Sobrellevar una afección pulmonar crónica es difícil, traumático y hasta incomprensible para quienes no la padecen o no tienen cerca un ser querido con esa patología. Quienes la padecemos inmediatamente detectamos cuando otra persona sufre la afección porque notamos su forma de respirar y hasta comenzamos a hacerlo en su ritmo y a compartir sus síntomas. Los tratamientos van cambiando, la medicación avanza, o simplemente varía de nombre, de dosis, y cargamos con aerosoles y nebulizadores, tratamos de mentalizarnos para no caer en la sobremedicación, de no afligirnos para que la tranquilidad nos permita llegar a un buen ritmo respiratorio y cardíaco. Hasta ahí lo que podemos hacer los pacientes guiados por los médico de cabecera y especialistas.
Pero hay cosas terribles para estas afecciones: el humo, el olor ácido, los desodorantes, los repelentes, las fragancias fuertes, los lugares cerrados o atiborrados de gente. Y hoy digo ¡el humo, el humo, el humo! que siempre nos invade al atardecer, y, sin temor a equivocarme, porque lo veo que nace desde el lado sur, viene del basural, se eleva negro en largas columnas y se mantiene como una corona que rodea la ciudad por muchas horas.Si quienes dan la orden de realizar estas quemazones tuvieran esta problemática de salud, o la sufriera un ser cercano, sin lugar a dudas que buscarían otra forma de reducir la basura. Pero esto no queda en un problema para los que padecemos patologías respiratorias crónicas, sino que envenena a todos, se mete en nuestros hogares, aunque cerremos puertas y ventanas, lo llevamos en la ropa e intoxica más aún todo el medio ambiente. Y si tenemos la mala suerte de que el viento sea del este, Soluciones Ambientales, (nombre paradojal si lo hay), hace todo tóxico, porque el olor ácido quema las fosas nasales, la garganta de los sanos y enfermos, y la tan mentada lucha por el medio ambiente se ve azotada por el suelo en detrimento de la salud de toda la tierra. El humo ahoga, Soluciones Ambientales también, a lo que se agrega la contaminación de las napas, de los desagües que van hacia el río, la vida misma. A quienes corresponda, luchen desde el gobierno por un medio ambiente sano, no agreguemos más contaminación, ayuden a quienes tenemos esta patología a poder respirar, sí, ¡a respirar!; a quienes no la padecen, no los intoxiquen; es simplemente lo que pido como habitante de esta ciudad. Porque hay algo que no entiendo... después de empresas e instalaciones que iban y venían con la tecnología más avanzada hemos retrocedido años con la quemazón del basural, y están atentando contra nuestra calidad de vida, esa calidad que, en mi caso la busco y lucho por ella día a día.Graciela Saavedra