¡Felices Pascuas de Resurrección!
“He resucitado y aún y siempre estoy contigo”
La Pascua de Resurrección es para la comunidad Cristiana la celebración dedicada a conmemorar la Resurrección de Jesucristo, es la fiesta del triunfo sobre la muerte. La resurrección de Jesús es lo que confirma y determina el “antes y después” de la crónica de la civilización y cultura occidental.
La victoria de Jesús sobre la tumba y la muerte, es el acontecimiento de referencia del plan de redención; es el cimiento de la fortaleza espiritual de los creyentes; es la esperanza de los fieles; es la manifestación plena de la revelación de la misericordia de la Divinidad; es la culminación del dechado del amor de Dios por el mundo.Jesús resucitó y vive en la EucaristíaPadre Pedro BrassescoEn mi reciente viaje a Tierra Santa tuve la oportunidad de celebrar la Misa en el mismo lugar donde Jesús se apareció resucitado, por primera vez, a María Magdalena. A pocos metros de ahí está el lugar del sepulcro. Un pensamiento invadió mi mente: en este lugar murió Jesús, fue enterrado, resucitó pero yo ahora estoy con el mismo Jesús, vivo, en la Eucaristía. Aquello es un recuerdo, un lugar significativo, pero esto es una realidad. En el lugar donde estuvo muerto, sigue vivo. Y no sólo allí sino en todo el mundo donde haya una misa que actualice su sacrificio en la cruz o un templo donde se guarde su presencia real en el Pan de Vida.La resurrección de Cristo trastoca nuestro humano sentido de tiempo y espacio. Para nosotros los acontecimientos del presente, y aquellos que todavía no han sido, se convertirán en hechos del pasado ocurridos en un lugar y momento preciso. Y las personas también quedan circunscritas en esos dos ejes. Si Jesús resucitado se hubiera quedado en la tierra con su cuerpo glorificado, todos estaríamos viajando al lugar donde esté. Pero al quedarse en la Eucaristía, para siempre, hace contemporánea y cercana su presencia. No es un hecho del pasado, se hace eternamente presente.María Magdalena, al encontrarse con Jesús, no lo pudo reconocer. Hasta que él pronunció su nombre. Nosotros también corremos el riesgo de no reconocerlo en la Eucaristía, de no valorar su presencia porque preferiríamos algo más espectacular. Y sin embargo Él también conoce y pronuncia nuestro nombre desde lo profundo del corazón para abrir nuestros ojos y creer. Porque la fe es un acto libre y Jesús siempre va a proponerla desde lo sencillo, desde lo cotidiano.En este año que celebraremos el Congreso Eucarístico Nacional, que esta Pascua sea la posibilidad de volver a reconocerlo vivo, cercano, donándose a sí mismo en el pan y el vino transformados en su Cuerpo y Sangre para que esa alegría trasforme nuestras vidas.¡Feliz Pascua de Resurrección!
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