Inundaciones, modelos de país, responsabilidades y análisis político
El arquitecto y urbanista ecuatoriano Fernando Carrión Mena expresó lo siguiente: “la ciudad fue la primera forma de participación ciudadana y es el espacio público por excelencia. Por ello las urbes se han convertido en los lugares emblemáticos de reivindicación social y expresión política: en México, para convertirse en un movimiento nacional, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) tuvo que salir de Chiapas y recorrer varias ciudades, hasta finalmente llegar al Zócalo.
En primer lugar, la polis, es decir el espacio de la participación y la democracia que busca representar al colectivo social en la satisfacción de los derechos políticos, sociales, culturales y económicos propios de la ciudadanía. Luego, la urbe, como el espacio diferenciado de lo rural que representa la inserción del ciudadano en la ciudad, porque es aquí donde se construyen los derechos sociales.Y por último la civitas, como el espacio que construye una comunidad de sentido, porque representa el derecho que tiene la población a la identidad y la representación. Eso es, en suma, la ciudad: el espacio donde nacen y se ejercen los derechos y deberes de ciudadanía, y donde el ciudadano se constituye como el elemento esencial de la vida social". Asimismo y en complemento a este excelso análisis, la ciudad desde un término estrictamente político, es el escenario perfecto para que los diversos funcionarios con intereses electorales expongan y ensayen los modelos políticos con los cuales se sienten más a gusto para desarrollar sus gestiones gubernamentales. Es así que las trágicas inundaciones ocurridas durante esta semana en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la localidad de La Plata no deben encasillarse en un tema que solo involucra a los porteños y bonaerenses. Por el contrario, debemos otorgarle a este suceso una observación reflexiva con perspectiva nacional y federal en relación a los comicios legislativos que se aproximan en este año y posteriormente en las elecciones presidenciales del 2015, dado que el Macrismo y el Sciolismo, como fuerzas políticas alternativas al Kirchnerismo (Scioli es aún una incógnita aunque hay indicios e intereses que intentan ubicarlo en esa posición), son plausibles a estar presentes. Entonces, el interrogante sería el siguiente: ¿que modelo de país queremos? Carrión Mena expone lo siguiente: "Las ciudades latinoamericanas están cambiando. De la ciudad frontera, con una lógica de urbanización basada en la expansión de las periferias y la metropolización industrial, se ha pasado a una ciudad en red, resultado de la globalización, la reforma del Estado y los cambios demográficos. En este nuevo contexto, se perciben en la región dos modelos políticos de gobierno de la ciudad: el de la ciudad empresarial privada, que recurre al mercado para inyectarle eficiencia a la gestión urbana, y el de la ciudad inclusiva, basada en una revalorización del espacio público y la promoción de derechos. La exitosa experiencia de algunas fuerzas de izquierda demuestra que es posible una perspectiva distinta de gestión de la ciudad". Estas apreciaciones del arquitecto y urbanista ecuatoriano nos permiten encuadrar, claramente, a la gestión de Macri en la lógica empresarial hija pródiga del neoliberalismo de antaño. Lógica en donde el elitismo, el endeudamiento, el capital privado por sobre el estatal, el aumento sideral del transporte público y los impuestos en detrimento de las clases más humildes, la estetización de su opaca política y la ineficiencia en su gestión tiñen de mediocridad al actual Jefe de Gobierno de la CABA. Asimismo, la mentira en él configura todo un modelo de la "no política" o al menos, una mala comprensión de ésta como herramienta para gobernar en pos del bienestar de los ciudadanos que legítimamente le han otorgado el poder para que procure por el bien común. En uno de los discursos que brindó para justificar su inoperancia explicó que el Gobierno Nacional puso trabas para que no se ejecutasen las obras que hubieran evitado las inundaciones. Esto es totalmente falaz ya que hace un mes la justicia aprobó una cautelar presentada por el bloque Frente Nuevo Encuentro ordenando hacer las obras en el Barrio Mitre (una de las zonas porteñas más afectadas por este desastre climatológico). Por otra parte, quiero aclarar que mi intención en el presente artículo no es plantear al Kirchnerismo como la contracara positiva del Macrismo ni mucho menos dado que el FPV tiene cuestiones con las cuales disiento profundamente (por citar algunas: la no actualización del impuesto a las ganancias, el no control a las multinacionales cerealeras, los negociados con las mineras como la Barrick Gold, la parsimonia ante los grupos concentrados que conforman monopolios y oligopolios en los mercados de bienes e insumos que participan en las cadenas de producción provocando una de las aristas que generan la alta inflación, el manejo poco equitativo de los términos y mecanismos de coparticipación, los sospechosos casos de corrupción que no logran esclarecerse, la inseguridad, entre otras). Además, esa pretensión indicaría una alineación con los medios propagandísticos K, cuyo principal objetivo es utilizar toda esta situación para sacar un rédito político de cara a las próximas elecciones ubicando al Jefe de Gobierno porteño como un chivo expiatorio para ensuciarlo políticamente y así "sacarlo del juego" como posible contendiente electoral. Lo que intentó hacer mediante este escrito es plantear que Macri no es una alternativa certera para solucionar los problemas que el oficialismo actual no puede resolver. Él sería una vuelta atrás hacia la década neoliberal de 1990. De igual manera, tampoco debemos dejarnos engañar por la propaganda K y creer que todo el panorama político nacional de cara a las próximas elecciones gira entorno a un partidismo sin sustento real entre Macrismo y Kirchnerismo, siendo este último lo bueno y el otro lo malo. Nuestras decisiones como ciudadanos no pueden estar sujetas únicamente a los intereses de esos dos bloques de poder en disputa. En este artículo no puedo dejar de mencionar a Daniel Scioli (como ya dije, plausible candidato presidencial en el 2015). El Gobernador de la Provincia de Buenos Aires tiene responsabilidades por lo que pasó en La Plata. Jamás se llevaron adelante las obras que hubieran permitido aliviar la tragedia de estas horas pese a que él las había anunciado con bombos y platillos anticipando que se pondría en marcha en aquella ciudad "un plan director de desagües pluviales" con la ayuda de Nación. Corría durante esos días un documento que hacia hincapié en las cuencas de los arroyos del Gato y Pereyra, al que nadie finalmente le prestó atención. El mandatario bonaerense quiso hacer explícito su "compromiso" tras reunirse con la ministra de Infraestructura de la provincia y Pablo Bruera, el Intendente platense. Sin embargo, nada pasó. Una semana antes había ocurrido una inundación parecida a esta última, aunque sin la inmensa y trágica adversidad que se vivió en estos días. En este contexto, el hecho de que el actual Gobernador de la Provincia de Buenos Aires posea el récord de inversión en publicidad de su propia gestión es importante para entender la desidia política que formo parte del triste conjunto de elementos que provocaron la terrible desdicha de esta semana. Para finalizar quiero expresar mi entendimiento acerca de que puede resultar chocante que hable en términos políticos de una hecatombe climatológica sumamente trágica que se llevo la vida de muchas personas. No obstante, la justificación de esta perspectiva aplicada en el artículo de hoy se basa en el hecho de que todo lo que sucede en el cotidiano argentino está atravesado por una matriz política. Y es aquí donde cobra importancia entender sobre este tema. Lo que hacemos, proyectamos e inclusive soñamos, depende de muchas cosas, la política es una de ellas. Por ende, el análisis de esta índole es requerido para comprender la complejización de los acontecimientos que nos tocan vivir. Nada escapa al campo político. Éste es intrínseco a todas las realidades del día a día. Como pueblo debemos, según creo yo, entender este entorno y no caer en la pasividad civil. La cual es cómplice y secuaz de la inutilidad que deriva en tragedias como las inundaciones que muchos ciudadanos, lamentablemente, tuvieron que experimentar.Julián Lazo Stegeman
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