Semana movida
Por monseñor Jorge Eduardo Lozano, obispo de Gualeguaychú y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social Desde el viernes de la semana pasada que se instaló la cuestión del narcotráfico en programas de diversos medios de comunicación. También los diarios, los portales de noticias y agencias se ocuparon y mucho del tema. A decir verdad, la preocupación ya estaba instalada en la sociedad argentina y ahora ha ocupado más espacio público. Como si hubiéramos desenpolvado un tema de agenda que había quedado un poquito afónico.
Son muchos los que han llamado por teléfono o enviado mails adhiriendo a la declaración de la Conferencia Episcopal "El drama de la droga y el narcotráfico". Docentes, familias, trabajadores sociales, comunicadores, políticos, funcionarios... Salvo unos pocos, la gran mayoría percibe que estamos muy mal ante el crecimiento del crimen organizado.El reclamo realizado al Gobierno por medio de la Corte Suprema de Justicia el martes pasado, mostró cuán urgentes son las medidas a tomar para combatir el delito en el Norte de nuestro país.No estamos exagerando ni sobreactuando. Realmente estamos mal. El crimen organizado se afianza también en redes de trata, tráfico de armas, desarmaderos clandestinos, trabajo esclavo. Como dice la gente, los peces gordos.Hay olor a podrido. A veces sentimos un tufo más pestilente que el de tripa de carancho tibia.El enojo y la indignación deberían despertarnos para la acción. No tenemos que ceder a la tentación de quedarnos con los brazos cruzados, enredados en el lamento de cómo se arrastra a los jóvenes a la muerte y al sinsentido de la vida. Claro que la fuerza del mal es muy grande. Es cierto que corrompen voluntades y compran personas. Pero también es verdad que podemos hacer más cosas buenas y no las encaramos.Hace falta participación. En tu familia, en tu comunidad, en tu barrio, en tu escuela. Podés llamar por teléfono a la radio, la televisión o el diario expresando tu parecer. Podés ser protagonista de este tiempo concreto que nos desafía. El mal no tendrá la última palabra. La última será la misma que la del principio y el durante: el AMOR. Dios creó el mundo por amor, y no se queda mudo. Nos mandó a su Hijo. "Tanto amó Dios al mundo que envió a su Hijo único". ( Jn 3, 16)No dejemos que nos roben la esperanza. Nos merecemos una Argentina "libre de mafias" y podemos trabajar para eso.Hoy es el tercer domingo de noviembre. Este día ha sido declarado por Naciones Unidas como "Jornada Mundial de Conmemoración de Víctimas del Tránsito". Hagamos una oración especial por quienes perdieron sus vidas en accidentes vehiculares. Cuidar la vida en las rutas y en las calles es responsabilidad de todos.
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