Inseguridad y carestía de vida, preocupaciones de 1914
Con motivo del fallecimiento del Profesor Claudio Piaggio, colaborador de esta página, continuaremos publicando en este espacio aquellas notas de su autoría que nos han resultado más relevantes. Lectores, si ustedes prefieren que volvamos a publicar un nota en especial pueden solicitarla por teléfono al (03444) 42 3115 // 42 2118 o vía mail a [email protected], las publicaremos hasta fin de año.
Diversos aspectos de la vida de hace cien años en Gualeguay son motivo de quejas fundadas y señaladas críticas por parte de la prensa local. Se registraban hechos delictivos y de sangre; y el alza de precios ponía de manifiesto la poca o nula acción de las autoridades; también se reflejaba en la falta de solución al problema de las calles y el barro.- El 28 de agosto de 1914 "EL DEBATE" formula cargos hacia la falta de más policía. Marcaba que a pesar de la crisis que se atravesaba y la consiguiente falta de recursos, era notable el recrudecimiento del juego en la ciudad. Las crujías, como se las llamaba, rebosaban de concurrencia, entre la que se veían menores de edad sin que la policía hiciese algo por evitarlo. Con este incremento del juego se daba un aumento considerable en la cantidad de robos; pero a pesar de todo, la policía seguía impasible, imperturbable, haciendo la vista gorda ante estos hechos y sin tratar de ponerles remedio. Los disparos de armas de fuego y los hechos de sangre se sucedían y ya eran tan comunes que no pasaba día en que no se produjesen. "Se hace necesaria una batida policial, siquiera fuera por respeto a la tradicional cultura de esta pueblo! De lo contrario se nos confirmará que ella no existe sino solamente de nombre", reclama el artículo. El mismo día destaca la preocupación de otros municipios por la suerte de sus respectivos vecindarios con motivo del alza experimentado por los productos de primera necesidad, procurando impedir esto por medio de diversos actos, ya sea con ferias francas, municipalización de la venta de la carne, etc. En Gualeguay, dice "EL DEBATE", las autoridades se habían desobligado por completo de su deber de presencia y acción cerca de los comerciantes y factores del abastecimiento de los consumos, dejando hacer y dejando pasar al diapasón de los extravíos del pánico o el egoísmo de los carniceros y demás suministradores de los comestibles indispensables. En la mayoría de las localidades de la Provincia y fuera de ella, era notable el interés por la suerte de los vecindarios con motivo del alza, mientras en nuestra ciudad el pueblo permanecía abandonado, según la óptica periodística, bajo los rigores de la desocupación y de la carestía de vida, por parte de quienes insumían la renta comunal para el regodeo de un "circulito de preferidos" (sic). Mientras tanto, la Municipalidad -por boca de su Intendente- pregonaba la falta de recursos para acometer la realización de medidas salvadoras reclamadas por la gravedad del momento y la ejecución de los servicios públicos más indispensables; pero se comprometía la situación financiera de la repartición en $ 1.200 para adquirir una "caja de fierro", innecesaria a todas luces. La noticia es del 9 de septiembre. En el entierro verificado en la mañana de ese día, había quedado empantanada la carroza fúnebre con cuatro caballos, debiéndose trasladar el cadáver a pulso a través de propiedades y alambradas. Los acompañantes también tuvieron que hacer lo propio, porque de lo contrario hubieran corrido la misma suerte de la carroza. Días antes, se había sabido el accidente ocurrido a don Alejandro Rubio, con un coche de alquiler, cuando se le ahogó un caballo en los pantanos formados en la calle del cementerio. Y en la calle de la Estación Gualeguay-Tala (o sea la actual Belgrano) cinco coches quedaron empantanados, viéndose obligados los pasajeros a llegar a pie a la ciudad. El secretario de la Sociedad Pro-Intereses Departamentales hubo de comunicar el hecho a la Administración de Ferrocarriles mediante telegrama.-Publicado por primera vez el 16 de marzo de 2014
