50 Años Escuela Agrotécnica “Juan B. Ambrosetti”
Prof. N. Scolamieri: “Un lugar único, con alumnos y docentes que siempre están en mi corazón”
Continuamos celebrando los 50 Años de la Escuela Agrotécnica, aniversario que cumpliera el pasado 15 de abril. En una entrega anterior, de la mano de la Prof. Norma Scolamieri, repasamos vivencias, anécdotas, revivimos el paisaje que rodea la Escuela. La memoria de Norma es prodigiosa, más cuando se trata de lugares y personas que ella lleva en su corazón, razón por la cual reflejamos otros momentos inolvidables.
"Muchos de los chicos que venían del campo y se alojaban en el internado, con conocían ni las calles de Gualeguay. Para hacer viajes, en algunas ocasiones junté los alumnos de Bachillerato con las chicas del Colegio San José, en el tiempo que aún no era mixto. Una vez se me ocurrió llevarlos en subterráneo por Buenos Aires y andar en las escaleras mecánicas; ¡imborrables las caras de asombro de todos por esas experiencias! Por medio de rifas muy pequeñas juntábamos dinero para viajar. Es así que los alumnos conocieron la Casa Rosada, el Congreso de la Nación, Canal 7, la catedral y Plaza de Mayo; el almuerzo que llevábamos lo disfrutábamos en Palermo y el final siempre era el Italpark, con su samba, los autitos chocadores, juegos que me encantaban, más todos los que ellos querían hasta la hora del regreso", recuerda Norma. Más adelanta agrega: "La inauguración del Complejo Zárate- Brazo Largo, como la de Salto Grande, fueron motivadores para dar mis clases de geografía y para visitar esas obras. Eran viajes educativos, para aprender y disfrutarlos.En las añoranzas de Norma siempre surge el parque de la Escuela: "Los robles, las variedades de colores en otoño, como el del Papiro, o árbol de papel, con sus hojas enormes, junto al chalet, al costado de la magnolia moscata, los tengo grabados en mi retina".Hay otros sitios que así lo recuerda N. Scolamieri: "Un lugar codiciado, pero al que entraban muy pocos, era la cocina. Como yo me quedaba más tiempo, esperando la hora para entrar a otra escuela, o hasta que alguien me llevara a Gualeguay, me permitían estar allí. No me voy a olvidar nunca de Benítez, el cocinero, que ponía las batatas para que se asaran sobre la chapa de la cocina de leña. ¡Exquisitas! A veces me quedaba a almorzar." Algo que quedó grabado en muchos fue la construcción de la ruta. Norma nos habla de algunas anécdotas: "Cuando estaba la ruta en construcción, desviaban el camino hacia diversas direcciones y más de una vez nos perdíamos o terminábamos arriba de una loma de tierra. En una oportunidad, junto con una compañera de Concepción del Uruguay, terminamos en Paso de Alonso. Nos tuvo que buscar el director porque nosotros a esa altura ya estábamos para tomar sol."En cuanto a los compañeros de trabajo, Norma evoca: "Entre el personal de la primera época estaba de administrador don Manuel Olalde que viviía con su familia en la casa de la entrada, Tabo Surraco que era el jefe de producción, Ricardo Ferrando, como director. También había casas en el fondo del predio, lindando con la calle que va a Paso de Alonso, donde vivían don Bressan y don González con sus familias. Don Jorge Ántola fue un profesional que amó la Escuela, la llevaba en su alma, un lírico, con quien festejábamos el 8 de septiembre el "Día del Agricultor". Esa fecha se debe a que, en ese día de 1856, los colonos italianos levantaron la primera cosecha de trigo, en la ciudad de Esperanza, Santa Fe. De la misma forma festejábamos las fiestas patrias y el Día de la Tradición. Después del Himno y las palabras, se escuchaba un sapucai para dar paso al acordeón de Héctor Ahibe y la guitarra de Néstor Fiorotto, entre otros de nuestros primeros alumnos.""Entre los vecinos teníamos algunos almacenes y carnicería, una de ella era "El Poncho Negro" y lo de Miguel Gervasoni. Algunas veces, cuando ante un descuido, los chicos visitaban esos lugares. Al darse cuenta el preceptor, los iba a buscar o volvían solos con un aliento que los delataba", nos comenta Norma.N. Scolamieri recordaba anteriormente que con lo recaudado cada doma se levantaba un aula. Entonces rememora: "Además de la doma, se hacía vaquilla con cuero. El día previo a la reunión se hacían los chorizos y saboreábamos las achuras. Para nosotros significaba una fiesta que compartíamos con los chicos, porque ellos ayudaban. Las domas eran animadas por don Piquet, idóneo en el tema, que le ponía todo el entusiasmo en el relato y la animación, y ni que hablar del remate que hacía de las tortas que los profesores llevábamos para colaborar. Entre las copas que se habían tomado y la animación, no se daban cuenta que don Piquet remataba la misma torta dos o tres veces y al final no se sabía de quién era. Cuando finalizaba la doma, empezaba el baile y para esa altura nos quedaba poco por vender."Más adelante se empezó a construir el internado nuevo, sobre el cual comenta: "A raíz de una nota que vi hace poco en el diario acerca de la utilización de la energía solar, en ese internado ya se calentaba el agua con calefactores solares, y si había mucha nubosidad y no alcanzaba la temperatura ideal, se accionaba el dispositivo eléctrico. Se bañaban más de 90 chicos del internado. Cuando por la Escuela ya pasaba el pavimento, había un internado amplio, la Provincia plantea el problema del desarraigo por lo cual abrieron escuelas secundarias prácticamente en todos los Distritos y disminuyeron la cantidad de alumnos, sobre todo de internos que eran de localidades cercanas y algunas de no tanto."La Prof. Scolamieri sigue evocando: "Otra aventura, ya por el `94, fue el cable de televisión que había llegado a Gualeguay y por la ruta alcanzaba hasta el almacén de don Perchivale. Nosotros mirábamos películas con el reproductor. Justo se estaba por iniciar el mundial de fútbol en Estados Unidos y todos estaban desesperados por verlo. Conversé con los dueños del Canal y nos otorgaron para llevar el cableado. Yo me hice cargo del abono. La mano de obra estaba; los chicos hacían pozos, plantaban los postes y enseguida la línea. Es así que pudieron ver el mundial, no sólo ellos, sino también las familias que los iban a visitar. Lástima que ocurrió el episodio de la droga con Maradona."Para finalizar, Norma Scolamieri expresa: "Para mí, por el hecho de ser la primera escuela en que di clase, significó mi segunda casa, un lugar diferente, con otras problemáticas, pero que se resolvían bien. Los chicos del campo eran muy nobles. Hoy en día, esos alumnos están en distintos lugares, pero con muchos nos escribimos, seguimos el contacto."Muy emocionada Norma cierra esta charla expresando: Un lugar único, con alumnos y docentes que siempre están en mi corazón.
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