Enfermedades Funcionales y Enfermedades Orgánicas: una dicotomía ficticia
Los médicos dividimos las enfermedades en dos grandes grupos: funcionales y orgánicas. Las primeras serían aquellas en las que no es posible detectar un órgano alterado. El modo principal de detectar anomalías en los órganos es con el estudio patológico, esto es con la inspección del órgano o con el microscopio. Sin embargo los métodos de estudio han mejorado, y en la actualidad hay que contar que disponemos de otras técnicas que nos pueden indicar que un órgano no funciona bien, debido a una alteración submicroscópica del órgano en cuestión. En resumen, esta clasificación de funcional y orgánica va a depender de los métodos de estudio que dispongamos para detectar la posible alteración orgánica.
Funcional se utiliza de forma inadecuada frecuentemente para calificar a una enfermedad de origen psíquico.¿No tiene nada, o es nervioso? Con cierta frecuencia los médicos tras decirle a un enfermo que no tiene nada, le indicamos que lo que sufre es de tipo nervioso. Probablemente pretendemos minimizar la importancia de las enfermedades que no tienen un substrato orgánico conocido. Parece que las enfermedades importantes son aquellas que conocemos bien donde se encuentra la lesión, la podemos ver a través de algún método de exploración con imagen o al menos detectarla mediante un análisis de sangre o de otro tejido o fluido.Es difícil generalizar la actitud de los médicos ante las enfermedades que globalmente podemos denominar como "funcionales". Algunos piensan que una gran mayoría de estos trastornos no constituyen auténticas enfermedades, que en realidad son síntomas simulados, que el enfermo explota para obtener algún beneficio consciente o inconsciente. Otros creen que estas enfermedades psíquicas están en relación con la personalidad previa del sujeto que lo padece. Por tanto, algunos individuos estarían "inmunizados" frente a este grupo de enfermedades. Otros médicos piensan que estas enfermedades son similares a la neumonía, de forma que cualquiera puede sufrirla.Un grupo heterogéneo de enfermedades. Basta revisar el libro de clasificación de enfermedades mentales (por ejemplo el DSM-III-R) para comprobar que hay un gran número de enfermedades que forman parte del cuerpo de doctrina de la psiquiatría. Existe un grupo que es denominado "Trastornos mentales orgánicos". Entre ellas se incluyen las demencias, delirios, síntomas de ansiedad o trastornos del ánimo producidos por enfermedades degenerativas, tóxicas o metabólicas. En resumen se tratan de encefalopatías con patología conocida o con causa bien establecida aunque la sintomatología sea del todo superponible a otras enfermedades de causa no bien conocida.Las diferencias entre las enfermedades del resto de grupos son enormes. Basta recordar la que existe entre una enfermedad como la depresión mayor y la esquizofrenia. O de ambas con los trastornos por ansiedad. Conviene, por tanto, evitar la generalización.¿Son todo este grupo de alteraciones, enfermedades cerebrales? No hay ninguna duda de que todos los síntomas psicóticos, trastornos por estado de ánimo, trastornos por ansiedad, e incluso las quejas somáticas o ansiedad referidas a enfermedades obedecen a cambios cerebrales.¿Por qué tratamos de desligar del cerebro estos trastornos? Existen tres explicaciones para comprender este error: 1. De tipo histórica, 2. La complejidad del funcionamiento cerebral y 3. El defecto de formación de los médicos en el diagnóstico y tratamiento de estas enfermedades.Ya hemos visto que estamos ante una ciencia joven. Muchos de los conceptos arcaicos erróneos no han sido aun desterrados.No conocemos bien de qué forma cambia el cerebro cuando se altera el ánimo y se produce euforia o depresión, o de qué manera los cambios cerebrales pueden modificar los gustos, sentimientos y en definitiva la conducta humana. La complejidad del funcionamiento de nuestro cerebro es tan grande, que estamos muy lejos de conocer los mecanismos por los cuales estos fenómenos tienen lugar.En las facultades de medicina, y en los hospitales la actitud que se tiene con los enfermos con trastornos "funcionales" es muy diferente a la que se tiene con los que sufren enfermedades orgánicas. En general se desprecia, o se le presta poco interés. Incluso la formación que se recibe en psiquiatría es teórica y escasa.NEUROLOGÍA Y PSIQUIATRÍALa neurología y psiquiatría son dos especialidades médicas que comparten el órgano de estudio: el cerebro. Mientras que la neurología se ocupa, en teoría, de aquellas enfermedades con una alteración cerebral orgánica bien conocida, la psiquiatría lo hace de aquellas que no la tienen y que se manifiestan con un cambio de conducta. En la práctica ello no es así, y hoy no se conoce mejor el trastorno cerebral de la enfermedad de Gilles de la Tourette que el de la esquizofrenia. La sintomatología motora de la enfermedad de los tics múltiples crónicos ha dirigido a estos enfermos cada vez más hacia las consultas de los neurólogos que de los psiquiatras. Sin embargo esta enfermedad comparte la sintomatología motora con otra obsesiva- compulsiva mucho más cerca de los síntomas que manejan habitualmente los psiquiatras. En resumen podemos decir que es la práctica lo que ha orientado un cierto grupo de síntomas y de trastornos a la neurología y otros a la psiquiatría, si bien determinadas enfermedades pueden ser atendidas por médicos de cualquiera de las dos especialidades.LA ENFERMEDAD: UN CONCEPTO CREADO POR EL HOMBREEl cerebro humano, el de cada hombre, tiene el maravilloso poder de la capacidad de abstracción. Ha sido capaz de observar que algunos hombres tenían una forma de enfermar similar a la de otros. Así fue capaz de ir creando una ciencia médica, al igual que otros hombres eran capaces de observar las leyes físicas que rigen el Universo.La enfermedad es sólo un concepto humano que es útil para transmitirnos los conocimientos de unos a otros. Sin esta capacidad de abstracción no habría posibilidad de aprender, ni de enseñar.Este mundo de la ciencia, fruto de la inteligencia humana, es el que Popper denomina el mundo 3, en contraposición al mundo 1 (físico) y al mundo 2 (subjetivo o psicológico). Este mundo 3 tiene la capacidad de modificar el mundo 1. Para ello pensemos que gracias a esta capacidad humana, se ha llegado al descubrimiento de los antibióticos y su aplicación en el tratamiento de la meningitis de un paciente concreto. En caso de que no se hubiese aplicado, este enfermo hubiera fallecido.Colaboración: Dr. Santiago SanfilippoCENER (Centro de Neurología y Recuperación Psicofísica) 2ª Parte
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