Ante los umbrales del Día del Idioma
El Día del Idioma es un homenaje a la memoria del gran escritor español Miguel de Cervantes Saavedra quien falleció el 23 de abril de 1616 y que contribuyó al engrandecimiento de la lengua española por su obra maestra “El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha”.
Esta novela, publicada en el año 1605, logró consolidar nuestro idioma y su autor llegó a la cima de la gloria de la Literatura Universal, compartiendo honores con Homero, Dante y Shakespeare.Adelantándonos a la conmemoración el Día del Idioma, les entregamos conceptos del Prof. Daniel Martínez.Cervantes, Maestro del Idioma CastellanoCuando en el siglo XVII Miguel de Cervantes Saavedra escribió Don Quijote de la Mancha, el escritor español sentó las bases de lo que luego se consideraría la novela moderna. "La novela, como hoy la conocemos, le debe al Quijote el humor como fórmula de crítica social o la transformación de sus personajes a lo largo de sus páginas." La profunda realidad del personaje ha hecho que el famoso caballero "Don Quijote de la Mancha" se convierta en el símbolo universal de la lengua española. Por la capacidad de haber creado una nueva manera de narrar y una serie de personajes en los que caben los defectos, las virtudes, las debilidades y aspiraciones de la vida humana, Miguel de Cervantes mereció el título de "Príncipe de los Ingenios Españoles". "Entender y aprender nuestra lengua es una verdadera fiesta"Prof. Daniel Martínez"Veintitrés de abril de cada año... ¿qué hay con esa fecha? Es un festejo muy, muy especial; es el Día del Idioma Español. Por supuesto que no es posible dejar de hacer alusión al gran Miguel de Cervantes Saavedra en estos días, y a su obra (dentro de ella, ¿cómo podríamos olvidar a aquel loco, noble, casi santo caballero de armadura oxidada y herrumbrosas armas?). Sin embargo, festejar nuestra lengua no debería restringirse sólo al recuerdo del genial escritor. Tal vez, si nos proponemos un poquito de reflexión acerca de nuestra lengua madre, caeremos en la cuenta de que entender y aprender acerca de ella con detenimiento puede llegar a ser una verdadera fiesta, un placer, una exquisitez, un verdadero gusto... Y con estas nociones de "exquisitez" y, sobre todo, de "gusto" es que nos quedaremos.¿Quién no ha escuchado alguna vez expresiones como "la riqueza del castellano es impresionante" o "el castellano es la lengua más rica", mientras, imaginaria y orgullosamente, se mira desde arriba y por sobre un hombro, a las demás "pobres lenguas pobres"? En verdad, nuestra lengua es "rica" y no únicamente en el sentido de "abundancia de palabras". Esto último es lo que nos proponemos demostrar. Aclaremos que no pretendemos una demostración científica ni magistralmente poética, pero sí hecha con algo de rigor académico, amor y un poquito de humor.Nuestro castellano proviene del latín y a él nos remitimos para empezar. Tenemos una clara comprensión de lo que significa "saber" (comprender, entender algo...); ahora bien, ¿de dónde deriva "saber"? No proviene de "cognoscere" o "intellegere", por ejemplo, que significan en latín lo que nuestro infinitivo "saber". "Saber" surge de "sapere" que quiere decir "tener gusto a algo, agradable o desagradable, oler a, exhalar aroma...". Ahora nos hemos acercado un poco más al meollo de nuestra cuestión. Es muy curioso, sorprendente, y sobre todo, reveladoramente poético que un verbo asociado, originaria y primitivamente, al sentido del gusto y el olfato (en última instancia a la comida, si se quiere), haya dado finalmente en un vocablo de tan abstractas acepciones. Pero, ¿por qué decimos "reveladoramente poético"? En principio, hay que aceptar que cuando se habla de poesía o aspecto poético, se habla de la Verdad, no de mera imaginación caprichosa. Y... ¿de qué verdad o, cuando menos, acercamiento a ella se trata? Primero, hemos de considerar que al hablar de "saber", generalmente, se habla de una característica humana asociada al aspecto árido, duro, ríspido del intelecto. No obstante, se ha de tener en cuenta también, que la actividad intelectual humana es, muchas veces, un placer, gozo, disfrute y todo esto último también es "saber"; es decir, el deleite de ninguna manera invalida que uno "sepa", sino todo lo contrario. Aunque es mejor que nos remitamos a la sabiduría de uno de los tantos poetas y estudiosos que ha entendido esto perfectamente. Así, Leopoldo Marechal le hace decir a Adán Buenosayres:"-Hablando seriamente -prosigue Adán-, el hombre no sólo ha de pedir a las cosas una grosera utilidad. ¿Cómo hemos definido al hombre?-Una criatura intelectual -dice Ramos.- Eso es. El hombre, como ser inteligente, goza conociendo. Y ese goce de su inteligencia, ¿no es en sí una utilidad?"Este es el homenaje que queríamos hacer a nuestra lengua, verdadera "alma mater" ("madre nutricia" y no "alma madre" como tentadoramente indicaría una traducción descuidada) de nuestra inteligencia; ella es "rica" porque tiene palabras dulces, ácidas, amargas, sabrosas, crocantes, suaves... que nos regalan mucho placer. Es deslumbrante como una palabra latina referente al sentido del gusto ("sapere") ha terminado en una del español que nos dirige a la actividad intelectual literaria, estética y gozosa ("saber"). Como alguna vez escuchábamos a una alumna que decía con respecto a una obra literaria: "Esto tiene otro gustito" o la gran educadora Martha Salotti: "Las palabras oídas, tienen para los niños olor, sabor y color; (...)" -lo de niños no ha de tomarse al pie de la letra, pues un adulto debe acercarse a la Literatura con la actitud edénica típica de la infancia mediante la inteligencia lúdica, aunque no con puerilidad inmadura. Sólo es cuestión de que nos acerquemos a saborear un poco de buena literatura... tenemos de sobra.
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