"Treinta años siguiendo tus huellas, Señor", expresa el sacerdote en un mensaje lleno de gratitud, destacando el trabajo que ha realizado con humildad y amor a lo largo de tres décadas. Su labor ha sido un faro de esperanza, guía espiritual y acompañamiento para todos aquellos que han cruzado su camino.

El Padre Carlos ha recorrido varios caminos, enfrentando dificultades, tristezas y desafíos, pero siempre con la firme convicción de que su misión es servir a Dios y a la comunidad. Su sencillez y accesibilidad lo han convertido en una figura cercana, que ha logrado ganarse la confianza y el respeto de todos, tanto dentro como fuera de la parroquia.

La comunidad reconoce que, a pesar de las adversidades y los momentos de incomprensión, la voluntad de Dios siempre triunfa, y en su misión, el Padre Carlos ha mostrado la entrega, la humildad y el empeño necesarios para cumplir con el llamado divino. "No es hacer grandes cosas, sino cumplir con empeño y amor la voluntad divina", subraya el mensaje de la comunidad, agradecida por tener a alguien tan ejemplar como él a su lado.

La comunidad también hace una oración por su fortaleza en los momentos difíciles y por la apertura de los corazones para que sigan confiando en la Providencia. Con la intercesión de la Virgen María y San José, se encomienda a Dios para que siga guiando su camino y lo acompañe en la misión de la Iglesia.

Éste 30º aniversario, la comunidad de San José le agradece al Padre Carlos por su dedicación y amor al prójimo, y por ser un testimonio vivo de la fe.

¡Gracias, Señor, por el regalo de su sacerdocio y por permitirnos ser parte de este caminar hacia el Reino Prometido!

¡Felicidades, Padre Carlos, por estos 30 años de entrega y servicio!