El exclusivo club de los 20 países más influyentes del planeta
Entre guerras comerciales y el proteccionismo, el país tiene chances de explorar acuerdos para vender servicios y abrir mercados.
La próxima cumbre del G20 en Buenos Aires no es sólo una vidriera. El acontecimiento, que reunirá en el país a los líderes de las mayores economías del mundo entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre, abre un abanico de oportunidades para la Argentina en rubros como los agroalimentos, energía (Vaca Muerta) y sobre todo en la exportación de servicios profesionales. Se trata, coinciden los entendidos, de una apuesta a largo plazo con la opción invalorable de participar en las grandes ligas del comercio internacional.Fausto Spotorno, director del Centro de Estudios Económicos de OJF, lo pone en perspectiva: "El juego de la Argentina en el G20 es básicamente estar y participar en discusiones con países que nos aventajan 20 años". Sentarse en esa mesa tan reducida, añadió el economista, no implica beneficios directos y llanos, como abrir nuevos mercados o atraer inversiones. "En estas cumbres se negocian normas, regulaciones y estándares internacionales para el comercio. Estar en esa mesa podría darnos alguna ventaja, en el mejor de los casos, o por lo menos evitar algo que te perjudique", enumeró.El G20 es mucho más que una cumbre de líderes.En un contexto complejo y cruzado por el avance de políticas proteccionistas, el Brexit, la guerra comercial entre EE.UU. y China y el enigma Jair Bolsonaro, en Brasil, la Argentina, como país anfitrión, ya puede mostrar un punto a su favor. "Se aprobó rápidamente un nuevo acuerdo con el FMI. Eso lo aprovechamos, porque la intención del Fondo era tener todo cerrado antes del inicio de la cumbre", dice Lorenzo Sigaut Gravina, de Ecolatina.El temario del G20 surge de reuniones y mesas de trabajo que se llevan durante el año. Si es exitosa, la cita concluye con la confección de un documento con los compromisos asumidos. "La cumbre reúne a líderes de países que generan 85% de la producción mundial, 75% del comercio internacional y 80% de las inversiones globales, y es un espacio adecuado para encauzar discusiones en este tiempo de crisis", explica Marcelo Elizondo, analista internacional y titular de la consultora DNI. El experto explica que, en el fondo, hay un debate en el que la Argentina puede sacar ventajas (ver más abajo).La amenaza de los proteccionismos "afectan principalmente al mercado de bienes y productos tradicionales. En cambio, el sector de los servicios basados en el conocimiento (auditoría, contable, legales, ingeniería y software) no está tan regulado. Y en este rubro, el de la economía digital, la Argentina está en buena posición y el G20 sirve para mostrarse como un proveedor confiable para el mundo", subraya Leandro Romano, director del área económica de PwC. "Lo más relevante no es ya el alza del comercio internacional de bienes sino el intercambio de datos por vía electrónica, que se multiplicó 45 veces en la última década, muy por encima del alza del comercio o de los flujos financieros o de inversiones globales", completa Elizondo.La exportación de servicios (soporte tecnológico, estudios de mercado, análisis contables, software o contenidos audiovisuales) factura anualmente unos US$6.200 millones, según datos de Argencon, la cámara que representa a proveedores de la talla de Accenture, IBM, PwC y Globant, entre otros. "El cambio que viene es inevitable y el país cuenta con algunas ventajas, como el talento y una razonable formación educativa. En este mercado hay mucho por hacer", se entusiasma Romano.La maratón de negociaciones previstas para este G20 es agotadora. Según el cronograma oficial, en dos días se concretarán 84 reuniones de trabajo, 48 de sherpas(diplomáticos designados por cada país), 28 reuniones de finanzas, 7 grupos de afinidad y la cumbre de líderes, al final, cuyo objetivo es difundir un documento con los acuerdos alcanzados. Los antecedentes inmediatos no son auspiciosos. En sólo 2 de las últimas 5 cumbres se acordaron consensos mínimos para superar diferencias.El rol de la Argentina, como organizador, resalta a primera vista, aunque la economía local tenga otra envergadura. Sergio Cesarin, investigador del Conicet y profesor de la Untref, sostiene que eso otorga dos beneficios inmediatos: "Por un lado, es un ejercicio de alta exposición internacional. Y por el otro, la recepción en Buenos Aires de los líderes tiene un impacto simbólico, que podría generar confianza externa".El ingreso de la Argentina en el exclusivo club del G20 no implica un intercambio desigual: "Somos un país periférico con un juego lateral al de las grandes potencias", agrega Cesarin. Pero el experto señala que, de todos modos, "es posible encontrar nichos y opciones para poder insertarnos", desliza. En este sentido, Cesarin menciona algunos mercados del sudeste asiático, como Vietnam, Indonesia, Malasia y Australia, "países que demostraron ser permeables a los acuerdos de cooperación y en los cuales podemos volcar un mayor esfuerzo exportador". El experto subraya que son apuestas a largo plazo, pero aclara que "el G20 podría ser el punto de partida".Por otro lado, Spotorno insiste en que el objetivo de esta cumbre para los intereses argentinos es "tratar de abrir el comercio de commodities, donde hay muchos restricciones". No sólo para la Argentina, sino para los países de la región. Los analistas recuerdan que hubo avances en las negociaciones entre la Unión Europea y Mercosur para concretar un acuerdo de libre comercio. Pero desconfían sobre la posibilidad de un anuncio concreto, al menos en esta cumbre.Spotorno enfatiza que "del lado comercial, no es mucho lo que puede sacar la Argentina". Este economista, sin embargo, subraya que la presencia del país en la gran mesa del G20 es incidir en discusiones de regulaciones y normas, que constituyen el eje central de estas cumbres. "Ahí se fijan las políticas comerciales de largo plazo. Es preferible estar ahí a que dentro de 10 años te vengan con el paquete cerrado", interpreta.Para Romano, de PwC, la Argentina explora otros mercados para expandir la industria agroalimentaria. "El país cuenta con la capacidad de industrializar alimentos", uno de los temas que encabezan la agenda del G20 en Buenos Aires. Los otros dos son el futuro del trabajo y el empleo y las inversiones para proyectos de infraestructuras.En la cumbre de Hamburgo, el año pasado, hubo acuerdos básicos para limitar los proteccionismos y favorecer un mejor reparto de los beneficios de la globalización. Los analistas coinciden en los pocos avances logrados en la materia.
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