Papa
Una monja de Larroque fue testigo del histórico anuncio del Papa León XIV en el Vaticano
Lucía De Luca, Superiora General de las Hermanas Mercedarias del Niño Jesús, vivió desde Roma el fallecimiento del Papa Francisco y la elección de su sucesor, en un viaje marcado por la fe y la emoción.
La religiosa entrerriana Lucía De Luca, oriunda de Larroque y actual Superiora General de las Hermanas Terceras Mercedarias del Niño Jesús, fue testigo privilegiada de un momento trascendental para la Iglesia Católica: la muerte del Papa Francisco y la elección del nuevo Pontífice, León XIV. Desde Roma, compartió un testimonio profundo y conmovedor sobre esta experiencia inolvidable.
Todo comenzó el pasado 21 de abril, cuando se conoció la triste noticia del fallecimiento del Papa Francisco. Para Lucía, fue un impacto inesperado. "Apenas días antes lo habíamos visto bendiciendo a los fieles, caminando entre la gente. Fue una sorpresa", recordó, aunque también habló de un sentimiento de gratitud por un pontificado marcado por la cercanía a los más pobres. "Un gesto que guardaremos en el corazón, una bendición para todos", expresó.
El 4 de mayo, con el corazón aún conmovido, Lucía viajó a Roma para participar en la Asamblea de la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), un evento que reúne cada tres años a religiosas de todo el mundo. Lo que no imaginaba era que sería testigo directo del Cónclave. “Nos dimos cuenta de que podríamos estar para las primeras fumatas… y soñábamos con presenciar la fumata blanca”, contó.
La Asamblea comenzó el 5 de mayo bajo el lema “Vida religiosa, una esperanza que transforma”, y reunió a más de 950 religiosas de diversos continentes. Lucía describió el encuentro como “una experiencia de sinodalidad y comunión en la diversidad”.
El 7 de mayo, junto a dos hermanas, madrugó para ir a la Plaza San Pedro, donde rezaron ante la tumba del Papa Francisco antes de esperar la señal del Cónclave. Esa noche, tras tres horas de espera, apareció la primera fumata negra. “Nos volvimos emocionadas por haber estado ahí junto a personas de todo el mundo”, relató.
La emoción llegó al día siguiente. Durante la tarde del 8 de mayo, poco antes de las 19, una fumata blanca se elevó sobre el cielo de Roma, y la multitud estalló en júbilo. “Empezamos a cantar, a dar gracias a Dios, y salimos enseguida hacia la plaza”, narró Lucía, aún conmovida.
El trayecto hacia San Pedro fue inolvidable. “Era impresionante ver cómo llegaba gente por todos lados. Todas las edades, todos los colores, todas las culturas… todos queriendo saber quién sería el nuevo Papa”, recordó.
Finalmente, en medio de una multitud eufórica, la voz del cardenal protodiácono Dominique Mamberti anunció en latín el nombre del nuevo Pontífice: Robert Prevost, quien adoptó el nombre de León XIV.
Lucía no duda en calificar la experiencia como una bendición: “Nunca imaginamos que esto sucedería. El encuentro en Roma estaba planificado desde hacía un año… fue la Providencia de Dios la que nos trajo hasta aquí justo en este momento”. Y concluyó con palabras de fe: “Dios siempre nos sorprende y se hace presente de mil maneras. Esta fue muy especial. Mi corazón está lleno de gratitud por haber vivido algo tan único”.( con información de acción Larroque)