Carlos Horacio Gálligo: “Central para mí es la familia”
El exfutbolista, emblema del Club Gualeguay Central, recordó sus años con la camiseta rojinegra, la figura de su padre Pascual y una época dorada del fútbol gualeyo.
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En el marco del 106° aniversario del Club Gualeguay Central, celebrado el pasado 1° de noviembre, El Debate–Pregón dialogó con Carlos Horacio Gálligo (68), histórico jugador del “rojinegro” que vistió la número 10 durante quince años, en las décadas de los setenta y ochenta.
En la entrevista, Gálligo no solo repasó su trayectoria y los clásicos inolvidables frente a Sociedad Sportiva, sino que también rindió homenaje a su padre, Carlos Alberto “Cacho” Gálligo, quien presidió la institución en los años en que el club adquirió su campo de juego.
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—Carlos, ¿cómo comenzó tu vínculo familiar y personal con el Club Gualeguay Central?
—Central para mí es la familia. Primero tengo que nombrar a mi padre, Carlos Alberto Gálligo, que fue presidente del club durante cinco años, justo cuando la institución obtuvo su cancha. Fue uno de los tantos socios que trabajaron para hacerlo posible. Central tuvo un nacimiento humilde, muy distinto a otros clubes. Fue pobre en sus comienzos, pero con esfuerzo llegó a ser uno de los equipos más importantes de Gualeguay.
—¿Cuándo empezaste a jugar en Primera y cuánto tiempo estuviste?
—Debuté en 1974 y jugué 15 años en la Primera de Central. Fueron tiempos hermosos, de mucha camaradería y de grandes jugadores.
—¿A qué compañeros o dirigentes recordás con más cariño?
—Primero a los dirigentes que hicieron grande al club: mi padre, Antonio Podestá, Pancho Labour, Carnevale, y muchos otros que no quiero olvidar. Cada uno puso su granito de arena para levantar al “rojo y negro”, nuestro querido “sangre y luto”.
—Durante mucho tiempo, Central y Sportiva se repartían los campeonatos…
—Sí, aunque Central fue el que más ganó (sonríe). Pero todos los clubes son importantes y merecen respeto. Yo también jugué cinco años en Quilmes, donde me recibieron muy bien. En realidad, conozco a todos los clubes de Gualeguay, y en cada uno encontré buena gente y pasión por el fútbol.
—¿Cómo se vivían los clásicos con Sociedad Sportiva?
—Eran partidos especiales, únicos. El clásico Central–Sportiva fue durante muchos años el más importante de la ciudad. Se vivía con una intensidad tremenda, tanto en la cancha como en las tribunas. Pero más allá de la rivalidad, había grandes jugadores en todos los equipos, y muchos de nosotros después coincidíamos en la selección de Gualeguay, donde también tuve la suerte de jugar.
—¿Qué jugadores de aquella época se te vienen a la memoria?
—Había muchos, pero quiero nombrar a Eligio “Negro” Lerman. Para mí fue un ídolo. No llegué a jugar con él, porque era de una generación anterior, pero lo vi jugar muchas veces y fue un referente enorme, como futbolista y como persona. Un verdadero patriarca del club.
—¿Qué sentís hoy al ver un nuevo aniversario de Central?
—Mucha emoción. No pude estar presente en el festejo, pero lo llevo siempre en el corazón. Central es parte de mi vida, de mi familia, de mi historia. Quiero mandar un fuerte abrazo a todos los centraleros: dirigentes, socios, jugadores y a los que siguen defendiendo estos colores. El club ha tenido épocas brillantes, y deseo de todo corazón que vuelva a estar arriba, como tantas veces estuvo.
—También integraste la selección de Gualeguay, ¿no?
—Sí, salimos campeones en 1974 y 1976. En el ’74 yo recién empezaba en Primera, pero en el ’76 ya jugué. Fueron años inolvidables. Le ganamos a Newell’s, a Tigre, y nos medimos con grandes equipos. Gualeguay siempre tuvo jugadores de enorme nivel: Jorge Burruchaga, Mencho Medina Bello, Lisandro Martínez… tres campeones del mundo salidos de nuestra ciudad. Creo sinceramente que Gualeguay dio los mejores futbolistas de la provincia.
—¿Querés dejar un último mensaje para los hinchas rojinegros?
—Sí, un saludo grande a todos los centraleros, de ayer y de hoy. A los que compartieron cancha conmigo y a los que siguen defendiendo la camiseta. Que nunca se pierda el orgullo y la pasión por Central.
Carlos Horacio Gálligo, un nombre inseparable de la historia rojinegra, sigue recordando con emoción los años dorados del fútbol gualeyo, cuando cada clásico era una fiesta y Central, como él dice, “era y sigue siendo una familia”.