Inflación
¿La inflación nacional y popular?
La inflación de precios minoristas alcanzó en enero al 3,9%, el indicador más alto desde abril del año anterior, con una fuerte suba del 4,9 en la canasta de alimentos y bebidas.
El alza del costo de vida trepó al 50,7% interanual, nivel que se mantiene desde junio del año anterior. El 3,9% de aumento de los precios minoristas de enero fue el más alto desde el 4,1% de abril último. El Índice de Precios al Consumidor que difundió el INDEC esta semana registra una inflación mensual superior al 3% en los últimos nueve meses, con excepción de agosto y noviembre del año anterior, cuando el indicador fue del 2,5% (Fuente: El Cronista www.cronista.com).
Entre chicanas y politiquería barata, el Gobierno Nacional sigue sin encontrar un plan económico para ordenar la macro. En este punto, parece no haber ningún tipo de estrategia eficaz para evitar que el alimento de los argentinos sea cada vez más caro mes a mes.
No se puede hablar de gobierno popular cuando a los sectores más humildes les cuesta llegar cada vez más a fin de mes. Los salarios están sobrepasados por el índice de inflación y al oficialismo parece no importarle.
Los justificadores de estos gobernantes ya no saben qué malabares más idear para argumentar a favor de las medidas que se están tomando para solucionar la inflación. Sin lugar a dudas son un fracaso y se observan sus resultados, lamentablemente, en la mesa de los sectores más postergado de nuestro país.
Ante esta desidia gubernamental para enfrentar el desorden inflacionario, es tiempo de accionar. Se necesitan planes económicos serios para resolverla. Es inconcebible seguir con unos datos de inflación de este tenor. Es imposible que la economía nacional crezca de esta manera. Ningún país lo ha hecho así y ninguno lo hará. Es tiempo de dejar de pensar en la “excepción argentina”.
En fin, debe quedar claro que un aumento del índice inflacionario es un alza en la pobreza y la indigencia. No son sólo números, son familias que ingresan en la marginalidad y complican el futuro de sus hijos. Este no puede ocurrir. Significa hundir a la Argentina en un porvenir sin crecimiento y para nada próspero con generaciones sin posibilidades a nada. Pareciera ser que los gobernantes de turno no observasen estás implicancias en los años venideros. Mientras tanto, el país en general y los sectores más humildes en particular siguen experimentando los avatares de una clase política y una macroeconomía que no brinda ni la más mínima respuesta.
Julián Lazo Stegeman