La Mirada de Afuera
Covid-19: prepararnos para lo peor en espera de lo mejor
Son tiempos en que la angustia debe ser el combustible generador de las ideas que prepare a Gualeguay para enfrentar la potencial peor crisis sanitaria de su historia.
La gran marea viral aún no descargó la totalidad de su furia en Buenos Aires y su conurbano. Pero lo que vemos y veremos que ocurre allá es una película que tendrá su remake en estas latitudes, tan solo en semanas.
Como en toda guerra los soldados veteranos son los más valorados para los próximos combates. El personal de salud y las autoridades gualeyas ya han sido fogueadas por la batalla que dieron en 2020.
El tiempo no es un aliado. Por eso hay que planificar ya, y no debe ser ajena al reto la Municipalidad de Gualeguay, estando a la cabeza de toda una ciudad comprometida.
Es que es obvio que el Hospital San Antonio será desbordado, y no sólo ppr gualeyos. Vale recordar que el año pasado recibió derivaciones de 100 km a la redonda.
Para este año, el pronóstico es malo: con cepas más virulentas y una población que está cansada y desmoralizada, habrá más enfermos.
Es el momento de evaluar con qué infraestructura y recursos humanos cuenta la ciudad. Aunque el hospital sea provincial, es prioritario un análisis con el CEM (como principal prestador privado) y con el Colegio de Médicos e informar a la intendenta para actuar coordinadamente en la optimización de los recursos y el fortalecimiento de los mismos. La sinergia entre la salud pública y la privada es esencial.
No obstante, la participación del municipio es vital y se pondrá a prueba la firmeza, la cintura política y el poder de convocatoria de la intendenta Verónica Berisso y todo su gabinete. Ante un riesgo cierto de colapso, el gobierno gualeyo debe coordinar, oficiar de enlace y actuar en políticas activas que permitan mantener firme el sistema.
En este contexto no es descabellado pensar que deba alquilar un hotel para convertirlo en un hospital para casos moderados que puedan necesitar monitoreo y oxígeno por métodos no invasivos, mediante máscaras o las llamadas "bigoteras".
Al respecto, consultados varios especialistas, desestimaron el uso de gimnasios o estadios techados (como pasó el año pasado con el Centro de Educación Física) por la problemática que significa el armado de la infraestructura, la falta de sanitarios, la designación de personal de limpieza y cocina, y la seguridad en el interior y exterior, o sea un dolor de cabeza que un establecimiento hotelero no provoca porque ya cuenta con habitaciones con baño, camas, la fuerza trabajadora hotelera y el expertise necesario de sus dueños y gerencias.
Por supuesto, el gran escollo será el personal médico y de enfermería debidamente preparado, que es escaso y está agotado. Solucionar este impedimento es un gran desafío.
El gran músculo de la ciudad que lo componen sus empresas, entidades e instituciones, muchas de éstas con décadas de existencia, tiene ahora la oportunidad histórica de ponerse al servicio de la Municipalidad para donar o ayudar a conseguir, de ser necesario, tubos de oxígeno, carpas que puedan funcionar como hospital de campaña para cuidados intensivos, respiradores, oxímetros y otros aparatos de monitoreo, material descartable, vehículos para la logística y voluntarios. En esto último, Bomberos Voluntarios de Gualeguay, la Cruz Roja y su escuela, son estratégicos.
Sin embargo, los habitantes de la ciudad deben retomar el camino de extremar los cuidados. Es prioritario diseñar y ejecutar una campaña oficial de concientización creativa e innovadora para prevenir los contagios, sin olvidar las escuelas y los jardincitos porque está probado que los chicos son excelentes comunicadores en sus casas.
En definitiva hay que racipnalizar que se acercan tiempos difíciles, en donde las unidad de los gualeyos es prioritaria.
Esta ciudad rica en historia y ejemplos desde su fundación, debe marcar la diferencia, y tiene con que, más cuando este virus apagó la vida de su intendente y gran ciudadano, Federico Bogdan.
Actuar dando el mejor esfuerzo para evitar lo peor, dejando mezquindades políticas y no políticas de lado, es el mejor homenaje que se le puede brindar.
R.A
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