Hoy, los alemanes del Volga
Los Inmigrantes: “El desafío y la esperanza en una nueva tierra”
Con motivo de haberse conmemorado el pasado 4 de septiembre el “Día del Inmigrante” Segunda Sección recabó testimonios de descendientes de esos hombres y mujeres que arribaron a nuestra tierra en busca de un futuro más propicio. En la edición del domingo pasado entregamos testimonios de descendientes de dos colectividades y anunciamos que hoy haríamos lo mismo con los alemanes del Volga por medio de los testimonios de la Sra. Laura Sinner de Zapata.
"Yo soy Laura Sinner de Zapata; mi mamá era Natalia Wolf y mi papá Alejandro Sinner. Ella era hija de alemanes que vinieron del Volga, pero nació en Argentina", comienza diciendo esta hija de inmigrantes. "En realidad ellos son alemanes, pero cuando la Zarina llamó a trabajar haciendo muchas promesas, ellos fueron porque le convenía ante el anuncio de guerras ya que ahí iban a estar más protegidos ya que el Volga está en territorio ruso. Trabajaron años allá, llevaron todas sus cosas. Siguieron con su idioma y sus costumbres, a pesar que el Zar quería que hablaran en ruso. Pasaron mal porque cuando tenían toda la siembra cosechada, venían los vikingos y les robaban".América, el nuevo destino: "Después de mucho tiempo, alrededor de 1870, escucharon hablar de América. Pudieron embarcarse mi abuelo y dos de los hermanos; uno de ellos se quiso volver luego a Alemania. Estuvieron mucho tiempo navegando, tanto es así que una hija de mi abuela murió en el mar y la otra hija llegó con ellos a un puerto de Brasil. Mis abuelos entraron luego por el Río de La Plata, pero no descendieron ahí, sino que el barco siguió y bajaron en el puerto de Diamante donde vivieron mucho tiempo escondidos. Mi abuela era de una familia acomodada, por lo que pudieron traer algo de dinero y se fueron integrando a la comunidad por medio de las iglesias evangélicas. Mi abuelo, que era muy aventurero, empezó a buscar tierras y encontró en Algarrobitos, Departamento Nogoyá y ahí nació mi mamá. En total eran cuatro varones y cinco mujeres. Acá trabajaron la tierra, hicieron dinero, los hijos trabajaban a la par de los padres en el campo, únicamente el menor pudo estudiar abogacía".Más adelante, Laura nos comenta de su familia más cercana en el tiempo: "Mis abuelos maternos conocieron a los padres de mi papá, a los Sinner, de Galarza, también por medio de la iglesia, y después se conocieron papá y mamá. Los casamientos antes se armaban así. Yo nací en Galarza, fuimos cinco hermanos, yo soy la mayor; murieron tres de ellos, y tengo una hermana 10 años menor".Luego se refiere a su infancia, su educación y sus dificultades con el idioma: "Como ya dije, mi papá era muy aventurero, así que de Galarza se fue a Ramírez porque consiguió mejor trabajo. Esa es una zona de muchos alemanes del Volga, tal es así que yo comencé el colegio sin saber hablar el castellano porque en casa y con las amistades se hablaba alemán. La maestra me dejaba después de clase; tenía poca paciencia porque no nos entendíamos. Me hice de una compañera que me ayudó y a los 3 meses ya hablaba castellano. En casa, por rebeldía, no hablaba alemán, por lo que mi mamá me mandó a la escuela alemana que había en Ramírez, por lo que de mañana iba a esa escuela y a la tarde a la escuela en castellano. Como me casé con un criollo no hablé más alemán, sólo lo hago cuando voy a Ramírez"."Cuando era joven estuve empleada en una tienda porque sabía alemán, ya que en Ramírez hay muchos alemanes y, sobre todo la gente mayor no habla castellano. Trabajábamos toda la semana; no era de salir, de la iglesia a la casa. Se hacían bailes en los clubes, pero no íbamos; nuestras costumbres eran muy cerradas, mucha obediencia a los padres, Mi madre fue mamá y papá, ya que él trabajaba toda la semana en el campo. Ella tenía que ser muy firme porque éramos varios chicos".El esposo de Laura dice que le gusta mucho la comida alemana, por eso le preguntamos por los platos típicos: "En cuanto a comidas, todo lo que sé, lo aprendí de mi madre que cocinaba muy rico, herencia de mi abuela que le enseñó a hacer conservas, dulces, de todas recetas. Entre las comidas alemanas están pretzels, brötchen, kartoffelbre, knödel que son las albóndigas alemanas, kartoffel und kleis, chucrut. A los kleis, mi mamá los preparaba con harina, royal, un poquito de leche, agua hirviendo y luego lo servía con chucrut, que se hace con repollo, cebolla y condimentos. Con esa alimentación éramos muy sanos. Aparte mi madre criaba pollos, patos, tenía árboles frutales".Le preguntamos por su especialidad en la cocina: "Yo preparo pirok; los hago con cebolla, repollo, carne picada y un poco de limón para suavizar el gusto del repollo. La masa es como de pan lactal; se hace con harina, levadura, leche, sal y un poco de aceite para que quede más tiernito. Esa masa se corta en cuadrados y ahí se pone el relleno; se juntan las puntas y se coloca en una fuente al horno. Quedan muy ricos. Para el Día del Inmigrante llevamos platos típicos para degustar y yo llevé pirok, que le gustaron mucho a todos. Para la Fiesta de las Colectividades, que va a ser el próximo 6 de octubre, cada grupo va a presentar platos, ropa típica, bailes, diferentes recuerdos que estarán en los stands. En esa oportunidad luciré nuevamente mi traje, el sombrerito con tres plumas de distintos colores y la bandera".Son muchos los recuerdos de Laura Sinner, como la de todos los hijos de inmigrantes. Ya se dará una nueva oportunidad para seguir compartiendo sus historias.
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