Club Social
Comentario del libro de Omar Massoni por Diana Guercovich
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“Almas gemelas” Rescate de un largo silencio
El pasado martes 30 de mes pasado, en el Club Social, se presentó el libro “Almas
gemelas”- Rescate de un largo silencio, del sociólogo y fotógrafo Omar Massoni,
oriundo de Gualeguay que residen en Francia. La presentación estuvo a cargo de la
profesora en Letras Diana Guerscovich quien realizó un muy buen análisis de la obra.
De ahí que transcribimos lo expresado.
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“Nos reúne esta noche la presentación de un producto cultural, resultado del tiempo,
la experiencia y un amor trunco.
Almas gemelas es estructuralmente una novela realista, histórica, testimonio ficcional
de un trozo de la Historia argentina, el másoscuro de momento, y la historia personal de
Octavio junto a Marianne.
A buena cuenta, se nos presenta con un cachetazo cortito y al pie: «Logré escapar.
Fue difícil, peligroso, invadido de miedo e incertidumbre». Las primeras dos oraciones
bajo un título contundente: Exilio en París. Podríamos creer que será ante todo una
novela testimonial, solemne, con escenas descriptivas de un espanto casi obsceno, pero
no. Al contrario, una poética invade la prosa, se inmiscuye en ella de alguna manera,
para alivianar la carga y no cegar a quien lee, haciéndole creer que solo allí habitó el
espanto. Esta construcción poética de la narrativa, me recuerda a las Crónicas
marcianas de Ray Bradbury, en su gentileza al escribir, al narrar escenas de heridas, aun
hoy, abiertas. Esto puede deberse a un cierto tono romántico presente en la construcción
ficcional: la confluencia descriptiva del paisaje y el estado anímico, la evidente
ideología marxista y su búsqueda ideal hegeliana, pero, ante todo, la figura de
Marianne. Mujer fuerte de convicciones, pujante. Aquí debemos detenernos. Porque
Almas gemelas es una historia de amor.
Sí, hay un contexto político funesto; sí, hay escenas terribles de este, porque
enmarcan lo importante: el encuentro entre Octavio y Marianne. Dos símiles, casi
predestinados a verse, tocarse, oírse, impregnarse uno del otro.
Luego del turbulento inicio, la novela se vuelve tapiz de un entramado vivencial,
plagado de coincidencias: la geografía mesopotámica, las aguas amarronadas del río, el
negocio automotor familiar, el parecido estatus social, las zonas del mundo visitadas y
descubrir un recorrido demasiado parecido. Casi reflejado uno en el otro, complemento
propio al fin a mano.
Un amor claro, fuerte y demasiado corto. Un amor guardado, hasta que una imagen,
una de esas primeras fotografías, de ese primer encuentro, caiga otra vez en manos de
Octavio, para ser esto: un homenaje al amor, trágico como toda novela romántica, y, sin
embargo, perdurable, inmarcesible.
No importa a qué Octavio estemos leyendo, sea el joven recién deslumbrado o aquel
ya exiliado, Marianne significa una sola cosa: amor, amor puro y real.
En resumidas cuentas, esta es una historia de amor, construida bajo el sino de la
tragedia, pero eso no es lo importante o donde deberíamos centrar nuestra lectura; lo
que importa es la construcción genuina de un vínculo, a tal punto de transformarse.
Pasar de un borbotón de ideas, recuerdos, sentimiento y emociones bullentes, a una
narrativa limpia, una ficción comprometida con la figura de Marianne (les invito a
buscar los pasajes con su voz) y un testimonio de la historia personal, siempre unida a la
mayúscula.”
Diana Guerscovich