La libertad de expresión y los bloques de poder
La libertad de expresión forma parte de los derechos humanos de los individuos y está resguardada por la Declaración Universal de 1948 y las legislaciones de los distintos Estados con sistemas democráticos.
Esta noción expone que todas las personas tienen derecho a expresarse sin ser hostigados por lo que opinan. Constituye la posibilidad de efectuar investigaciones, acceder a la información y de transmitirla sin obstáculos. No obstante, el derecho a la libertad de expresión no es absoluto. La legislación suele prohibir que una persona promueva la violencia o incite al delito, que haga una apología de la discriminación y el odio o que promulgue una guerra. En un país con esta libertad, no se puede vociferar a favordel rechazo racial o impulsar asesinatos ni otros hechos violentos.La expresión no debe ser sometida a la censuraprevia. Sin embargo, puede reglamentarse a partir de la responsabilidad ulterior.Generalmente, sus límites se encuentran cuando se sobrepasan otros derechos y muchas veces también, en las moralidades de cada ser humano (aunque esto es sumamente subjetivo de cada persona). La libertad de expresión está vinculada a la libertad de prensa, que es el garante para la transmisión de información a través de los medios de comunicación social sin que el Estado pueda ejercer un control sobre ellos.La "Convención Americana sobre Derechos Humanos" o "Pacto de San José de Costa Rica" de 1969 (incorporado a nuestra Constitución Nacional), en el Artículo 13 señala lo siguiente:"Libertad de pensamiento y de expresión.1. Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento y de expresión. Este derecho comprende la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin consideraciones de fronteras, ya sea oralmente, por escrito o en forma impresa o artística, o por cualquier otro procedimiento de su elección y gusto2. El ejercicio del derecho previsto en el inciso precedente no puede estar sujeto a previa censura, sino a responsabilidades ulteriores, las que deben estar expresamente fijadas por la ley y ser necesarias para asegurar:a) El respeto a los derechos o la reputación de los demás.b) La protección de la seguridad nacional, el orden público o la salud o la moral públicas.3. No se puede restringir el derecho de expresión por vías o medios indirectos, tales como el abuso de controles oficiales o particulares de papel para periódicos, de frecuencias radioeléctricas o de enseres y aparatos usados en la difusión de información o por otros medios encaminados a impedir la comunicación y la circulación de ideas y opiniones.4. Los espectáculos públicos pueden ser sometidos por la ley a censura previa con el exclusivo objeto de regular el acceso a ellos para la protección moral de la infancia y la adolescencia, sin perjuicio de lo establecido en el inciso 2.5. Estará prohibida por la ley toda propaganda en favor de la guerra y toda apología del odio nacional, racial o religioso que constituyan incitaciones a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas, por ningún motivo, inclusive los de raza, color, religión u origen nacional". Más allá de estas importantes cuestiones teóricas, es imprescindible mencionar que cuando la libertad de expresión ingresa en el seno de las sociedades capitalistas actuales, los distintos bloques de poder dominantes intentan frecuentemente apropiarse de dicho concepto para utilizarlo en su beneficio. Esto es lo que sucede actualmente en nuestro país, en medio del enfrentamiento cultural que llevan adelante el Kirchnerismo y el Grupo Clarín, duelo que tiene por objetivo la hegemonía política, social y económica de la República Argentina. Por un lado, el oficialismo intenta terminar con el régimen mediático que ha consagrado al multimedios a lo largo de todos estos años, a través de muchos negociados (inclusive durante la última dictadura militar), convirtiéndose en el oligopolio más fuerte del país. Para esto, el Gobierno ha utilizado varios mecanismos, el más significativo de ellos es la famosa Ley de Medios (bastante legítima en muchos de sus artículos pero con márgenes dudosos y cuestionables en otros). Por otra parte, el grupo mediático más importante de los últimos años, intenta seguir con su gran poder en los medios para continuar influyendo en el rumbo del país. De este modo, no piensa perder terreno que pueda repercutir negativamente en sus intereses. En este marco es donde debe situarse la actitud de ciertos políticos que intentan favorecer a esta corporación como Mauricio Macri, que a cambio de estos favores, recibe un manto de protección de su figura en los medios. Asimismo,ciertos programas oficialistas que suelen vanagloriarse por sus miradas cien por ciento críticas, conforman todo un entramada mediático usado por el Kirchnerismo a modo de "caballo de guerra" para disputarle el campo de los medios a Clarín. Es decir, que la TV Pública ha dejado de ser el canal del Estado para ser la programación partidaria kirchnerista. Así se observa como estos dos bloques de poder en disputa, se atacan mutuamente con el agravio de que perjudican la libertad de expresión. Dejando en claro como cada uno se adjudica esta noción a su favor, sin importarles de lleno la calidad y jerarquía que este derecho de verdad posee. Todos los debates que se arman en torno a este tema, en realidad giran a ver quién está más capacitado para apoderarse de la hegemonía del país, es decir, de los mecanismos generadores de sentido en la población. Polemizar sobre este primordial derecho es para estos bloques dominantes una lucha para apropiarse de, como ya mencioné, los dispositivos culturales, económicos, sociales y políticos de Argentina. Como ciudadanos debemos estar atentos y no dejar que estas contiendas por el poderío nacional nos engañen y perjudiquen el derecho a la libertad de expresión. Julián Lazo Stegeman
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