoyá no pudieron asistir, con lo cual ensayaríamos con el resto de la masa. Aquí también, en el magnífico auditorio del Banco Ciudad tuvimos otra inmersión grandiosa en la magnitud del repertorio clásico, ejecutado ahora sí en vivo por la orquesta, cuyo director nos marcaba las entradas del coro, corregía algunos desfasajes en el tempo de cada tema, y daba lugar a la maravilla del instrumento humano en la voz de la Soprano, María Belén, que parecía surgir mágicamente con una potencia espléndida al lado de la orquesta.No lo podíamos creer, nosotros siendo parte allí, era conmovedor.Se vino encima de aplausos el Gimnasio del CEF, ¿nos describe esas horas previas?-Al fin llegado el momento se fueron sucediendo, casi vertiginosamente creo poder decir, las presentaciones en San José, Club Social, Cantacalle, del repertorio popular con los distintos coros participantes y una gran respuesta del público que nos iba animando, ya que en una poco aclarada y a mi criterio, políticamente inhábil gestión cultural, el Municipio lanzó para el mismo fin de semana el Festival llamado del Asado y la Galleta, con figuras populares de fuerte convocatoria, lo que nos hacía temer que tanto trabajo para convertir al Gimnasio del Centro de Educación Física en auditorio nos quedara grande, pero no fue así. En dos tardes se ensayó con toda la masa coral temas de ordenamiento: dónde nos sentábamos mientras la orquesta hacía la primera parte, cómo ascendíamos y descendíamos las gradas, hay que tener en cuenta a 300 personas más los integrantes de la orquesta, que se desplazarían y había que hacerlo ordenadamente. Aquí el buen humor de los Directores de los coros visitantes y su constante entrega a colaborar con lo suyo para que todo saliera de forma impecable, fue realmente alentador para todos nosotros. Por supuesto también allí, ensayamos por segunda vez con la orquesta y la soprano, ultimando los detalles de los temas clásicos, y de allí, ya en el día 8, a cambiarnos, "producirnos", y al fin, el gran cierre. El público comenzó a llegar en oleadas, pronto se fue colmando la disponibilidad de sillas en la platea y las gradas de la tribuna, apareció primero la orquesta y se ubicó, luego vino el afinador con su violín para monitorear los instrumentos, fue aplaudido. Llegó uno de los dos directores adjuntos dio lugar a la primera parte del concierto sólo instrumental, tal vez por la ansiedad, (todos los coros estábamos ya sentados al costado del escenario, y la orquesta sola tocando algunas piezas clásicas), me pareció algo larga. Haciéndome cargo claro, como espectador poco acostumbrado y sentado en el cemento en el caso de quienes habían ocupado la tribuna y peor aun pensando en la gente que ya colmada la capacidad de asientos había quedado parada. La orquesta no obstante fue aplaudida de pie, hizo un bis y luego se anunció un intervalo. Al terminar y hacer el bis, ahora con la dirección de la orquesta bajo la batuta de su Director General Carlos Calleja, con un brío que nos contagió, cerramos con el Oh Fortuna de Carmina Burana de Off a puro coro y orquesta, a pura energía, a puro goce. Y todo eso, entiendo, fue lo que el público se llevó a cuestas para comenzar la salida, los abrazos, los saludos, las flores, las lágrimas de pura emoción, las fotos para fijar de algún modo lo inasible: el milagro del arte.
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