1909
Crónica urbana de 1909
Interesante pincelada, relato del cronista de “EL DEBATE” publicado el viernes 23 de julio de 1909, que muestra la realidad ciudadana de ese momento; y presenta la curiosidad de revelarnos la verdadera causa del problema de inundación que sufrió la calle Victoria durante décadas en días lluviosos, origen de tantas anécdotas sobre su cruce.-
Gualeguay ha adelantado mucho, dice el cronista de "EL DEBATE" en 1909, al transitar las calles del radio céntrico. Pero, si se salía -señala- es fácil figurarse que la ilusión, si bien no se desvanece, mucho no se aminora; sobre todo si el paseo era efectuado días después de haber llovido. Casi todo el vecindario que se había dado cita en el "field" (como se denominaba el campo de juego en esa época) de la Sociedad Rural (actual Centro de Educación Física) el domingo 18 de julio para presenciar por la noche, un match de fútbol entre un equipo de Paraná y otro local, pudieron ver el estado de las calles, fuera del empedrado y de la falta de veredas; pues en la calle que da entrada a dicho local había unos conatos de ellas (Interesante hubiese sido dilucidar cómo se resolvió en la fría noche de ese invierno el tema de la iluminación del lugar, siempre escasa por esos años en Gualeguay). Por las otras calles, por donde los cocheros tomaban buscando los puntos más altos y con menos pantanos, faltaban en absoluto, viéndose a las familias con sus trajes domingueros paradas entre el barro. Y ese espectáculo no sólo se veía en ese lado, pues en cualquiera de los extremos del pueblo era idéntico; no sabiéndose qué admirar más, si la desidia de los propietarios o de la autoridad edilicia. Sin embargo el Municipio tenía momentos de gran energía que demostraban su espíritu de equidad y de progreso; para lo cual bastaba con señalar los siguientes casos concretos: en la calle Salta, esquina Suipacha (hoy 3 de Febrero) existía un terreno que la Comuna le había hecho construir una pared y vereda; para cuyo cobro lo sacó más tarde a remate. Lindero a éste estaba el terreno y finca propiedad de una de las sucesiones más ricas de Gualeguay, la cual no sólo no tenía veredas sino que también era un despeñadero, capaz de romper la crisma a cualquiera si sucediera que con los propietarios no se tomaran medidas de rigor. En la misma calle Suipacha, dos cuadras más al oeste, un vecino compró un terreno al que le hizo construir su correspondiente pared y vereda; dos meses más tarde fue citado a la Municipalidad y se lo notificó si no hacía revocar la misma. Era Ordenanza, y la persona no tuvo más que argüir, de no ser porque enfrente mismo de la casa y el terreno que compró no existiera otro, al que tomó como una burla, careciendo de pared y vereda, como se encontraba, las autoridades no procedieron contra su dueño. A continuación destaca un detalle que nos revela el verdadero problema de la calle Victoria por décadas. Dice que hacía años, cuando se había realizado el empedrado de la calle Gral. Urquiza, en su extremo este, la Municipalidad -mal asesorada- según personas entendidas en el tema, hizo que el desagüe de las calles de norte a sur fuera todo por calle Victoria, la que al efecto sufrió un desmonte enorme, formándose así una especie de arroyo en tiempos de lluvia, con gran detrimento para el vecindario. A principios de la administración comunal de entonces, un vecino que hizo construir un aljibe en su casa decidió echar al arroyo la tierra que se extraía, comentando que el agua se la llevaría; lo que en efecto sucedió, no sin antes haber convertido todo aquello en un tremendo lodazal, imposible de ser descripto. El ejemplo estuvo dado y no se tardó en imitarlo; siguió echándose tierra, escombros, troncos de árboles, con el resultado que era de preverse. Detenía la corriente de agua y de ahí provenían conflictos entre los vecinos, quienes se achacaban unos a otros por el estado de tales cosas. Por fin, uno de ellos había requerido el concurso municipal, que brilló por su ausencia. Después de reclamos se puso a disposición de un particular toda una cuadrilla de empleados municipales, con sus correspondientes guardas y comisarios inspectores, para que solucionasen el problema, delegando el mando en alguien que como era de preverse hizo primar su interés privado, poniendo oídos de mercader a las indicaciones que se le hicieron de parte de quienes se sentían perjudicados, que tampoco fueron atendidos en la solicitud que le hicieran al Presidente del Municipio. El artículo en cuestión fue objeto de réplicas y contrarréplicas publicadas por "EL DEBATE" conforme su tradicional respeto por la libre expresión. También proliferaban los perros en las calles gualeguayenses. Por eso el 30 de julio relata que desde mucho tiempo atrás, no se veían deambular por las calles la gran cantidad de perros que se estaban observando. En una casa de la calle San José (actual S. Gianello) hacia el norte del Mercado Modelo, existía un gran mastín que gozaba de entera libertad y que tenía atemorizados a todos los vecinos y a cualquier persona que acertaba en pasar por allí. Se sabía que la Municipalidad tenía conocimiento de este tema pero nada hacía para solucionarlo. La prensa aseguraba que semejante perro sólo podía habitar la selva de Montiel y no una ciudad civilizada del sur entrerriano...
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