Gualeguay, nombre con sonoridad de río

El Departamento Gualeguay está situado al sudoeste de la provincia de Entre Ríos ocupando al norte gran parte de la “Región Central” o “Cuenca del Gualeguay” comprendida en las dos mayores cuchillas entrerrianas, la Grande al este y la de Montiel, al oeste, las que forman un extenso y otros pequeños cursos de agua que en su mayoría aportan su caudal al río Gualeguay que constituye la “columna vertebral” de la provincia.
Ubicación. Primitivos habitantes. Primeros pobladores Su cauce superior es encajonado, pero comienza a ensancharse en Rosario del Tala con costas bañadas de arenales, cambiando nuevamente sus orillas desde Puerto Ruiz. El Gualeguay no es profundo; navegable en una extensión importante. Según el régimen de lluvias, muy cambiante es estos tiempos, sufre importantes crecidas, muchas de las cuales han producido importantes daños, como fue la de 1959, que muchos contemporáneos debemos recordar.El nombre de nuestro río, de evidente origen indígena, proviene de "guagua" y de "Y", agua, río en guaraní. La partícula "le" no existía en guaraní y le fue agregada por los conquistadores con el fin de suavizar su pronunciación. De esta forma, y según el estudioso Luis F. Delentang, su significado sería "¡cuánta agua"! o ¡qué agua!" Otros estudios señalan que su primitivo nombre fue "Cureguay" que significa "Río de la cueva del chancho" debido al gran número de animales silvestres de tal especie, como también podría ser "Yaguarí" que significaría Río de Jaguar o del Tigre. Según noticias del padre Andrés Quiroga y Taboada, los jaguares llegaron a pasearse por la plaza de la recién fundada villa. ----------------------------------------------------------------Primitivos habitantesEl pueblo primitivo que habitó estas tierras fue el minuán, grupo de perteneciente a los charrúas, raza probablemente emparentada a la pámpida, una de las cinco principales que poblaban el territorio cuando llegaron los conquistadores. Aparte de ellos había pueblos nómades dispersos a lo largo del Paraná y dispersos en las provincias de Entre Ríos y Santa Fe entre los que se destacaron los mocoretás, quiloazas, corondas, chaná, timbú y los guaraníes, estos últimos oriundos del Brasil, seminómades, más civilizados y con conocimiento agrícolas.La familia era generalmente poligámica y practicaban una religión primitiva con ideas imprecisas sobre la existencia del mal, con elevado nivel de superstición, magos y hechiceros, apareciendo vagamente la creencia de un ser superior, "diablo" o "gualicho" y tal vez creyeran en la inmortalidad del alma. Esto se supone por el culto que le rendían a los muertos que estaba a cargo de los hechiceros poseedores de la autoridad moral y política.Al morir una persona, los familiares femeninos se amputaban un dedo enseña de duelo, y los hombres se sometían a crueles flagelaciones.Los minuanes que habitaron la región de Gualeguay, fueron de genio rebelde, reacios a cualquier disciplina, andariegos y soñadores, tal como los describían los cronistas que alcanzaron a conocerlos antes de su total exterminio; tristes y taciturnos, carácter que brotaba de la selva espesa, de los riachos, de la lucha con la naturaleza; amantes de la soledad, del retiro y del nomadismo.Su aspecto físico lo mostraba de una estatura media, su cabeza grande, su cara ancha y su nariz estrecha en la base con ventanas abiertas y amplias; sus ojos negros, hundidos y pequeños, sus pómulos y cejas salientes, labios carnosos, una boca grande, cabellos lacios, gruesos y largos y la barba rala.Acostumbraban a tatuarse al llegar a la pubertad; los varones se trazaban tres rayas azules de mejilla a mejilla; las mujeres se trazaban tres líneas azules desde el nacimiento del cabello y completaban con dos líneas transversales de mejilla a mejilla. Para el combate, los hombres se pintaban las mandíbulas de blanco.Sus viviendas:Su vivienda estaba construida con esteras de paja fijadas a modo de paredes y techo, con suficiente capacidad para toda la familia. Durante el verano vivían casi a la intemperie.Los hombres no usaban vestimenta alguna, salvo excepciones; las mujeres cubrían su cuerpo con un talar de pieles de mamíferos sobados con ceniza y grasa con decoraciones geométricas.La alimentación del minuán consistía en carne de animales que cazaban como ñandúes, ciervos, carpinchos, peces, frutas silvestres. Cuando los conquistadores introdujeron el ganado vacuno y equino, el indio prefirió la carne de potro.Como la mayoría de los aborígenes argentinos, sus armas fueron la flecha, la lanza con punta a veces envenenada, la honda y las boleadoras. Con esta últimas idearon uno de sus entretenimientos favoritos: el tiro de las boleadoras, juego en el que pasaban horas y en el que invertían hasta sus prendas de vestir. Con la conquista se introdujo el juego de naipes que lo practicaban gustosos.La familia era generalmente poligámica; el trabajo de la casa les correspondía a las mujeres, mientras que los hombres se dedicaban a la caza, a la pesca y a la guerra."Era la edad del fuego y de los talismanes,de perseguir al puma y modelar el limo.El tiempo de rastrear con la piraguaEl olor de la nutria y del carpincho;Y de hacer el amor entre los juncosSin culpa y sin pudor.Era la libertad recién inaugurada;Sin premios,/ sin castigos;Solo la libertad."(De Historia de Naembé" (Génesis) de Tuky Carboni)En cuanto a la industria y artesanías, los charrúas y minuanes fueron los de menor producción, al menos de lo que se ha encontrado. Restos de alfarería de barro negro, muy simple, sencilla, con escasa decoración. No hay indicios de industria textil, pero sí trabajaban la piedra para fabricar puntas de flecha y hachas.Su bebida característica era la hidromiel.En cuanto al lenguaje, poco se conoce, quizás por su oposición a ser reducidos. Sólo se han conservado unas sesenta voces de su idioma, el cual no tiene ninguna relación con el guaraní. Solamente se conoce su sistema de numeración.Estos indígenas fueron realmente indomables; grandes matanzas los exterminaron. Por sus venas corría sangre ardiente y espíritu de libertad absoluta, sin límites, solamente frenada por las vallas que le imponía la naturaleza.Este hombre singular recorrió nuestro solar nativo. Hijo de la tierra, como ella agreste, feroz y altivo. No nos dejó su sangre porque la derramó a torrentes defendiendo su libertad y su suelo frente a los conquistadores.El carácter indomable del minuán y del charrúa fue uno de los factores que retrasó la conquista de Entre Ríos, principalmente en la parte sur. El primer choque entre los españoles y los minuanes se produjo en 1724. Los indios derrotados se internaron en el territorio de las misiones para volver con renovada furia y con la valiosa alianza de los charrúas. Los pobladores de la región gualeguayense del gobernador de Santa Fe, don Francisco Antonio Vera y Mujica, consiguieron vencerlos. Entre los años 1749 y 1752 se produjeron terribles matanzas y fueron definitivamente desalojados de Entre Ríos. Con los sobrevivientes, el gobernador de Santa Fe fundó la reducción de Cayastá, donde esta raza se extinguió definitivamente.Los nuevos pobladoresFue entonces cuando arribaron los primeros pobladores a la zona sur de la Provincia, atraídos por su rica tierra, estableciéndose en las costas del arroyo Nogoyá, desplazándose hacia las riberas del Clé, formando un asentamiento en el lugar denominado Capilla Vieja, remoto antecedente de Gualeguay. Algunos apellidos de estos pioneros fueron Taborda, Díaz, Barrios, Torres, Ibarra, Ortega, Laurencena, Reinoso, Rodríguez, Aquino, Cabrera, Morán, Alcorta, Eseiza, Ormaechea, Arburúa.En 1770 llegaron nuevas familias y se inició una etapa de prosperidad y calma. Los pueblos originarios habían sido definitivamente derrotados y pronto, acaudalados señores dirigieron sus miradas hacia estas tierras ricas.Fuentes: Vico, Humberto P.; Historia de Gualeguay, Tomo 1, Editorial Colmegna, SantaFe, 1972.
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