Suplemento especial
Juan José Piquet, artesano guasquero: “Si uno no trabaja, no vive”
En el Día del Trabajador, compartimos el testimonio de Juan José Piquet, un hombre que ha dedicado su vida al trabajo rural y a la guasquería, el arte tradicional de trabajar el cuero crudo. Nacido y criado en las Islas Lechiguanas, y vecino de Gualeguay desde hace 18 años, Piquet nos abre las puertas de su historia y su taller.
—Don Juan José, ¿cuándo y cómo comenzó su relación con el trabajo?
—Desde chico trabajé. En el campo, domando caballos, arriando hacienda, siempre con animales. Me gustó desde temprano. Con el tiempo aprendí guasquería, que es el arte de trabajar el cuero crudo. También hago cuchillos, vainas, lo que me pidan. Lo que puedo hacer, lo hago.
—¿Qué tipo de elementos fabrica para los caballos?
—Hago todo: bozal, cabezada, riendas, pechera, revenque. Todo completo, trabajado con acero quirúrgico, alpaca, plata. No le falta nada al caballo de campo.
—¿Y esos productos están a la venta?
—Sí, si alguien quiere comprar y me paga lo que vale, lo vendo. Antes trabajaba con Tasistro, hacía recados con él. Después, cuando falleció, dejé de ir a su local.
—¿Cuánto tiempo le lleva hacer un juego completo?
—Y… un mes, mes y medio, según lo que sea. Yo me guío por la experiencia que tuve, porque domé mucha caballada. Las medidas son más o menos parecidas.
—Usted ha pasado gran parte de su vida en el campo. ¿Cómo fue esa etapa?
—Viví 55 años en las islas. Trabajé en estancias, en Buenos Aires, en San Antonio de Areco. Siempre como peón rural. Dormía poco, me gustaba cumplir con la gente. Las crecientes del río nos complicaban mucho: había que salir cada año porque se inundaba todo.
—¿Y desde chico hacía esas tareas?
—Sí, sí. Con el agua en la cintura, arriando, tapado con un ponchito al costado de la ruta. Siempre me gustó la vida de campo. Lo que quise aprender, lo aprendí: domar, tocar la guitarra…
—Ahora vive en Gualeguay y sigue trabajando. ¿Cómo es su vida hoy?
—Ya hace 18 años que vivo acá. Tengo 73, estoy jubilado, pero sigo con mis artesanías. Hago cabezadas, pego zapatillas, lo que puedo. Soy inquieto. Cuidé caballos de carrera también. Tengo una foto de uno que andaba muy bien.
—Hoy es 1° de mayo. ¿Qué reflexión le deja el Día del Trabajador?
—Es como todos los días. Si uno no trabaja, no vive. El trabajo es lo que nos mantiene.
—¿Dónde puede acercarse la gente si quiere conocer o comprar su trabajo?
—En Quadri 465. Ahí pueden ver lo que hago, preguntar precios. Antes, un trabajo de estos, valían lo mismo que tres vacunos. Hoy me quieren pagar poco. Hay un juego de bozal, riendas y cabezada que está en 1.200.000 pesos. Otro más completo vale 1.500.000. Con todo, el paisano se viste y se gasta fácil dos millones.
—¿Algo más que quiera compartir para cerrar?
—Tengo una rasta uruguaya, un cinto que hice con don Tasistro, con mis iniciales. Y nada más. Les agradezco mucho por escucharme. Que tengan un feliz Día del Trabajador.