Dr. Bernardo “Cacho” Gandini
LA COMPETENCIA EMOCIONAL EN LAS ESCUELAS Por casa, ¿cómo andamos? 2ª Entrega
La ausencia de los padres en la educación y sólo la preponderancia de lo material para que asistan a buenas escuelas, sin el acompañamiento antes existente, es una de las razones del quiebre educativo. A veces la asociación de padres es mediadora en la trasmisión de inquietudes y demandas.
Esas escuelas, ante las presiones, deben buscar una disminución de sus espacios a esa presencia. Es funcionamiento de clientes insatisfechos, de una escuela productora de servicios y padres como consumidores con derecho a manifestar disconformidad y desencanto. Esa presencia es tan nociva como la ausencia absoluta en otras, donde hay muchos chicos sin familia funcionales. La estrechez familia-escuela es necesaria, a pesar de todo, pero como una alianza.El estado obligaba a la escolaridad; hoy, los argumentos con que operaba han perdido fuerza; no puede asegurar una educación con la calidad que se necesita.Las nuevas tecnologías modifican la comunicación familia-escuela; en lugar de notas y cuadernos de comunicados, muchas veces hay e-mail y WhatsApp y el mal uso del WhatsApp por madres y padres arroja otro condimento a conflictos de adultos; se refleja violencia que se muestra sin pudores.La escuela, progresivamente, dejó de ser un territorio sólo de docentes y alumnos, para ser, a veces, ser un ámbito de socialización de padres que comparten con hijos lo que no hacen en sus hogares.La crisis es cada vez más compleja en la medida en que los docentes se sienten sin armas y los lleva a enfermedades por impotencia. Las licencias por afectación mental son resultado del desgaste profesional crónico o enfermedad de Burnout, popularmente llamada "cabeza quemada". Hasta que, de todos los organismos responsables, surjan las políticas necesarias para la educación en el escenario actual, es pertinente la prevención; el nadar contra la corriente, que es la causa, se debe contrarrestar con nuevas herramientas utilizadas correctamente.Hoy la competencia pedagógica es tan necesaria, como la competencia emocional. Para poder enseñar es necesario emocionar al cerebro para que se inicie ese proceso. Quienes asumen el lugar de "enseñantes", para poder "desdramatizar" las situaciones, requieren de: conocimiento emocional de sí mismo (Autoconocimiento emocional); capacidad para controlar sus propias reacciones (Autocontrol emocional); confianza en sí mismo y la gran energía que da la vocación (Automotivación); capacidad de ponerse en la piel de los niños, especialmente de algunos, de mamás y papás, especialmente de algunos/as, a los que hay que contener emocionalmente (Empatía); administración de las propias emociones (Utilización emocional). Esta competencia nos evitará los excesos emocionales que coartan la creatividad necesaria para evitar los errores de interpretación. Otros funcionarios se deben ocupar de salarios dignos, protección de la salud, lugar respetable en la sociedad, etc., etc., etc.Sin educación de las sensibilidades, todas las habilidades se tornan sin sentido. Rubem Alves
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