Entre Ríos
Preocupación en Entre Ríos: uno de cada tres estudiantes primarios sufre bullying o ciberbullying

Un reciente informe sobre el clima escolar en las escuelas primarias argentinas reveló que el 35% de los estudiantes de sexto grado en Entre Ríos fue víctima de bullying o ciberbullying, una cifra que se encuentra en línea con la media nacional. Los datos surgen del estudio “Desafíos de convivencia en la escuela primaria: discriminación y conflictos entre pares”, elaborado por Argentinos por la Educación en base a las respuestas de la prueba Aprender 2023.
A nivel nacional, el panorama no es más alentador: el 63% de los estudiantes de 6° grado dijo haber sufrido algún tipo de agresión, y el 36% manifestó haber sido discriminado dentro del ámbito escolar. Los motivos más frecuentes de discriminación, según expresaron los propios alumnos, son el aspecto físico, los gustos e intereses personales, y la orientación sexual o identidad de género.
Pese a que la mayoría de los niños y niñas afirma tener amigos (99%) y sentirse cómodos con el personal docente y no docente (94%), el informe advierte que la experiencia escolar está lejos de ser homogénea. Más de la mitad (56%) reconoció haberse sentido excluida alguna vez; un 40%, incómoda o fuera de lugar; y un 36%, sola.
Además, seis de cada diez estudiantes dijeron haber presenciado situaciones de agresión entre compañeros en el último año, y un 34% admitió haber agredido a otro alumno o alumna.
La violencia en las escuelas, según el relevamiento, abarca desde amenazas hasta robos, agresiones físicas y verbales, tanto en los establecimientos educativos como en redes sociales.
En cuanto a las respuestas institucionales frente a estos hechos, el estudio indica que las escuelas suelen recurrir a intervenciones tradicionales como la actuación directa del personal docente o directivo y la posterior comunicación con las familias. Sin embargo, las autoras del informe advierten que estas medidas, aunque necesarias, resultan insuficientes si no se abordan las causas estructurales del problema.
“Hay margen para mejorar, especialmente a través de enfoques más integrales y preventivos que involucren activamente a docentes, estudiantes y familias”, destacó Belén Sidders, coautora del informe y responsable de políticas en Innovations for Poverty Action (IPA).
La evidencia sugiere que las prácticas más eficaces para mejorar la convivencia escolar incluyen el fortalecimiento de vínculos, programas socioemocionales, actividad física estructurada y espacios de diálogo. No obstante, estas estrategias todavía son poco frecuentes en las escuelas primarias del país.
Desde el Observatorio de la Convivencia Escolar de la Universidad Católica Argentina (UCA), su director Alejandro Castro Santander propone un cambio de paradigma: “Argentina debe avanzar hacia un modelo que considere a cada aula como una ‘pequeña república’, donde todas las voces sean escuchadas y las diferencias sean vistas como una riqueza”.
Para ello, el especialista propone incluir habilidades socioafectivas —como la empatía, la regulación emocional y la resolución pacífica de conflictos— al mismo nivel que las materias tradicionales. Además, recomienda la aplicación de prácticas restaurativas, como círculos de diálogo y proyectos colaborativos, que permitan transformar las sanciones en oportunidades de aprendizaje y crecimiento colectivo.