Hacia un nuevo recambio
Por estas horas asistimos a un nuevo recambio democrático con todo lo que ello implica desde lo institucional para la Argentina. Y lo hacemos confiados en un transitar pleno del ejercicio republicano que tiene como anclaje el funcionamiento correcto y adecuado de los Poderes de la Nación.
Atrás, quedan prácticas y metodologías que serán análisis en un corto plazo, casi inmediato, de politólogos e historiadores, aunque a simple vista, se revela una forma de "hacer" política que, en muchos casos, se concentró en un referente único, como un modo casi autoritario de manejar la cosa pública. En ese peregrinar hacia el recambio es clave recordar esta etapa en la que, desde esa forma de hacer la política, se subestimó a aquellos que tenían voz y pensamiento propio, para lo cual desplegaron un aparato de propaganda desde el Estado y así agraviar a quienes pensaban diferente. Evidentemente, con el resultado ya conocido de las dos instancias electorales -de agosto y de octubre- debemos entender que fue la propia ciudadanía la que se encargó de poner las cosas en su lugar, de colocar esos límites y de ordenar el tablero político como en un juego de ajedrez. Ese resultado electoral del 25 de octubre sacudió a más de un político-dirigente que creía tener la solución entre sus manos. El grito de las urnas fue claro y contundente; entre líneas se reclamó la reparación de la convivencia entre argentinos, ponerle fin al enfrentamiento fanático entre defensores del "modelo" y opositores. Dependerá de nosotros mismos las ganas y la voluntad de hacerlo. Reconstruir el tejido de fraternidad será el objetivo central. Seguro que habrá mucho por revisar y por recorrer; por componer. Sin duda que en este camino que emprendemos tienen un papel preponderante las instituciones y organizaciones, entidades que conocen y están acostumbradas a esto de convivir con el otro, nada fácil por cierto, ya que requiere dejar de lado las mezquindades y las ambiciones personales. Ellas son conocedoras del extenderle la mano al otro, aunque piense distinto, y ahora su papel será preponderante. Allí radicará la fuerza del paso sostenido para esta nueva etapa más pacífica que uno aspira y trata de edificar a diario. En esa construcción debe venir el fortalecimiento de los Poderes Legislativo y Judicial, pilares tan cuestionados en todo este período anterior inmediato. Es imperioso empezar de nuevo poniendo la ética como objetivo primordial. Y la Justicia deberá jugar un papel fundamental en este nuevo período. No menor será el rol del Congreso y de las Legislaturas y Concejos comunales. A modo de cierre, insisto en que el esfuerzo dependerá de todos. Nadie ha dicho que será sencillo, nunca lo fue. Deberemos actuar sin mezquindades y egoísmos con esta realidad a cuestas. El desafío está ahí, frente a cada uno de nosotros, por nuestros hijos y por una Argentina grande en serio. Con esta esperanza, celebro estos ciento catorce años de El Debate, Hoja que me cobija desde hace poco más de veinte años y de la cual he aprendido muchísimo y por la que siento pleno orgullo de pertenecer.Hernán Taki Almeida
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