Gualeyos por el Mundo
Analía Chesini comparte su estadía en Seúl, Corea del Sur (3ª parte)
En la entrega anterior, Analía nos habló de la educación de excelencia, el respeto por el otro, por el cuidado de medio ambiente, del excelente nivel cultural, los avances científicos y empresariales que hacen que la sociedad coreana esté entre las principales potencias mundiales.
Disfrutemos ahora de esta tercera y última parte de la nota.
“En cuanto al idioma, se habla en coreano y muy pocos hablan en inglés, ni hablar del español. Nos pasa, de entrar a comercios, hablar en inglés y que no nos entienden, entonces recurrimos al mágico traductor del celular y así es posible comunicarnos.
En el ámbito de la comida, su régimen es muy distinto a lo que solemos comer nosotros en Argentina. Carne de cerdo y pescado en su mayoría, y en mucha menor cantidad, carne de vaca. El restaurante inconfundible coreano tiene, en cada mesa una mini parrilla circular donde se cuece la carne que se va a comer, y lo más impresionante, es que consumen algunos mariscos crudos y vivos, como los pulpos. En ningún restaurante hay sal disponible para agregarle al plato. En cuanto al sabor de la comida, tiene muy poca sal y todo es muy, muy picante en comparación con la comida argentina. Y en cuanto a los postres casi no consumen y no hay mucha oferta, suelen ser a base de arroz y frutas, incluso hay un postre típico cuyo ingrediente principal, ¡es hielo en forma de escarcha!
En cuanto a bebidas alcohólicas, hay un alto consumo. Con frecuencia vemos caminando gente borracha por la calle, durante la tarde, y al anochecer en el subte se siente mucho olor a alcohol.
La actividad física es algo incluido en la rutina de casi todos los habitantes. Es frecuente ver personas haciendo sentadillas (o flexiones de piernas) en la estación mientras esperan el subte.
Llama la atención el excesivo cuidado de su piel, hay una gran conciencia del uso de protector solar, y no se exponen al sol. En este momento es verano aquí, y prácticamente todos los nativos que caminan por la calle van cubiertos de ropa, mangas largas, paraguas y sombreros e incluso cuellitos que se ponen hasta las mejillas para protegerse del sol.
Además, existe una gran oferta de productos de belleza y cuidado de la piel, abundan los negocios de cosmética. A las mujeres coreanas se las ve siempre impecablemente arregladas, y es frecuente verlas retocándose el maquillaje o con un rulero en el flequillo en lugares públicos.
Sumado a esto, hay un gran mercado de cirugías estéticas, mayormente de la cara. La más frecuente es la de los párpados, con el afán de portar ojos con forma occidental. Vimos reiteradas veces mujeres con refrigerantes apoyados en la cara aplicándose frío como tratamiento post quirúrgico, mientras caminaban o viajaban.
En conclusión, fue un viaje muy interesante, productivo para mi profesión, pero además, tuvimos la posibilidad de conocer y acercarnos a una cultura muy distinta a la nuestra. Tiene muchas cosas positivas, dignas de imitar”.
Agradecemos a la Dra. Analía Chesini por compartir estas vivencias y hacernos conocer de una forma tan amena culturas muy distintas a la nuestra.