La peluquería en la comodidad de tu hogar
Tomando mates y conversando a más no poder, nos encontrábamos las tres al rededor de la mesa. En realidad, María estaba sentada porque Ana Laura Ramirez le esta por embellecer el pelo. Yo, muy curiosa, las rodeaba porque quería ver todos los pasos que hacía la peluquera para llegar a los espectaculares tratamientos que hace.
Entre anécdotas e historias, Ana me contó como empezó a realizar este trabajo. Ella tiene 21 años y hace un tiempo culminó sus estudios de peluquería en una Academia de nuestra ciudad vecina, Gualeguaychú. Viajó hasta allá, durante un año y medio, una vez a la semana para asistir a las clases. Siempre rebuscándose el peso para poder pagarse le pasaje del colectivo.Hacía trabajos de todo tipo. Aunque no le dejara mucho, le servía al menos para el viaje. Ella quería realizar ese estudio de esto que tanto le apasiona. Y se los digo yo, que la vi en acción. Es muy dedicada y detallista. Los cortes tienen que estar perfectos, el cabello bien humedecido con el producto del alisado o del shock. Luego tiene que estar también bien seco y perfectamente planchado. Hasta que no logra lo que estaba buscando o esperando, no para.Me contó también que sueña con tener un salón pero le da desconfianza no poder vivir solo de eso. Yo creo que lo haría sin dudarlo si supiera que en sus manos hay algo irreal que hace maravillas, pero el problema es que todavía no lo ve. Lleva con ella la dedicación, el conocimiento y la pasión ¿Qué más se puede pedir?Su período de aprendizaje no fue fácil. A veces tenía que salir 40 minutos antes de las clases para poder tomar el autobús de vuelta a casa. Se caminaba toda la ciudad, hasta que, más adelante, pudo llevarse el dinero para abonar un remis que la dejaba en la terminal justo a tiempo y sin perderse mucho de las cosas que sucedían en el aula."Siempre que mis conocidos me algo nuevo en sus cabezas, los llevaba a la Academia. Así aprendí muchas cosas inimaginables. Una vez, esto es lo más loco que me pidieron, una chica me pidió que le tiñera el pelo de todos colores, así que la llevé. Las profesoras me explicaron que primero debía decolorarle el cabello para que los nuevos tonos agarraran. El problema era que esta mujer se teñía el pelo, desde hace muchos muchos años, siempre de negro azabache. Ahí aprendía a decolorar o aprendía. Por suerte hice un buen trabajo y le quedó bien", me dijo entre risas."Ahora, si tengo que decirte lo más difícil que me han pedido, sin dudarlo, fue desarmar una cabeza llena de rastas. Hace un tiempo yo se las había hecho a la chica. En un momento no las quiso más y cortarse el pelo para ella no era una opción. Así que me puse a desarmarlas. Fue un trabajo de dos días, pero le salvé el pelo y le quedó precioso", me contó.Ana va a los hogares de sus clientes y lleva ahí su peluquería. Todavía no cuenta con un espacio en su casa donde poder recibirlos. Además, todos los artefactos necesarios cuestan muy caro. De a poco va consiguiendo sus materiales. Tiene las tijeras, una máquina para cortar, un secador y una planchita profesional. Estos dos últimos son los más importantes para su trabajo, ya que si los tratamientos que realiza no tienen buenos sellados de calor pueden durar menos.Hablando de productos para los tratamientos me dijo que una vez probó un alisado que le habían recomendado. "Según esta mujer, era super bueno, con un olor exquisito a chocolate. Cuando lo probé, casi me mató el olor. Así que ahí lo tengo, guardado. Después de eso, me fui hasta una distribuidora que conozco en Gualeguaychú y les pedí el mejor que tenían. Probé los niveles que traía hasta que encontré el que sigo usando hasta el día de hoy que me encantó", contó. Ella siempre está buscando perfeccionarse y tener lo mejor para que su trabajo sea realmente bueno. Ha hecho shock de keratina que han durado 6 meses.Luego de dos horas y media de trabo, charlas y mates, la cabeza de María relucía. Había recuperado el brillo y y perdido toda su resequedad. Los cortes estaban perfectos, prolijos y parejos. La sonrisa de las dos lo terminaba de confirmar. Ana Laura había logrado las expectativas esperadas, porque en sus manos, indudablemente, hay magia.Marilina Camino Gomensoro
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