La Guerra del Paraguay, conocida como Guerra de la Triple Alianza (1864-1870), representó para Argentina un conflicto impopular que fortaleció la consolidación del Estado nacional, pero a un alto costo humano y económico, al aliarse con Brasil y Uruguay contra Francisco Solano López tras la invasión paraguaya a Corrientes en 1865. Argentina contribuyó con unos 30.000 hombres, consolidando un Ejército Nacional profesional que reprimió resistencias internas posteriores, aunque generó revueltas en provincias como Mendoza y San Juan por el reclutamiento forzoso y la hegemonía porteña.

Argentina obtuvo definitivamente la Provincia de Misiones y tierras al sur del río Pilcomayo, resolviendo disputas limítrofes históricas con Paraguay. Esto expandió su territorio en la región del Plata, aunque Brasil se apropió de mayores porciones paraguayas. El país perdió alrededor de 50.000 vidas y gastó más de 500 millones de pesos, con epidemias como la fiebre amarilla en 1871 agravando las secuelas al regreso de las tropas. Benefició a comerciantes porteños y entrerrianos con contratos de abastecimiento, pero exacerbó divisiones internas. Fue muy criticado por figuras como Alberdi y Hernández por su carácter fratricida y dependencia de intereses británicos. Mitre usó la guerra para afirmar el poder central, pese a la oposición federal.

Argentina expandió su territorio, perdió alrededor de 50.000 vidas y gastó más de 500 millones de pesos, con epidemias como la fiebre amarilla en 1871 agravando las secuelas al regreso de las tropas.

Benefició a comerciantes, pero exacerbó divisiones internas. Fue muy criticado por figuras como Alberdi y Hernández por su carácter fratricida y dependencia de intereses británicos. Mitre usó la guerra para afirmar el poder central, pese a la oposición federal.